Hay que improvisar más
Esta semana, mientras asistía a la conferencia de apertura de una feria de tecnología, presencié el momento en que el CEO tuvo que interrumpir su discurso ante más de 10.000 personas, porque alguien desde el público se paró y comenzó a leer en voz alta una queja por un contrato que la empresa hizo con el gobierno norteamericano. Cavaría un pozo y me metería dentro si pudiera en este tipo de situaciones, me incomodan por todos los involucrados. Mientras intentaba entender el reclamo y miraba la reacción del ejecutivo, del resto del público, el personal de seguridad y de quien protestaba, fui testigo de una verdadera clase de improvisación.
En milésimas de segundos el ejecutivo decidió frenar su discurso y le dijo a quien leía que le daba 30 segundos para dar su mensaje, que luego debería continuar con la conferencia. Esta persona continuó y al término el CEO aprovechó para decir que creía en el libre discurso y por eso había tomado esa decisión. Desactivó un potencial problema y, de paso, me dejó pensando en el poder de la improvisación, eso que tenemos que hacer cuando el guión de nuestra vida, o trabajo, vira de manera imprevista. Lo que ocurre en nuestro cerebro cuando improvisamos es que estamos menos inhibidos y esto resulta en respuestas y soluciones más creativas.
En estudios sobre el cerebro a músicos de jazz, una disciplina donde la improvisación es protagonista, se descubrió que el área del cerebro responsable del autocontrol se apaga y la fuente de autoexpresión se ilumina. Aunque la mayoría de nosotros no anda tocando el saxo en su vida cotidiana, podemos hacer consciente nuestra reacción ante esos momentos no planificados y enmarcar a la improvisación para aprovecharla. Porque, como los músicos improvisando en un escenario, cuanto más la ejercitamos, mejor nos volvemos al hacerla. Pero
¿Cómo podemos ejercitar la improvisación?
El icónico libro Artful Making, what managers need to know about
how artists work (Lee Devin, 2004), muy utilizado para explicar cómo trabajar con metodologías ágiles, se despliega el concepto de colaboración que está tomado de la improvisación teatral.
Se trata de responder creativamente y reconcebir mis ideas a partir de las ideas de los demás o de lo que el contexto va dictando.
Es una construcción colaborativa que tiene cuatro pilares. El primero es “release” o de liberación, en contra posición de las restricciones, vigilancia y control, que normalmente se usan en el paradigma industrial. La liberación se trata de actuar fuera de los marcos conocidos, prefiriendo la desviación y experimentación con el propósito de descubrir nuevas oportunidades y se entiende como una condición fundamental para poder implementar los otros tres, libera temores y tensiones al actuar.
El segundo pilar es la colaboración, que se lleva a cabo no sólo como conversación, sino también a través del simple comportamiento de co-creación con otros. Para crear cosas nuevas, el trabajo en equipo es el elemento más necesario, y es en las repeticiones e intentos que cada actor que da su opinión experta y personal, aporta su valor y co-crea y modifica con los demás.
Luego llega el momento del ensamble, como en una orquesta, las distintas voces se comprometen a hacer algo juntos, renunciando a la autonomía de lo individual, con el propósito de hacer algo más grande, una interpretación que los trasciende sólo posible en el conjunto.
Y finalmente se trata de salir a la cancha. El concepto es el de “play”, luego de haber colaborado y ensamblado es momento de jugar, y en ese juego se permite la modificación entre el equipo o porque el afuera lo requiere.
Existe la posibilidad de que surjan nuevas ideas durante el proceso, la necesidad de probar diferentes cosas para ver qué es lo que más conviene.
En estas numerosas iteraciones, se trabaja esperando constantes cambios y sorpresas y no evitándolas, lo que ayuda a desarrollar un mayor grado de adaptabilidad y en cada nuevo intento el equipo se vuelve más flexible.
Hasta ahora pensaba al “improvisado” como alguien con poca preparación, mediocre o que no había hecho su máximo esfuerzo, pero improvisar dentro de este paradigma de liberación, colaboración, ensamble y juego aparece como una manera resiliente y creativa de resolver todo eso que se nos presenta a diario y que no estaba en los planes.
Se trata de reconcebir las ideas a partir de lo que aportan los demás