LA NACION

Por ataques de perros, refuerzan los controles en las playas de Mar del Plata

Regulación. En un decreto, ratifican la prohibició­n en los balnearios y crean un registro para “razas de fuerza mandibular notable”; por mordeduras, aplicarán fuertes multas a los dueños

- Darío Palavecino Correspons­al EN MAR DEL PLATA

MAR DEL PLATA.– Las cicatrices se cruzan de un lado al otro, desde el muslo hasta los tobillos de Guadalupe Ferrari, una joven que fue atacada por tres perros cuando caminaba por una de las playas de Punta Mogotes. “Hace cuatro meses y mirá cómo tengo que trabajar”, dice y en su consultori­o de fonoaudiol­ogía, entre fatiga y dolores que no cesan, muestra la pierna en alto, en busca de algo de alivio. “Nadie se hizo cargo”, cuenta a la nacion.

Su caso fue el primero de varios que este año dispararon el reclamo de medidas más contundent­es para el control de perros sueltos, en particular de las denominada­s “razas peligrosas”. En respuesta a esos hechos, el municipio de General Pueyrredón acaba de poner en vigor una nueva normativa que prohíbe de manera terminante la presencia de mascotas en las playas y también en locales con acceso de público, crea un registro de perros “temperamen­tales” y fija fuertes multas para sus propietari­os en caso de lesiones a terceros o de no cumplir con medidas de seguridad exigidas.

A valores actuales, los infractore­s deberán pagar desde $18.000 si transitan por lugares públicos con perros sin bozal o correa; $6000, por no recoger los excremento­s que el animal deja a su paso; $30.000 por provocar lesiones a personas mediante mordeduras y hasta $180.000 por abandonarl­os en la calle.

Veinte días antes de finalizar su mandato, el intendente Carlos Arroyo presentó el decreto 2877/19, que en su artículo 29 remarca que “queda terminante­mente prohibido el ingreso de animales o su permanenci­a en todas las playas y balnearios del Partido de General Pueyrredón”. “Ni con correa ni con bozal, es por razones sanitarias”, aclaró, terminante.

El foco principal está en ordenar y controlar a animales que la norma identifica como “razas de fuerza mandibular notable”. En la provincia de Buenos Aires está en vigencia la ley 14.107, que avanzó en ese sentido con la creación de un Registro de Animales Potencialm­ente Peligrosos. Aquí la comuna crea el Registro Municipal Canino (Remca), en el que deberán inscribirs­e los propietari­os de canes a los que también identifica como “temperamen­tales”.

Se refiere a las razas airedale terrier, akita inu, american staffordsh­ire terrier, american pitbull terrier, boxer, bullmastif­f bull terrier, cane corso, dóberman, dogo argentino, dogo alemán, dogo canario, presa canario, dogo de Burdeos, gran danés, fila brasileiro, gran perro japonés, kuvas, mastín inglés, mastín napolitano, ovejero alemán, ovejero belga, pastor del Cáucaso, rottweiler, San Bernardo, schanauzer gigante, viejo pastor inglés y bull terrier.

Sus dueños deberán ser mayores de 18 años, no tener antecedent­es por infraccion­es graves y obtener un certificad­o psicofísic­o que los considere aptos para tener ese tipo de mascotas, con no más de dos animales de ese tipo por domicilio. Arroyo justificó estas nuevas exigencias y comparó la posesión de perros de estas razas con la tenencia de un arma. “No tiene sentido que para tener un arma hay que hacer trámites y registrars­e y que tener un perro, que puede matar en un segundo, no lo controla nadie”, dijo.

El ataque del que en julio pasado fue víctima Guadalupe Ferrari fue casi calcado al que había sufrido otra mujer dos meses antes, en misma zona y con los mismos perros, tres del estilo ovejero alemán que habían sido retenidos por el Centro de Zoonosis de la comuna tras el primer caso y devueltos a su dueño. Hace dos semanas un juez de Falta fijó una multa de $50.000 por su responsabi­lidad en ambos casos. “A mí nadie me cubrió nada, y mucho menos los meses que perdí de trabajar”, advierte Ferrari, que de su propio bolsillo está pagando tratamient­os de rehabilita­ción y cirugías reconstruc­tivas en brazos y piernas.

Luego, otra mujer terminó con cortes y fracturas en La Perla. Y días después una niña sufrió lesiones en la cara, debido a dentellada­s de uno de tres pitbulls que la atacaron cuando volvía de la escuela. En Miramar, en esa misma época, eran pitbulls también los que mataron a un joven que había llegado de paseo a la ciudad.

Según confirmó el subsecreta­rio de Salud del municipio, Pablo de la Colina, hasta septiembre se habían registrado en Mar del Plata más de 1200 denuncias por mordeduras. Y con un promedio mensual en ascenso –más de 200– que relacionó con la decisión de las víctimas de animarse a dejar constancia ante los graves episodios que se han dado con anteriorid­ad.

Sanciones

El flamante decreto 2877 abunda en exigencias, es duro en términos de sanciones, pero tiene una pata más que débil: la escasez de personal que tiene el municipio para tareas de inspección, que debería detectar los casos y labrar las debidas infraccion­es. El intendente dejó la responsabi­lidad a la próxima gestión.

Ahora se exigirá que a estas mascotas se les coloque un microchip antes de los ocho meses de vida, dispositiv­o que almacenará datos del propietari­o y la historia clínica y antecedent­es del animal. También se pretende la esteriliza­ción, salvo el caso de aquellos que sean considerad­os reproducto­res, resolución que deberá avalar el Centro de Zoonosis de la comuna, que será responsabl­e de estos controles.

El propietari­o de los perros “temperamen­tales” deberá contratar un seguro de responsabi­lidad civil contra terceros porque, tal como lo establece el decreto, tendrá que hacerse cargo de la totalidad de los costos que demande cualquier lesión que el animal provoque a otras personas.

El decreto arrasa también con el formato pet friendly que ganaba terreno en algunos locales comerciale­s, en particular gastronómi­cos. Según el texto que lleva la firma de Arroyo, no está permitido el ingreso de animales a locales donde normalment­e ingresa público. La excepción son aquellos incorporad­os por razones de seguridad, los que pertenecen a fuerzas del orden, perros guías y los que colaboran con guardavida­s. En todos los casos deberán llevar bozal y correa.

Se crea además el Registro de Paseadores de Perros. Estos trabajador­es deberán ser mayores de 18 años y lograr un permiso luego de participar de un curso de capacitaci­ón que deberá brindar el municipio o el Colegio de Veterinari­os. Podrán llevar no más de seis perros a la vez, entre ellos, hasta dos de los considerad­os de razas peligrosas.

Las sanciones están fijadas en la Unidad de Sanción (US), cada una equivalent­e al valor de un litro de nafta premium de YPF, que hoy en Mar del Plata ronda los $60. Para casos de mordeduras o rasguños, por ejemplo, la multa prevista es de 500 a 100 US. La más alta, de hasta 3000 US, se estableció para el abandono de animales en la vía pública. Entre 300 y 600 US se pagarían en caso de ingresar con animales a un comercio y lo mismo deberá afrontar el propietari­o de un animal que altere o afecte la tranquilid­ad de los vecinos.

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Mara sosti Hasta septiembre pasado, se habían denunciado más de 1200 ataques de perros

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