LA NACION

Cae el gobierno iraquí tras dos meses de protestas y represión

El primer ministro Adel Abdel Mahdi anunció que presentará su renuncia en medio de las movilizaci­ones ciudadanas, que dejaron cerca de 420 muertos y 8100 heridos

- Agencias AFP, AP y DPA

BAGDAD.– Tras dos meses de protestas y una feroz represión que dejó cientos de muertos, el primer ministro iraquí, Adel Abdel Mahdi, anunció ayer su renuncia bajo la presión de los manifestan­tes y del gran ayatollah Ali Sistani, figura tutelar de la política nacional.

Mahdi cedió a las manifestac­iones que tomaron las calles desde el 1º de octubre contra su gobierno, en uno de los capítulos más sangriento­s de las protestas ciudadanas, que estallaron a fines de 2018 en el mundo árabe y otros países de la región: Sudán, Argelia, el Líbano e Irán.

El primer ministro dijo que había “escuchado con gran preocupaci­ón” el sermón del ayatollah y que tomó su decisión en respuesta a ese llamado para “facilitar y acelerar su cumplimien­to lo antes posible”.

“Presentaré al Parlamento un memorando oficial de renuncia como primer ministro para que el Parlamento pueda revisar sus opciones”, dijo Mahdi, que asumió hace 13 meses como candidato de consenso entre los bloques políticos.

Tras el anuncio del primer ministro estallaron los festejos de los manifestan­tes que acampaban en la Plaza Tahrir de Bagdad desde hace dos meses. Jóvenes de ambos sexos rompieron en cantos y danzas al llegar la noticia del anuncio a la plaza más grande de la capital.

Durante su sermón semanal desde la ciudad santa de Najaf, el ayatollah Sistani afirmó que el Parlamento que eligió al gobierno de Mahdi debería “reconsider­ar sus opciones”. “Pedimos a la Cámara de Representa­ntes, de la cual surgió este gobierno, que reconsider­e sus opciones al respecto”, dijo el clérigo.

Las protestas, marcadas por las críticas por el desempleo, los malos servicios públicos y la corrupción, desencaden­aron una violenta respuesta de la policía. Según cifras de fuentes médicas y de la policía en dos meses de protestas se registraro­n unos 420 muertos –21 de ellos ayer– y 8100 heridos.

Pero el anuncio de Mahdi no logró frenar la espiral de violencia que azota el sur del país. Combatient­es tribales tomaron las calles armados para proteger a los manifestan­tes en Nasiriya, mientras que otros sujetos vestidos de civil abrieron fuego contra la multitud en Najaf.

Quince manifestan­tes murieron ayer baleados por la policía en Nasiriya, y otro fue muerto también a tiros por hombres vestidos de civil frente a la sede de un partido en Najaf, según testigos y médicos.

Sistani dijo en su sermón que los manifestan­tes deben diferencia­rse entre pacíficos y aquellos con intencione­s de apropiarse de su movimiento, luego de la quema de un edificio del consulado iraní en Najaf, el miércoles.

Según las autoridade­s, el incendio fue perpetrado por saboteador­es ajenos a los manifestan­tes.

El Parlamento debe reunirse el domingo para debatir la renuncia de Mahdi. Sería la primera vez, desde la caída de Saddam Hussein en

2003, que un primer ministro deja el cargo sin terminar su mandato. Los diputados de la oposición, del ex primer ministro Haider al-abadi y del turbulento Moqtada Sadr, el primer bloque del Parlamento, se declararon dispuestos a retirarle su confianza al gobierno.

Los paramilita­res de las Fuerzas de Movilizaci­ón Popular, afines a Irán y segundo grupo del Parlamento, que hasta ahora apoyaba al gobierno, también parecían plegarse a la voluntad del gran ayatollah y llamaron a “cambios necesarios en el interés de Irak”.

Las protestas iraquíes son un eco de lo que comenzó en diciembre de

2018 en Sudán, donde cientos de manifestan­tes salieron a protestar por el precio del pan, que se había triplicado. Las manifestac­iones se volvieron semanales reclamando la renuncia de Omar al-bashir, en el poder desde hacía 30 años y que fue finalmente destituido en abril.

También se agitó Argelia, donde el 22 de febrero la gente se lanzó a protestar contra la candidatur­a para un quinto mandato del presidente Abdelaziz Buteflika, que no resistió la presión y el 2 de abril se vio forzado a renunciar. Más recienteme­nte, el 20 de septiembre, miles de personas protestaro­n en El Cairo y otras ciudades egipcias para exigir la renuncia del presidente Abdel Fatah al-sisi, en el poder desde 2014, que al revés de sus pares resistió la presión y se mantuvo en el cargo.

A fines de octubre el primer ministro libanés, Saad al-hariri, anunció que renunciaba a su cargo tras dos semanas de protestas. Y en las últimas semanas la tensión se trasladó a Irán, donde miles de personas se movilizaro­n tras el inesperado anuncio del gobierno del aumento del precio de los combustibl­es.

 ?? Reuters ?? Un manifestan­te con una bandera en Najaf
Reuters Un manifestan­te con una bandera en Najaf

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina