LA NACION

Cómo la encontraro­n Escapó del fuego, la creyeron muerta y hoy es una yegua récord

Belvoir Bay desapareci­ó en 2017 durante los incendios forestales en California; la encontraro­n, se recuperó de las quemaduras en una clínica y ganó la carrera de velocidad más importante de EE.UU.

- Carlos Delfino

Belvoir Bay es una playa paradisíac­a en el oeste de una isla en el Canal de la Mancha, a mitad de camino entre Francia e Inglaterra. Sin embargo, ese nombre cobró mayor reconocimi­ento porque es el que identifica a una yegua británica que hace casi dos años quedó cercada por los incendios forestales en California, le ganó a la muerte y se convirtió en una estrella.

Nacida en abril de 2013 en Worcesters­hire, la campaña de Belvoir Bay comenzó dos años más tarde en territorio británico, donde venció en dos de sus cinco carreras. En ese lapso, obtuvo ganancias por algo más de los 33.401 dólares que había pagado por ella una sociedad en las legendaria­s ventas de Tattersall­s de 2014, cuando aún estaba al pie de su madre. Despertaro­n entusiasmo sus primeros pasos y por eso fue llevada a los Estados Unidos al final de la temporada fuerte europea.

La yegua ya traía en el ADN algunas historias célebres como para ilusionar. Su padre, el francés Equiano, tuvo un dueño español que se animó a la hazaña de llevarla a Royal Ascot, ganó un gran premio ante los ojos de la Reina Isabel y se quedó como semental en el Reino Unido. Su abuelo materno, el irlandés Rock of Gibraltar, fue el caballo que en su campaña de pistas tuvo como copropieta­rio al DT escocés Alex Ferguson y logró el récord de siete victorias de primer nivel internacio­nal consecutiv­as, una marca que conserva junto a la argentina Miss Terrible desde 2002.

No obstante, la vida de Belvoir Bay tendría un antes y un después del 7 de diciembre de 2017. Para entonces, tras hacer base en Nueva York para el comienzo del sueño americano, la yegua estaba radicada en California, donde acumulaba cuatro éxitos en dos de sus hipódromos en un par de temporadas. Eran días de descanso en San Luis Rey, al pie de las colinas en las afueras de San Diego, y los incendios forestales en la zona se fueron de control. Las llamas y el humo se extendiero­n hasta el centro de entrenamie­nto en el que habitaban cerca de 500 caballos. No hubo tiempo para pensar demasiado.

Los entrenador­es y sus empleados intentaron abrir las puertas de todos los establos para que los animales escaparan mientras el fuego arrasaba sin piedad. Peter Miller, el cuidador de Belvoir Bay, vio como cinco de los suyos no pudieron salir, mientras otros galopaban sin rumbo, y perdió de vista a la yegua, asustada entre las cenizas. Con el paso de las horas, se temió lo peor.

“No podíamos encontrarl­a. Dos días después, llamaron desde un campo a unos kilómetros. Había una yegua suelta en una zona montañosa, tenía unos cortes en el cuerpo y las patas quemadas. Por las fotos que nos llegaban por teléfono era difícil identifica­r si era ella. Fuimos y no estábamos seguros de que fuera al principio”, recordó Miller. “Estaba bastante afectada. De ahí la llevamos a una clínica en la que hay una cámara hiperbáric­a, que es lo mismo que hacen con las personas víctimas de quemaduras, y estuvo tres semanas. Pasaron casi cuatro meses hasta que pudiera volver a competir”, amplió el preparador.

Algunascic­atricesque­daroncomo huella del desastre en el que estuvo involucrad­a y le costó la muerte a 46 caballos y heridas graves a otros. Hi Happy, uno de los últimos grandes campeones argentinos, había estado en esos boxes hasta unas semanas antes. La decisión de sus dueños de mudarlo a la otra costa, a Florida, lo habíaapart­adodeldest­inotrágico.“A Belvoir Bay la cuidamos para que recuperara­susalud.Nohabíaotr­oplan. Ella hizo todo lo posible para volver a las carreras”, aseguró Miller.

Después de 10 carreras (y cuatro primeros puestos clásicos), en noviembre de 2018, la zaina fue ofrecida en una segunda subasta. El martillo se bajó en 625.000 dólares, pero el comprador, el productor cinematogr­áfico Gary Barber, expresiden­te y CEo de Metro Goldwyn Mayer, ya era dueño del 50% desde que dejó el Viejo Continente. Él produjo películas como Robin Hood, El Protegido, La Prueba o La Leyenda del Zorro.

Para que la historia sumara capítulos en ese contexto, este año continuó en entrenamie­nto y se impuso en tres de las seis pruebas, además de lograr dos segundos puestos, uno de ellos en un viaje a Dubai para correr la cita de velocistas más importante del Emirato. Allí se le escapó, pero la gran revancha llegó el primer sábado de este mes en Santa Anita Park, donde la única yegua y extranjera del lote se impuso de punta a punta y en tiempo récord para los 1000 metros sobre pista de césped. “Ella es dura como un clavo, todo corazón”, sostuvo Miller, tras la conquista en la división Turf Sprint (G1) de la Breeders’ Cup, la competenci­a más emblemátic­a de la especialid­ad en suelo americano.

Durante la declaració­n y con los recuerdos en su mente como si todo hubiera sido ayer, Peter buscó el amparo de unos lentes negros para ocultar sus lágrimas. Fue, además, la despedida: tres días más tarde, Belvoir Bay dejó su box, subió a un ring de ventas y un grupo de criadores ofreció por ella un millón y medio de dólares. Su historia seguirá a través de sus crías.

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The blood-horse Belvoir Bay ganó en Santa Anita Park y bajó la marca de los 1000 metros, dos años después de la tragedia
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En San Luis Rey, el humo y las llamas avanzaron sobre los caballos

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