LA NACION

La agitada vida en Santa Cruz

- Mariela Arias

La noche del 27 de octubre Carlos Zannini supo que el triunfo kirchneris­ta marcaba también su regreso al poder y dio rienda suelta a su alegría al encabezar la marcha de la victoria junto a alicia Kirchner por las calles de Río Gallegos. El hombre que siempre se caracteriz­ó por dar sus mensajes públicos con gestos más que con palabras dejó a la vista esa noche que se acababan cuatro años de ostracismo.

Salvo los 107 días que el exsecretar­io de Legal y Técnica del kirchneris­mo estuvo preso en Ezeiza en la causa que investiga el memorándum con irán, la mayor parte del tiempo desde el 10 de diciembre de 2015 hasta hoy, los pasó aquí en Santa Cruz, su tierra de adopción.

Pese al poder que tuvo, no fueron años amables ni fáciles para él: sufrió escraches en la calle, en el supermerca­do, en aviones y hasta en Chile; chocó el auto con una periodista; Rudy Ulloa lo echó de la unidad básica Los Muchachos Peronistas (aunque después recompusie­ron su relación), su rol como vocal en el directorio del Banco Santa Cruz fue cuestionad­o por la oposición local y llegó a pasar unas horas detenido en la delegación local de la Policía Federal antes de partir a Ezeiza.

Llegó a Santa Cruz en los años

80 y su historia se unió rápido al ascendente matrimonio Kirchner, del que fue la pata jurídica hasta conformar una tríada de poder con Néstor y Cristina. Es el responsabl­e del andamiaje jurídico del kirchneris­mo, en la municipali­dad, la provincia y la Nación y quien ahora se asoma como la continuida­d en la Procuració­n del Tesoro, cargo que ya estuvo ocupado por otra santacruce­ña: angelina abbona.

Uno de los peores momentos que vivió en público aquí fue en abril de

2017, mientras salía de un local de productos dietéticos ubicado a escasos metros de una carpa de protesta que mantenían los trabajador­es judiciales y recibió un fuerte escrache de parte de ellos.

al grito de “chorro”, “corrupto”, “se robaron todo”, cerca de 30 personas lo rodearon, lo responsabi­lizaron por la situación de la provincia y lo acompañaro­n caminando con bombos, insultos y cacerolas durante tres cuadras hasta que se refugió en la parrilla “El ateneo”, de Rudy Ulloa.

ante los reclamos de los manifestan­tes, sin dejar nunca de caminar, Zannini les preguntó sus nombres y quiénes eran y repetía: “Yo no robé nada”; “Yo no soy responsabl­e”; “No sé de qué hablan”, según reconstruy­ó la nacion a partir de testigos de la escena.

En 2016 había sufrido una situación similar en la caja de un supermerca­do, y ni siquiera escapó del enojo de los santacruce­ños cuando fue identifica­do haciendo compras en la zona franca de Punta arenas, Chile, un paseo local de los riogallegu­enses. Su pelea con Rudy Ulloa quedó reflejada en una solicitada, en la cual el titular de la unidad básica, le pedía la renuncia a “Los Muchachos Peronistas” por “defender intereses personales”. Con el correr del tiempo limaron las asperezas y se los vio juntos otra vez.

Blindaje Mediático

Tras salir de Ezeiza, Zannini levantó el perfil. En abril de 2018 habló ante la militancia en un local de la agrupación Propongamo­s un Sueño, que conduce el actual vicegobern­ador y diputado nacional electo, Pablo González. allí lanzó fuerte críticas al gobierno de Mauricio Macri y desafió a la Justicia: “Nos van a querer meter miedo, nos van a intentar meter presos. No tengamos miedo a nada porque con cuadros, organizaci­ón y representa­tividad nosotros somos imparables”, señaló.

En ese mismo acto apuntó a la actuación del Poder Judicial: “El objetivo de esa detención está claro no es Carlos Zannini sino que es Cristina. Pedir su desafuero, condenarla y hacer con ella lo que están haciendo con Lula”, comparó. Y agregó: “No puede ser que transforme­n a la argentina en un gran presidio, porque las detencione­s eran al solo efecto de producir un acto de gobierno”.

insistió con que el gobierno “usa la justicia y la represión para acallar las voces que no comparten con este modelo neoliberal”. Y opinó que el gobierno de Macri quiere generar dos mantos de impunidad. “Hay como un blindaje del Gobierno en dos niveles, uno es el periodísti­co, porque los periodista­s no repregunta­n para no poner incómodos a los funcionari­os de gobierno. No hablan de las tarifas, de la quita a los jubilados, de los problemas de insegurida­d en el conurbano, es decir esa barrera que hace que no se hable de lo que hay que hablar. Pero hay otro blindaje que les entra en la cabeza el ‘se robaron todo’ con eso tapan todo”, concluyó.

Desde que regresó a la provincia, Zannini fue designado por la gobernador­a Kirchner como representa­nte del estado provincial de las acciones clases “a” en el directorio del Banco Santa Cruz Sa, cuya mayoría accionaria está en manos de la familia Eskenazi. El banco fue privatizad­o durante la gobernació­n de Néstor Kirchner, en tiempos en que Zannini era el jefe del bloque del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados. En el banco fue nombrado en

2016 y fue ratificado este año hasta

2022, a través del decreto 254/19. En estos años, la diputada Gabriela Mestelán, del partido Encuentro Ciudadano, pidió que fuera apartado del cargo por encontrars­e procesado, pero el pedido no fue votado por la mayoría kirchneris­ta de la Cámara de Diputados. Tampoco acompañaro­n, tras ser ratificado en el cargo, los pedidos de informes y comparecen­cias que le hicieron ante la Legislatur­a. Zannini nunca se presentó.

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