Stornelli declaró durante más de 11 horas en Dolores
El juez Ramos Padilla investiga al fiscal como parte de una presunta red de espionaje ilegal
DOLORES.– Pasados 274 días desde la primera citación, cinco minutos antes del horario fijado para esta séptima y última convocatoria que le libró el juez Alejo Ramos Padilla, el fiscal federal Carlos Stornelli se presentó ayer en la sede judicial de Dolores y aceptó afrontar una maratónica declaración indagatoria en la investigación que se le sigue por su supuesta participación en una organización político-judicial de espionaje ilegal y otros delitos, causa por la que ya fueron detenidos el falso abogado Marcelo D’alessio y dos expolicías bonaerenses.
Mas acostumbrado a estar del otro lado de un escritorio de los tribunales, en el extraño rol de interrogado en lugar de su habitual función de interrogador, se instaló pronto en el despacho del primer piso de la sede de calle Buenos Aires 127. “Voy a responder preguntas, voy a aclarar lo que sea necesario”, anticipó a los periodistas, antes de ingresar. Hasta ese momento se daba por hecho que solo presentaría un escrito. Pero declaró durante más de 11 horas de indagatoria.
Si se deduce por el tiempo que allí estuvo, no se guardó nada. Brindó explicaciones sobre hechos que se le imputan, entre ellos el intento de extorsión a un empresario rural, Pedro Etchebest, que denunció el pedido de una suma de dinero para no aparecer en la denominada causa de los cuadernos de las coimas, que lleva adelante Stornelli y ventila una red de corrupción entre funcionarios y empresarios durante el kirchnerismo.
“Vamos a tratar de que la indagatoria se desarrolle de la mejor forma”, anticipó Ramos Padilla al llegar al tribunal y antes de quedar cara a cara con Stornelli. El primer paso fue la lectura de la imputación formulada por el juez. Según había anticipado en nota elevada a la Procuración General, considera tener elementos suficientes para procesarlo por ocho delitos como parte de esta organización que completarían D’alessio y los expolicías Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi. Incluye, entre otros cargos y hechos, espionajes paralelos a causas a cargo de Stornelli y coacción sobre el exdirectivo de Pdvsa Gonzalo Brusa Dovat.
Según Stornelli y su defensa sostienen desde un principio, toda la acusación es parte de una maniobra en su contra –bautizada en los medios como Operación Puf– para ensuciarlo y sacarlo de la investigación de “los cuadernos”, bitácora de puño y letra de Oscar Centeno, exchofer de Roberto Baratta, número dos del Ministerio de Planificación Federal que durante la gestión kirchnerista comandó Julio De Vido. Con esos datos, que puntualizaban pagos de coimas y retornos entre empresarios y funcionarios, se procesó y llevó a la cárcel a exfuncionarios y hombres de negocios.
El fiscal, según fuentes judiciales, negó ser parte de esa organización, marcó distancia de un vínculo estrecho con D’alessio y descartó cualquier posibilidad de presiones sobre Etchebest u otra persona en el contexto de las causas judiciales que tiene a su cargo.
En esta primera visita al juzgado de Ramos Padilla llegó con su nueva abogada, Raquel Pérez Iglesias, que reemplaza a quien fue su defensor desde el inicio de este caso, Roberto Ribas. Stornelli intentó el patrocinio de Juan Martín Cerolini, pero Ramos Padilla rechazó esa posibilidad porque el letrado representa a un empresario que se presentó como querellante en una causa paralela, también en el fuero federal de Dolores.
La audiencia comenzó a las 11 en punto de la mañana y finalizó pasadas las 22. Atravesó el horario habitual del almuerzo, por lo que al promediar la tarde le acercaron al fiscal un sándwich, traído por uno de los oficiales que lo acompañaron hasta Dolores. En la puerta del tribunal, más de 20 policías uniformados y de civil permanecieron durante buena parte de la jornada para garantizar tranquilidad para el arribo y la partida del fiscal. El trámite prolongado obligó a que al atardecer y después de las 22 subieran más viandas.
Ramos Padilla, que ahora deberá resolver si lo procesa o no, había citado por primera vez a Stornelli el 28 de febrero. En aquel momento no concurrió a la cita. Un mes después, en una audiencia fijada por el juez, quien asistió en su nombre y presentó un escrito fue su abogado. En esas líneas remarcaba que su defendido “no encuentra garantías en este tribunal”, el mismo al que ayer ingresó para sentarse y responder preguntas durante varias horas.