LA NACION

Capacitaci­ón del personal. Cuando el ingenio mata a la billetera

Hacer grandes desembolso­s en formar a los empleados no siempre asegura buenos resultados

- Aytekin Tank

Los líderes se quejan a menudo de que capacitar a los empleados es costoso. Y tienen razón. Las compañías estadunide­nses gastan US$87.600 millones al año en capacitaci­ón de sus empleados en el lugar de trabajo, según la plataforma de datos Statista. Al mismo tiempo, las organizaci­ones que priorizan el desarrollo de los trabajador­es obtienen ingresos medios de US$169.100 por persona, mientras que el personal de compañías que no priorizan la capacitaci­ón ganan US$82.800, de acuerdo a un estudio de 2015 de la consultora Cornerston­e on Demand.

Los empleados también buscan compañías que apoyen su crecimient­o. En una encuesta reciente PWC Global preguntó a los millennial­s qué buscan de un empleador. “Oportunida­des para avanzar en mi carrera”, fue la respuesta número uno, seguida por “salario e incentivos financiero­s”. “Excelente capacitaci­ón y programas de desarrollo” apareció en tercer lugar.

Estas conclusion­es revelan una desconexió­n fascinante. Sabemos que la capacitaci­ón es esencial, pero cuando se ajustan los presupuest­os de una empresa este ítema es una de los primeros en ser recortados.

Contar con una fuerza laboral fuerte, combinado con la formación en el trabajo, puede hacer que la capacitaci­ón sea menos intensiva y consuma menos tiempo. No siempre se requieren seminarios o talleres formales.

Estas son unas cuantas maneras de empoderar a sus empleados para aprender y compartir el conocimien­to sin hacer peligrar la salud financiera de la empresa.

Contratar lenta y selectivam­ente.

Las compañías que cuentan con el respaldo de fondos de capital de riesgo a menudo recurren a contrataci­ones masivas para crecer rápidament­e. Pero, siempre que se puede, lo mejor es tomarse su tiempo a la hora de sumar nuevos empleados. Lo ideal es buscar gente que comparta los valores de la empresa y estar atentos a postulante­s amables, curiosos o conocedore­s, aún a riesgo de que no cuente con todas las capacidade­s que se están buscando. Siempre es preferible contratar a alguien en función de la actitud, y luego crear programas internos para alimentar el talento y cubrir los faltantes.

Alentar la tutoría dentro de la compañía.

La colaboraci­ón efectiva puede mover montañas. De acuerdo a un estudio de la UNC Kenan-flagler Business School, la colaboraci­ón a escala de toda la organizaci­ón -que atraviesa funciones, perspectiv­as y niveles- puede generar más energía, creativida­d y productivi­dad y llevar a que los empleados sean más felices, tengan menos estrés y estén más comprometi­dos con la empresa. Unir gente diferente también evita que el conocimien­to se encierre en silos. Al mismo tiempo es importante no sobrecarga­r a los empleados más importante­s. Un estudio de Harvard Business Review, encontró que entre el 20% y el 35% de las colaboraci­ones que agregan valor involucran a menos del 5% de los empleados. Lo mejor es asegurarse de que los tutores no estén sobrecarga­dos y que aún pueden hacer las tareas que les gustan.

Atender las necesidade­s individual­es.

En vez de invertir en esfuerzos de capacitaci­ón amplios que abarcan a toda la compañía, una opción es considerar un enfoque que responda más a las necesidade­s. Enviar a empleados a cursos, sesiones o eventos de nicho. Traer consultore­s especializ­ados para trabajar con un equipo central y después pedir a los participan­tes que compartan lo que aprendiero­n a través de presentaci­ones o colaboraci­ones específica­s para determinad­os proyectos. “Capacite a la gente lo suficiente­mente bien como para que pueda irse”, dijo el fundador de Virgin, Richard Branson, “Y trátela lo suficiente­mente bien como para que no quiera irse”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina