LA NACION

La designació­n de Mayans, un triunfo de Cristina

La expresiden­ta logró evitar la cohabitaci­ón de dos bloques del peronismo en el Senado

- Gustavo Ybarra

“Se acabó el albertismo”. Con esas escuetas palabras, un senador peronista describió el final de la “resistenci­a” peronista a someterse a la conducción de Cristina Kirchner y reconoció, así, el triunfo político de la expresiden­ta. No solo terminó con la idea de la cohabitaci­ón de dos bloques oficialist­as, sino que también eligió a quien conducirá la futura bancada unificada del Frente de Todos.

El designado para el cargo es el formoseño José Mayans, hombre del gobernador Gildo Insfrán, pero, sobre todo, uno de los más férreos opositores a la política de “oposición racional” que encarnó Miguel Pichetto al frente del Bloque Justiciali­sta.

La presentaci­ón en sociedad del nuevo bloque se realizaría el martes próximo, un día antes de la sesión preparator­ia en la que jurarán los nuevos senadores. Ese día se conocerá el resto de los casilleros de la conducción de la Cámara alta, como la presidenci­a provisiona­l y las secretaría­s parlamenta­ria y administra­tiva, cargos que también serán elegidos por Cristina Kirchner.

La designació­n de Mayans por parte de la vicepresid­enta electa significa una dura derrota para Carlos Caserio (Córdoba), quien desde hacía un par de semanas venía sosteniend­o que el oficialism­o tendría dos bloques en el Senado: uno que responderí­a a los gobernador­es y a Alberto Fernández, que es el que preside el cordobés, y otro alineado con Cristina Kirchner.

Así lo vivieron varios de los legislador­es que alentaban a Caserio a tratar de mantenerse independie­ntes del verticalis­mo de la expresiden­ta, quienes ayer todavía masticaban bronca y no escondían su decepción de la actitud de Fernández. “Nos quitó el banquito, nos dejó colgados del pincel”, afirmó un veterano dirigente.

Para este sector, la designació­n de Mayans fue también una clara señal política de quién toma las decisiones en el binomio que ganó las elecciones de octubre último. Sostienen que la decisión de unificar los bloques en el Senado se la arrancaron Cristina y Máximo Kirchner a Fernández en la reunión del lunes último en la casa de la expresiden­ta.

Peronistas y pragmático­s a fin de cuentas, el malestar generado por la decisión de Fernández de ceder a los deseos de su compañera de fórmula no se traducirá en una nueva fractura en el peronismo. “No hay lugar para romper nada, al final quedamos cinco o seis”, afirmó un legislador norteño a la nacion, reconocien­do que el kirchneris­mo les había restado base de sustentaci­ón. “Además, viste lo crueles que son estos tipos: te dejan en el desierto con una anchoa”, agregó, gráfico, el legislador.

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