la Garra y su gran ilusión en Japón: pasar de rueda Experiencia y juventud
la selección femenina, conducida por daddy gallardo, debutará mañana en la copa del mundo; buscará seguir creciendo
“Somos un equipo que siempre la peleó desde abajo, frente a las adversidades, siendo conscientes del sacrificio y la pasión que le ponemos. Esta es nuestra mayor arma. Pero ya no queremos ser más esa ‘Garra’ que pelea siempre en las malas, sino que ya queremos empezar conseguir cosas.” Así lo describe Victoria Crivelli; así lo siente todo el plantel. ‘La Garra’, la selección femenina de handball, sueña en grande y quiere conseguir sus objetivos en el Mundial de Japón, que arrancará mañana.
El equipo se obsesionó, se entrenó y se convenció de que el objetivo es posible. Por eso las ansias porque comience la cita mundial, por eso las horas en el gimnasio, las eternas sesiones en la cancha, las giras y los amistosos. Haber perdido el partido definitorio con Brasil en los Juegos Panamericanos de Lima fue un dolor grande, pero dio muestras de lo que eran capaces, les marcó que el camino era ése. Hay calidad, categoría y, sobre todo, convicción.
“Estamos ansiosas por el debut y está relacionado a que estamos muy ilusionadas por demostrar todo el trabajo realizado. Sin dudas pasar de rueda es el principal objetivo, el más importante y somos todas muy conscientes de lo difícil que es”, explica Crivelli, una de las referentes.
El nuevo DT, Daddy Gallardo
“La llegada de Daddy fue un cambioenmuchossentidos.Noscambió la mentalidad, también lo acompañó de un entrenamiento muy serio. Tuvimos que aprender a confiar en su trabajo. A mí me re motivó, tuve la suerte de poder jugar muchas cosas con la selección, y después de Río me costaba encontrar objetivos que me dieran ganas. Pero esta nueva forma de trabajo me potenció y me hizo reencontrar el camino”, describe la jugadora de Ferro.
Hace poco más de un año, la Garra, tal la denominación de este seleccionado, necesitó cambiar de mando. Había atravesado años de competencia donde los resultados no se dieron, pero sobre todo su juego no terminó de afianzarse. Alcanzaron objetivos positivos, como la clasificación histórica al primer Juego Olímpico de Río 2016, pero haberse marchado sin superar la primera etapa tuvo gusto a poco.
“Al equipo lo veo súper bien. Se nota el cambio de mentalidad, nos sentimos con más confianza. Mejoramos muchísimas cosas dentro de la cancha y físicamente estamos mucho mejor. Nosotras, las más chicas, nos sentimos muy cómodas dentro del equipo”, dice Malena Cavo, una de las juveniles que se sumó al conjunto mayor hace un año, y tuvo la posibilidad de formar parte del plantel que viajó a Lima 2019.
La selección nunca pudo pasar de rueda en un Mundial. Desde 2003 tiene presencia ininterrumpida (la Copa del Mundo se celebra cada dos años), pero siempre ocupó el último lugar en la etapa de grupos –con excepción de 2013 y 2015, que fue penúltima al haber ganado los partidos frente a Paraguay y Congo–. Pero ahora fluye una nueva esperanza.
La nueva conducción que comenzó en agosto de 2018, con Eduardo Daddy Gallardo y su equipo, cambió la mentalidad, su forma de entrenar y la manera de encarar los partidos importantes. Se renovaron objetivos, se sumaron jugadoras nuevas y los torneos preparatorios y las giras potenciaron al grupo. Por eso, en Japón buscarán quebrar barreras.
“Hubo un cambio actitudinal y físico de cómo encarar las situaciones. Al estar todas más convencidas de lo que somos capaces y ver los progresos en la cancha y en el gimnasio, nos dimos cuenta para lo que estamos”, señala Luciana Codesal, arquera que integra por primera vez una lista en la selección mayor. “Formar parte de la selección mayor es el máximo sueño que tuve desde la primera vez que me puse la camiseta en inferiores”, agrega ilusionada.
Sin dudas, no será fácil. La Argentina formará parte del Grupo D junto con Japón, Rusia, China, Suecia y Congo. Además, tendrá el desafío de jugar el partido inaugural frente a las locales (mañana, a las 3 de nuestro país), un condimento extra que toman como una doble motivación. Luego volverán a jugar el lunes 2 de diciembre ante Rusia (último campeón olímpico y subcampeón europeo), al día siguiente se medirán con China, el jueves 5 chocarán con Suecia y cerrarán la etapa de grupos el viernes 6 con Congo. Se clasificarán los tres primeros de cada grupo (cuatro zonas) para la segunda etapa, donde se rearman dos grupos de seis.
“Todos los partidos son difíciles, pero no imposibles. El debut con Japón es un plus que van a tener ellas, pero nosotras tenemos que dar nuestro cien por ciento”, apunta Antonela Mena, capitana del equipo. Y añade: “El handball en la Argentina evolucionó mucho y eso se ve reflejado en la lista de convocadas. Hoy nos juntamos con las chicas de Europa y estamos a la par. Y eso, sumado al cambio de mentalidad en la selección, nos va a ayudar para poder rendir de la mejor manera”.
Consolidar un equipo de diferentes edades es un trabajo que lleva tiempo. Unificar criterios, niveles y sobre todo vencer la barrera ‘ídola-compañera’. Pero si de algo sabe Gallardo es de formación de equipos y unificación de camadas. Por eso, con tiempo, comenzó a liderar este proyecto en la selección femenina. Convocó a las históricas jugadoras a quienes les sumó la picardía y desfachatez de las más chicas. Fue un aprendizaje en conjunto. Para las grandes y para las chicas. Hoy conviven, se ríen y divierten entre todas. Lograron formar un buen grupo, donde las juveniles encontraron su lugar y las experimentadas guían dentro y fuera de la cancha.
“El primer consejo de las más grandes fue decirme que si estoy acá es por lo que soy y que no tenga miedo de nada”, describe Cavo, y suma: “Al principio fue más difícil porque hay muchas jugadoras a las que admiro, que son ídolas y me daba vergüenza. Pero son unas genias, siempre estuvieron apoyando en todos los detalles para que me sintiera cómoda y me acoplara al equipo”.
“Las más grandes nos hicieron sentir cómodas en cada entrenamiento, nos sacaron la presión y nos dieron la confianza que necesitábamos en cada momento”, agrega Codesal, quien se mudó desde Esquel a Buenos Aires para luchar por su sueño. Crivelli y Mena son las referentes para todas. “Ojalá nosotras a su edad hubiéramos tenido ese descaro con el que juegan. ¡Son increíbles!”, agrega Mena, ilusionada por todo lo que vendrá.