Furia en las calles
Quizás alguno de ellos grite, en créole, y con las vísceras, Kenbe rèd, pa moli! Créole, la lengua en la que el francés apenas se vislumbra, entreverado y hecho uno con las lenguas africanas. El créole, una voz que habla del Caribe, de la infamia del esclavismo, de la vida que insiste; de la belleza resistente de las aguas, la tierra y la gente de Haití. Kenbe rèd, pa moli: mantente firme, no te rompas. Cuántos estarán diciendo o pensando esta frase por estos días, desde hace once meses, en las calles arrasadas de Puerto Príncipe. Mientras tanto, el mundo arde. Se sublevan Hong Kong, Santiago de Chile, Beirut, París, Quito, La Paz, Bogotá, Teherán, Bagdad. Un tembladeral de furia y de una muerte que siempre se desata sobre los mismos. Kenbe rèd, pa moli dirán tal vez los integrantes de este cortejo, hartos de que por centenares los manifestantes sigan muriendo en las castigadas calles de Haití.