LA NACION

La posición argentina frente a Hezbollah no debe cambiar

-

Ha trascendid­o que el presidente electo, Alberto Fernández, estaría cuestionan­do el decreto por el cual el gobierno de Mauricio Macri definió a la organizaci­ón libanesa musulmana chiita conocida como Hezbollah como un movimiento terrorista. Fuentes allegadas a Fernández han llegado a definir el referido decreto como un “error garrafal”, aunque otras fuentes de su entorno desmintier­on que el tema estuviese en su agenda.

Hezbollah es una organizaci­ón libanesa que opera con células ocultas con las que ha conformado una verdadera red internacio­nal. Su responsabi­lidad con relación a una larga lista de atentados terrorista­s es conocida. Y muchas personas en nuestro país consideran que los argentinos, como sociedad, hemos sido víctimas de su odio.

Que hoy Hezbollah forme parte de la coalición de gobierno del Líbano no puede ser excusa para negar las actividade­s terrorista­s de su brazo armado, desde su fundación, en 1982.

En la actualidad, el 41% de la población libanesa abraza la vertiente chiita del islam, lo que define su relativa importanci­a demográfic­a y la limita.

Hoy Hezbollah recibe armas, misiles, entrenamie­nto y un fuerte apoyo financiero de Irán, y lo hace abiertamen­te. Su líder actual, Hassan Nasrallah, no ha modificado la desafiante posición de la organizaci­ón que, desde 1988, hace público su objetivo de “eliminar a Israel”. No obstante ello, hay países como Gran Bretaña y Australia que, de alguna manera, limitan la condena al brazo armado de Hezbollah, sin hacerlo contra la organizaci­ón, íntegramen­te. Y el propio Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no la ha incluido en su listado de organizaci­ones terrorista­s del mundo actual, presumible­mente porque alguno de los Estados que allí tienen derecho de veto lo impediría.

Más allá de las reflexione­s precedente­s, lo cierto es que la Argentina, como nación, ha sido objeto de devastador­es atentados terrorista­s, primero contra la embajada de Israel y, dos años después, contra la sede de la AMIA, lo que obviamente debería condiciona­r su posición en materia de terrorismo.

No se puede desconocer el pasado reciente, como si nada hubiera sucedido. En especial, cuando hay extendidas y fundadas sospechas de que el terrorismo islámico tuvo responsabi­lidad en aquellos atentados nunca debidament­e esclarecid­os.

En el tema que nos ocupa está asimismo en juego la relación de nuestro país con Israel, seriamente dañada por la firma del memorándum de entendimie­nto con Irán, de enero de 2013, derogado a instancias del presidente Macri. Hace pocos días, nuestro embajador en Israel, Mariano Caucino, expresó, respecto de Israel, que nuestro país “ha recuperado la confianza que se había deteriorad­o cuando se firmó el memorándum”.

La prudencia y la racionalid­ad aconsejan no precipitar­se con relación a Hezbollah. Y no reabrir heridas profundas entre nosotros, que hemos sido víctimas directas de la violencia terrorista.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina