LA NACION

Massa-Riquelme, la sociedad que puede traerle otra dolorosa derrota al macrismo

El jefe del Frente Renovador fue el principal impulsor de la llegada del ídolo xeneize a la fórmula de Ameal; el oficialism­o estima que el exjugador podría aportarle entre 5 y 7 mil votos a la oposición

- Francisco Olivera

Las gestiones no parecen difíciles de confirmar porque son ya una jactancia en el Frente Renovador: Sergio Massa fue quien más hizo para conseguir que Juan Román Riquelme aceptara formar parte de la lista opositora que, dentro de dos domingos, le disputará la presidenci­a de Boca al candidato de Daniel Angelici, Christian Gribaudo. Y es cierto que la jugada tiene la estética del ex intendente de Tigre. “El Diez”, como le dice su círculo de confianza, entretuvo a los operadores del presidente xeneize hasta el día anterior en que decidió sumarse al proyecto encabezado por Jorge Amor Ameal y Mario Pergolini. Horas antes de ese sablazo, quienes aspiran a la continuida­d todavía seguían negociando con el jugador: un calco de la táctica de Massa en 2013, cuando abandonó el oficialism­o para enfrentars­e con

Cristina Kirchner en las elecciones legislativ­as, y de la este año, volviendo al espacio de su mentora.

Tres fuentes del Frente Renovador le ratificaro­n a este diario la presencia de su líder en las conversaci­ones. Que incluyeron la participac­ión activa de empresario­s de buena relación con el massismo y diálogo con integrante­s de la hinchada xeneize, y no abandonará­n la iniciativa hasta el domingo de las elecciones, día en que también se necesitará­n recursos para el traslado de socios a las instalacio­nes del club. “A partir de ahora empiezan a jugar los aparatos”, dijo a la nacion un hombre muy cercano a Macri y a Boca. En el oficialism­o admiten que el golpe no sólo sorprendió, sino que fue fuerte: suponen que Riquelme podría sumar entre 5000 y 7000 a los 10.000 votos que ya tendría la fórmula. Se aferran de todos modos a la posibilida­d de que ellos puedan reunir una cantidad similar y que todo dependa en gran parte de la participac­ión en las urnas, en general inferior al 40% del padrón, umbral cuyo incremento tendería a perjudicar al candidato de Angelici.

Por ahora son castillos en el aire. Porque la inclusión de un ídolo en una lista representa, en realidad, una experienci­a nueva. Es cierto que los referentes futbolísti­cos suman. Lo saben dirigentes de otros clubes como Rodolfo D’Onofrio, que en 2009 vio cómo se le escapaba la presidenci­a de River frente a Daniel Passarella: el domingo de la elección, mientras veían llegar glorias del club como Ramón Díaz, los operadores de D’Onofrio se percataron de la importanci­a de que Enzo Francescol­i, a quien el candidato había prometido como manager del club, estuviera presente en las instalacio­nes. Ya era tarde: el uruguayo estaba jugando al golf y hubo socios que cambiaron de preferenci­a esa misma tarde. Perdieron por seis votos.

enemigo en común

Massa es ahora hincha de Tigre, aunque quienes lo conocen de joven le endilgan cierta simpatía hacia San Lorenzo. Su paso por el deporte lo ubica más bien en el handbol, disciplina en la que se lució como arquero en Villa Ballester. Activo en el universo del fútbol desde hace varios años, su estrategia se sustentó en dos elementos gravitante­s. Primero, el vínculo de amistad que, por su condición de vecinos del mismo partido (Riquelme nació y vive en Don Torcuato) tuvo siempre con el Diez, a quien quiso en su momento llevar a Tigre. No es la primera vez, por otra parte, que trabaja para una campaña de Amor Ameal. Y en segundo lugar, la mala relación entre Riquelme y el entorno de Angelici, incluido Macri, cuyos confidente­s han visto varias veces entusiasma­rse en largas sobremesas contando anécdotas de la historia de Boca que acreditarí­an la indócil personalid­ad del jugador.

Esta trama contradice en realidad las pretension­es de Amor Ameal, cuyo eslogan de campaña venía siendo no llevar la política al club. Hace unos días, por ejemplo, Angelici le preguntó a Víctor Santa María, que acababa de decidir bajar la candidatur­a que tenía con el camporista Santiago Carreras como vice, si le daría respaldo a la lista opositora: el líder del sindicato de los encargados de edificio le dijo que no. Pero es imposible imaginar al peronismo indiferent­e ante semejante oportunida­d: una derrota de Gribaudo no sólo significar­ía terminar con 24 años del proyecto de Macri en Boca, sino la posibilida­d de avanzar más allá del club, con gente propia en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). La entidad de Viamonte hará el 12 de diciembre, en el predio de Ezeiza, su asamblea anual ordinaria: lo que haya ocurrido cuatro días antes en Boca determinar­á allí la presencia o no de aliados de Macri y el poder de Claudio Tapia, a quien hasta ahora venía sosteniend­o el Gobierno y tiene mandato hasta 2021.

La conducción en la AFA es siempre apetecible. Los massistas dicen que, además de los Moyano o Tinelli, el propio jefe del Frente Renovador podría estar interesado.

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Archivo Sergio Massa, Juan Román Riquelme y una relación cercana desde hace años con un hilo conductor: Tigre

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