Ámbar. No viajó porque no pudo pagar la excursión
“Lo que iba a ser diversión terminó en tragedia. A mí me llamaron, me enteré por teléfono. No sentí ningún alivio por no estar ahí, solo pensé en cómo estarían mis compañeros”, dice Ámbar, la chica que no subió anteayer al ómnibus que volcó en la ruta 2. Sus padres no pudieron afrontar el costo de la excursión y, por eso, no participó.
Mientras habla, Eusebia Uberti, su madre, le peina el pelo para ir al velorio de Mía, su compañera de clase y gran amiga, que fue una de las dos chicas fallecidas en el accidente. “Gracias a Dios mi hija no estaba en ese micro”, dice la madre, de 37 años, aún conmocionada, en la puerta de su casa.
“Como no pudimos pagar el viaje, ella no fue. Era muy amiga de Mía, y está muy triste. Esto es una desgracia”,cuenta.aeusebiaanteayerlallamaron por teléfono y le preguntaron si su hija estaba arriba del ómnibus. “Gracias a Dios ella se salvó”, dice.
Cuando se enteró de que no iba a viajar, Ámbar le dijo a su madre que con ir un día al Parque de la Costa se conformaba. Y pactaron eso.
A su lado, Roxana Uberti, su tía, apoya el azúcar en el piso y se prepara para tomar unos mates en la vereda. Ella también tiene un hijo que fue a la misma escuela, la Nº 41, de Benavídez. “Ámbar está muy mal, era toda su clase, es un desastre”, se lamenta.
Para ella el problema son los ómnibus: “Esos colectivos de dos pisos son un peligro, siempre pueden volcar”.