Gallardo: “Nos creemos candidatos, somos el último campeón”
El DT dijo que no se ven inferiores a Flamengo y les agradeció a los hinchas: “Nos sentimos identificados con el esfuerzo que hacen”
LIMA.– La sala de prensa del magnífico escenario está colapsada. “No entra un alfiler”, solían describir los viejos relatores de fútbol. Marcelo Gallardo y Franco Armani, el DT del equipo millonario y el guardián del arco, deben dar una vuelta entera, entre cables, periodistas, asistentes y agentes de seguridad, para sentarse y conversar. El Muñeco toma un sorbo de agua, sonriente y… mareado. Un cronista toma el micrófono y ensaya una pregunta, convencional. Gallardo se ríe. Y… “Buenas tardes. Sepan disculpar si decimos alguna tontería, nos acabamos de bajar de un auto que nos trajo con mucho apuro. Era una especie de samba con cuatro ruedas, entre los frenos y arranques todavía estamos medio mareados, pero vamos a tratar de decir cosas coherentes”, asume. Lo mira a Armani, contiene una carcajada.
“Uffff (risas) todavía estamos medio... No nos dieron ni dos segundos para recuperarnos, nada, casi juega Manu Lanzini... (risas) Estuvo bravo, pero bueno, no me acuerdo ni qué me preguntaron. Perdón, perdón”, pide. Minutos después, no esconde nada: ni el equipo –el mismo de los últimos tiempos, sin Paulo Díaz– ni la voracidad por seguir haciendo historia.
En un tramo, se repite la sentencia de que Flamengo, en la teoría, es el favorito y que, además…, el Muñeco lo interrumpe con vehemencia. Casi una súplica. “Somos candidatos. Nos creemos candidatos. Tenemos la misma posibilidad que Flamengo de ganar. Lo que venga de afuera no nos interesa. Somos los últimos campeones. Si el rival es mejor lo tendrá que mostrar en la cancha. Si somos mejor que el rival nos quedaremos con el trofeo”, asegura, con convicción, pero siempre en un tono distendido, amable, impropio de la adrenalina, del nerviosismo de una final. El Muñeco cree, no deja de creer.
Desprecia los favoritismos ajenos. Lo dice firme, como si necesitara agarrar el micrófono con una mayor intensidad. Así lo hace. “No vivo en Brasil. No sé de qué se sostiene –la supuesta candidatura de Fla–, pero me imagino que su gente está muy ilusionada porque el equipo viene jugando muy bien. Creo que los jugadores de Flamengo mostraron un gran respeto. Me baso en eso. Es el sentimiento del hincha, que es algo que nosotros no podemos manejar”, aclara.
Por lo bajo, en un momento, le susurra al arquero Armani, que está a su izquierda: “Es la misma pregunta”. Tiene todo bajo control. Hasta para recordar a los hinchas que hicieron miles y miles de kilómetros para llegar a Lima, en ómnibus, en trenes, en aviones. Con poco dinero y con el entusiasmo de la primera vez.
“Es algo que no deja de sorprendernos: la pasión del hincha. Quiero decirles que sabemos del esfuerzo que hacen, sabemos lo que están viviendo. Nos sentimos identificados con ese esfuerzo. Por eso cada vez que salimos a la cancha los jugadores saben, sienten y juegan por eso. Y en cada partido importante han dejado la piel. El hincha se siente representado. Por eso hacen el esfuerzo que hacen. Por eso atraviesan desiertos y siguen remando. Este equipo los representa. Esperemos que les podamos dar una buena alegría para que vuelvan felices”, asume, al límite de la emoción.
La final de Madrid vuela y aterriza: nunca se va. Ni siquiera, a horas de otra finalísima. “Las finales son todas difíciles. Todas tienen sus diferencias. No la comparo con la anterior. Ya todos saben lo que significó ganar la final pasada. Todos saben lo que significa para la historia de nuestro club. No vamos a comparar. Esta es una nueva instancia. Un rival diferente, que tiene su poderío. Estamos en el lugar que merecemos. Vamos a tratar de defenderlo. Somos el último campeón”, saca pecho, ya sin mareos, en la antesala de una práctica liviana, el reconocimiento del estadio clásico antes de un acontecimiento semejante.