El arresto de cuatro comisarios destapó una red de vínculos con un jefe narco
Los policías detenidos ocuparon los principales puestos en la división antidrogas y están señalados como aliados de Esteban Alvarado, un traficante enfrentado con Los Monos
ROSARIO.– La complicidad de la alta jerarquía de la policía de Santa Fe con el narcotráfico quedó cristalizada otra vez con la detención de cuatro comisarios y subcomisarios que ocuparon cargos en el área de drogas peligrosas, involucrados con Esteban Alvarado, uno de los jefes del tráfico de estupefacientes, que a lo largo de la última década creció a la par de la caída de Los Monos, otra banda que entre sus filas tenía a ocho uniformados que fueron condenados en 2018.
Hasta ahora, la Justicia de Santa Fe avanzó sobre la connivencia entre el narcotráfico con sectores de la policía, pero nunca profundizó si detrás de esa relación había un engranaje político que daba garantías de impunidad a ese vínculo.
Uno de los puntos que explican losfrutosquedieronlascomplicidades que tejieron los jefes policiales con Esteban Alvarado es el tiempo –más de 10 años– en que este hombre, de 43 años, logró dominar, sin ser detenido, parte del negocio de las drogas ilícitas, donde la guerra por el territorio provocó una espiral de violencia en Rosario a partir de 2013, cuando la cifra de asesinatos trepó a 264 en un año. Como publicó la nacion el 26 de octubre pasado, Mauricio Laferrara, uno de los supuestos sicarios de Alvarado, fue imputado de seis asesinatos y está sospechado de diez homicidios que sucedieron en el marco de esta guerra entre las bandas.
Los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, a cargo de la causa en el fuero provincial, estrecharon el cerco en torno a la banda liderada por Alvarado. En 20 allanamientos fueron detenidos el exjefe de Drogas Peligrosas de Rosario Gustavo Spoletti, el comisario Luis Quevertoque –quien además de familiar del supuesto narco fue uno de los que encabezaron en 2013 la investigación contra la banda de Los Monos–, y Cristian Franco, otro comisario que pertenecía a la camada de efectivos que actuaron en la brigada antidrogas.
El cuarto detenido es Javier Makhat, exjefe de drogas de la policía de investigaciones, que protagonizó un hecho sorprendente en noviembre de 2018, cuando en una quinta allanada se encontraron recibos de servicios de 14 propiedades. Los efectivos de la tropa de operaciones especiales fueron a allanar esas viviendas y en una de ellas, en un edificio lujoso a metros de las barrancas del río Paraná, vivía Makhat, quien tenía dos autos de alta gama.
Otros policías están imputados en esta causa, los hermanos Martín y Marcelo Rey. El primero era jefe operativo de la policía de investigaciones y el segundo, su más estrecho colaborador. También fue detenida en junio pasado una suboficial de la comisaría 24ª de Granadero Baigorria, Jorgelina Chávez.
Uno de los policías que trabajaron codo a codo con los fiscales que acusaron a Esteban Alvarado fue Pablo Bancora, quien fue condenado en un juicio abreviado a un año de prisión por haber pasado información al clan Alvarado. Ese policía era quien procesaba las escuchas telefónicas a esta banda. Este entretejido de relaciones entre la fuerza de seguridad provincial y Alvarado, como ocurrió también en el caso de Los Monos, hace sospechar que las altas estructuras de la policía de Santa Fe participaban de manera activa de esta banda.
Otro de los detenidos fue el abogado Claudio Tavella, histórico letrado defensor de Alvarado, quien participó de las audiencias a lo largo de este año contra este hombre, imputado de asociación ilícita y homicidio. La detención del abogado Tavella provocó que se suspendiera la indagatoria prevista en la Justicia Federal, donde por primera vez Alvarado está imputado por tráfico de estupefacientes.
Una investigación llevada ade
lante por la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) logró finalmente conectar varias causas e imputar a Alvarado por el tráfico de 493 kilos de marihuana, una carga que fue secuestrada el 24 de noviembre de 2017 en General Roca, Río Negro. Alvarado está registrado por el radar de la Justicia Federal desde 2013, pero recién ahora se lo pudo imputar por tráfico de estupefacientes. En ese momento se abrió el expediente Nº 5433/13 tras una denuncia de un testigo de identidad reservada que declaró que “una banda liderada por el empresario Luis Medina se encontraba llevando a cabo actividades relacionadas con la venta de estupefacientes en Rosario”.
El denunciante mencionó que “en el seno de esa organización participaba como principal socio de Medina una persona de apellido Alvarado, quien se encontraba detenido”. Alvarado estaba preso en la Unidad Penitenciaria Nº 17 de Urdampilleta, provincia de Buenos Aires, tras ser condenado por el robo de autos de alta gama en la zona norte de Buenos Aires, que luego eran vendidos en Rosario.
La pista de un vuelo ilegal
En abril de 2013, la Policía de Seguridad Aeroportuaria encontró una serie de indicios en el domicilio de Alvarado que daban la pauta de que era un jefe narco. Fueron dos filmaciones caseras, que habían sido registradas con un viejo teléfono Blackberry 9810. También aparecieron fotos en la causa que instruyó el fiscal Patricio Ferrari en San Isidro. En los videos se veía una avioneta durante el despegue y el aterrizaje en una zona rural cercana a Rosario, donde se había concretado la descarga de la droga. En las fotos se veía una camioneta VW Amarok que recibía el cargamento de estupefacientes y transportaba además unos bidones de combustible para proveer a la avioneta, cuya matrícula era ZP-BCE.
Jorge Benegas, uno de los empleados de Alvarado, tenía autorización para manejar esa camioneta, dominio HQH-327. Benegas fue detenido ayer en el marco del megaoperativo. Toda esta información surgió en un contexto caliente para la provincia de Santa Fe, como fue el récord de 264 homicidios en Rosario en 2013, y quedó guardada en un cajón de la Fiscalía Federal de Rosario. Nadie profundizó la investigación que tenía a Alvarado como uno de los principales jugadores del narcotráfico hasta que se lograron conectar los expedientes.
Dos años después, el 11 de mayo de 2015, la Procuraduría contra el Lavado de Activos (Procelac) y la Unidad de Información Financiera (UIF) iniciaron una causa sobre Alvarado y su entorno por supuesto lavado de activos. Incluso, se mencionaba el nombre de Luis Medina, que había muerto casi dos años antes. Los investigadores judiciales del fuero federal decidieron ir por otro lado. “Se pudo determinar una gran cantidad de bienes y empresas de las que participaron las personas allegadas al entorno familiar de Alvarado, permitiendo vislumbrar un mapa del entramado societario desarrollado e ideado” por este hombre, que en ese momento continuaba detenido en Buenos Aires.
Un cargamento de 500 kilos
El 11 de abril de 2018 se inició otra investigación en el fuero federal, que tenía otra vez a Alvarado como protagonista estelar. Un nuevo testigo de identidad reservada declaró ante la Fiscalía Nº 3 de Rosario que Alvarado era el dueño y organizador de un cargamento de 500 kilos de marihuana que fue secuestrado en General Roca el 24 de noviembre de 2017. Ahora, la Fiscalía Federal Nº 1 y la Procunar, a cargo de Diego Iglesias, imputarán a Alvarado como el organizador del tráfico de los 500 kilos de marihuana, que salieron desde Rosario hasta la Patagonia.
Cinco años después de que la PSA investigara a Alvarado, la Justicia Federal encontraba una pista por dónde avanzar. Habían detectado las empresas y los bienes que manejaba el entorno de Alvarado, investigado por lavado de dinero, y ahora tenían la raíz del delito precedente, es decir, los 500 kilos de marihuana secuestrados en la Patagonia, donde fueron condenados por tráfico de estupefacientes varios miembros del clan Alvarado, como Ricardo Ianni, Marcos y Jesús Rodríguez y José Luis Di Marco. Para trasladar el cargamento de marihuana usaron un camión de la firma TOIA SRL y el titular del acoplado era un empleado de la firma Logística Santino, ambas empresas “dirigidas” por Alvarado.
En junio pasado los fiscales provinciales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery imputaron a Alvarado, que fue detenido en febrero en Embalse Río Tercero, por el homicidio del prestamista Lucio Maldonado, cuyo cadáver apareció en una colectora de la autopista Rosario-Buenos Aires con un cartel: “Con la mafia no se jode”. Ese cartel, como otras estrategias que usó Alvarado en este último tiempo, fue dejado en la escena del crimen para que se sospechase que Maldonado había sido ejecutado por Los Monos, que en los ataques contra viviendas de jueces dejaban el mismo escrito.