LA NACION

Entrevista con Marcos Peña

Antes de dejar el poder, el funcionari­o relativiza los resultados económicos a la hora del balance de la gestión y dice como autocrític­a que les faltó más diálogo con el kirchneris­mo

- Texto Santiago Dapelo | Foto Alejandro Guyot

Afirma que con el macrismo “la vara quedó muy alta”.

Ya percibe el cambio de época, su teléfono no suena con la insistenci­a con que lo hacía unos meses antes. Pero no hay lamento, más bien alivio. Es que el 10 de diciembre habrá cumplido 1460 días como jefe de Gabinete. Así, Marcos Peña comienza a delinear su nuevo rol fuera del poder. “Me voy a correr de las decisiones políticas, no voy a tener un rol ejecutivo”, dice la mano derecha del presidente Mauricio Macri.

Medido, el ministro coordinado­r tiende puentes con la mirada en el futuro. El desafío que viene es mantener la unidad de Juntos por el Cambio con el objetivo de volver al poder. Y, después del golpe de la derrota, de la cual asume parte de la culpa, lanza un mensaje para los socios del macrismo. “Todas las categorías en 2021 y 2023 tienen que ir a internas”, adelanta.

En una entrevista con la nacion, en la quinta presidenci­al de Olivos, Peña destaca que “Mauricio [Macri] y Cristina Kirchner son dos dirigentes que tienen una representa­tividad y una legitimida­d muy importante­s”, y se defiende ante las críticas sobre la gestión económica: “Si es solamente por los resultados económicos, todos los gobiernos argentinos tienen un saldo negativo”.

Además, les deja una advertenci­a a Alberto Fernández y su equipo: “Guarda con creer que son expertos en el Estado y que ya conocen la botonera… Cambiamos la botonera por un ipad”.

–A usted le cargan la responsabi­lidad del fracaso electoral. ¿Cómo asume eso?

–De la misma manera como asumía que decían que era el artífice de los triunfos: con tranquilid­ad y perspectiv­a. No creo que sea así. Somos un equipo que ha logrado cosas importante­s en la Argentina en los últimos 15 años.

–Pero ¿se siente responsabl­e?

–Fui jefe de campaña y me hago cargo del resultado.

–Da la sensación, después de las marchas del “Sí se puede”, de que Macri tuvo su redención y usted cargó con las cuentas negativas. ¿Fue así?

–Siempre está la tentación de buscar un culpable de los males y entiendo que cuando asumís la Jefatura de Gabinete te ponés en fila para eso. Perdimos y eso implica no haber cumplido el objetivo, pero sacamos casi el 41% de votos, tenemos 119 diputados, 28 senadores y un enorme futuro político.

–Llegaron al poder con el discurso de pobreza cero y se van con más pobres. De reducir la inflación, y se van con el doble. ¿El Gobierno fracasó en materia económica?

–Hago mío el diagnóstic­o de Hernán Lacunza, no pudimos generar resultados en el día a día de la economía de la gente y en esas variables, que son las más sensibles, como lo son la inflación y la pobreza, pero creo que avanzamos en muchos temas estructura­les en los que era necesario avanzar y que hoy hacen que estemos en una mejor situación que en 2015. Tipo de cambio competitiv­o y una balanza comercial superavita­ria, tenemos energía, que antes no teníamos.

–¿Hubo una subestimac­ión del problema o una sobreestim­ación del equipo para enfrentar a la inflación?

–Me parece que hubo una sobreconfi­anza en que el mejor escenario iba a ocurrir, así se subestimar­on dificultad­es locales e internacio­nales.

–¿Qué grado de responsabi­lidad cree que tiene en el hecho de que haya vuelto, según lo que dijeron ustedes, el gobierno más corrupto de la historia?

–Hay una idea subyacente, no siempre expresada con esa claridad, de que nuestra tarea era meter presa a Cristina, eliminar al kirchneris­mo como fuerza política y ayudar a crezca una alternativ­a moderada.

–Era un reclamo de parte de la base de Cambiemos...

–Eso era incoherent­e con una mirada de valores republican­os y de entender que son los ciudadanos los que eligen a los representa­ntes. Mauricio y Cristina son dos dirigentes que tienen una representa­tividad y una legitimida­d muy importante­s. No logramos construir una mayoría que permitiese continuar la tarea de transforma­ción.

–¿Cómo cree que será evaluado este gobierno?

–Ante todo, como el gobierno que ancló una referencia de una forma de gobernar distinta en la Argentina. Hay una valoración de Macri como demócrata. Una persona que promovió la paz y el diálogo, con errores y aciertos.

–En el peronismo hablan de que se termina un mal gobierno...

–Este es un gobierno que se va con 40% de aprobación, con dos millones de personas en la calle, que tiene un vínculo emocional y de afecto que hace que mucha gente que no vaya a comprar ese discurso.

–La crítica se sostiene en los malos números económicos...

–Si uno tiene que ser evaluado por los resultados económicos solamente, todos los gobiernos argentinos tienen un saldo negativo. A los argentinos les importan los valores, no es verdad que solo votan por el bolsillo. Eso tiene que llevar a la reflexión a todos porque la vara quedó muy alta.

–¿Macri es el dueño del 40%?

–No hay dueño de los votos.

–Pero el Presidente se paró, a partir de eso, como líder del espacio y ahí hay una puja con distintos sectores que pretenden discutirlo. ¿Cómo se ordenará esa disputa?

–La representa­ción la elige el ciudadano, no el dirigente. Si no, estaríamos llenos de campeones del mundo que de acuerdo con su autoestima tendrían un montón de votos, que después no obtienen.

–¿No es un riesgo impulsar la marcha del 7 de diciembre teniendo en cuenta el antecedent­e de la multitud en la 9 de Julio?

–Esta marcha nació en la gente, nosotros nos estamos sumando. No se trata de cantidad de gente ni de comparar.

–¿Hubo una subestimac­ión de lo que significa administra­r el Estado?

–No podés resumir la administra­ción del Estado en tres variables económicas. Eso es dar la razón a los que dicen que la cultura del poder y la institucio­nalidad son cosas que no le importan a nadie. Una de las alertas que les digo a los que vienen: guarda con creer que son expertos en el Estado, porque cambiamos la botonera por un ipad. La digitaliza­ción fue integral, avanzamos 30 años en cuatro.

–¿Qué hará el año que viene?

–Voy a combinar un período de reflexión para analizar y procesar lo que fui viviendo y hacer mi aporte político desde ese lugar. Me voy a correr de las decisiones políticas. Y tengo bastante demanda de acciones de consultorí­a afuera.

–¿Cuál es su opinión sobre las decisiones que tomó hasta ahora Alberto Fernández?

–Por mi sesgo optimista, trato de pensar lo mejor y desearle lo mejor. Necesitamo­s como país que le vaya bien y tenemos que estar con esa predisposi­ción.

–¿Le preocupa la injerencia de Cristina Kirchner en el armado de su gabinete?

–La Argentina entra en una etapa inédita de bicoalicio­nismo en lugar de bipartidis­mo. Son dos coalicione­s que tienen la enorme proporción de la representa­ción y ninguna teniendo todo el poder. Es una enorme oportunida­d para encarar una democracia negociada. El que gobierne será Alberto Fernández, cómo administra su relación interna es un tema de él.

–¿Cómo se preparan para transforma­rse en oposición?

–Hay dos miradas. Hay muchos que plantean plantarse en una postura de resistenci­a total y otros hablan de generar acuerdos. Lo que digo es que hay que hacerlo con una identidad. Hoy pienso que nos faltó más espacio de acuerdo y diálogo con el kirchnersi­mo.

–Es decir que se reuniría con Máximo Kirchner, por ejemplo.

–Me reuniría con todos. Tuvimos un par de problemas para lograr eso en este gobierno, creo que delegamos mucho la acción política y eso fue un error. Y ellos al plantarse en una postura de resistenci­a se aislaron mucho.

–Habló de que fue un error delegar la acción política. ¿A qué se refiere?

–Construimo­s una organizaci­ón donde tratamos de definir responsabi­lidades muy claras y creo que eso permitió avanzar en muchas agendas. Esto lo charlamos mucho con Emilio [Monzó], la acción política es algo que todos tienen que hacer, no solo unos pocos. Es algo para repensar.

–Monzó lanzó su agrupación con críticas hacía el estilo de liderazgo y construcci­ón política de Macri. ¿Hay una ruptura?

–Siento que es un hermano en esta construcci­ón, más allá de los matices que los dos siempre planteamos. Es muy importante que canalice su vocación territoria­l en Juntos por el Cambio.

–De esta manera, aunque falta una eternidad, podrían darse unas PASO entre Monzó y Vidal, quien lo proscribió de la provincia cuatro años...

–Todas las categorías en 2021 y 2023 tienen que ir a internas. La competenci­a tiene que estar abierta si queremos mantener la unidad. Tiene que haber competenci­a.

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