Reconocer a quienes se esfuerzan por lograr consensos
Resultaron muy merecidas las palabras que diputados de distintas extracciones le dirigieron a Emilio Monzó durante la última sesión de la Cámara baja
Muchos ciudadanos se muestran cansados de la política. Algunos suelen ir más lejos al extender ese hartazgo a “los políticos” en general, especialmente después de un año electoral agotador y con un estado de cosas que tiene como responsable, por acción o por omisión, a buena parte de esa clase dirigente.
Desde estas columnas, hemos criticado tanto el gasto superfluo y dispendioso como las sesiones improductivas de nuestros órganos legislativos, hemos llamado la atención sobre los cuestionables aumentos de dietas y el trabajo sobre normas irrelevantes en desmedro de las leyes de fondo con las que urge contar. Hemos reprobado duramente a quienes pretenden ampararse en sus fueros para evitar que los alcance la Justicia, así como también desaprobamos las bochornosas escenas que coronaron algunos debates entre nuestros representantes.
Sin embargo, hoy queremos destacar lo ocurrido anteayer en la Cámara de Diputados, durante la última sesión del período ordinario del Congreso.
“Hizo de la construcción de puentes su forma de conducir la Cámara. Se lo va a extrañar”, planteó Cecilia Moreau, diputada del bloque Federal Unidos por una Nueva Argentina, en referencia a Emilio Monzó, antes del tratamiento del temario previsto para la sesión de cierre del año. El diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y presidente de la Cámara baja desde diciembre de 2015 participaba de su última sesión antes del recambio legislativo del mes próximo.
Los jefes de las principales bancadas, como Mario Negri (UCR); Agustín Rossi (Frente para la Victoria); Pablo Kosiner (PJ) y Graciela Camaño (Consenso Federal) despidieron a los diputados salientes y destacaron la gestión de Monzó.
Camaño lo calificó como un hombre de consensos que ha reivindicado la política. Monzó, abogado de larga trayectoria, oriundo de la localidad de Carlos Tejedor, en la provincia de Buenos Aires, fue uno de los principales armadores de la coalición Cambiemos. “Sos un gran dirigente político”, expresó Camaño. Rossi también sumó su reconocimiento: “Puso lo mejor que podía para que esto funcione [...] Se lleva el cariño y el respeto de este bloque”.
Los integrantes de la Cámara aplaudieron de pie a Monzó, quien, emocionado, no pudo contener las lágrimas. Ese hombre que sostuvo duros enfrentamientos internos por defender una política de alianzas, era así reconocido por sus pares. Promotor del diálogo y de los necesarios acuerdos políticos con otros sectores, trabajó para la construcción de consensos parlamentarios desde la minoría que representaba.
Al agudo trabajo realizado por este presidente de la Cámara baja se lo suele denominar “rosca política”. Es más, él mismo la defendió oportunamente, convencido de que no se trata de un eufemismo ni de una provocación, sino de la negociación que se lleva adelante en procura de hallar consensos, de arribar a la sanción de leyes equilibradas.
Junto con Monzó, cabe reconocer además a quien lideró el bloque de Pro en Diputados, Nicolás Massot, otro artífice de diálogos que también deja la banca el mes próximo por la finalización de su mandato.
En una Argentina intrínsecamente dividida, nos interesa en esta oportunidad destacar el valor de que alguien que promueve los acuerdos pueda ser aplaudido por sus pares, aun por aquellos que se encuentran en sus antípodas ideológicas o políticas.
Es un muy buen ejemplo en el camino de intentar superar las diferencias. No hay espacio para el autoritarismo, tampoco para la ausencia de debate. Tenemos que construir el futuro desde los acuerdos. Respetando al que piensa diferente siendo capaces, incluso, de reconocer sus méritos.