LA NACION

Benavídez. Un abrazo simbólico para recordar a las dos chicas fallecidas

Vecinos, docentes y compañeros de Mía y Delfina se reunieron ayer en un acto en la escuela

- Alejandro Horvat

Benavídez, en el partido de tigre, permanecía ayer en un profundo silencio: los colegios y las oficinas municipale­s estaban cerradas por duelo luego de las muertes de dos alumnas de la Escuela Primaria N°41. Mía Morán y Delfina del Bianco viajaban anteayer en el ómnibus que volcó en la ruta 2, a la altura del kilómetro 141, rumbo a San Clemente del tuyú. Los gestos de indignació­n y de dolor se ven por doquier en esta localidad bonaerense. Los testimonio­s cargados de tristeza también se acumulan al recorrer las calles de la zona donde se ubica la escuela: todos quieren hablar. Es como si buscaran una vía de escape o una manera de empezar a elaborar la tragedia.

Ayer, después de las 16, luego de una copiosa lluvia, los vecinos y la comunidad educativa de la escuela organizaro­n un abrazo simbólico al establecim­iento para recordar a las dos alumnas fallecidas y pedir por la mejoría de los siete chicos que aún permanecen internados con distintas lesiones.

En ese grupo estaba Mabel Gauto, de 30 años, que había llegado al colegio con velas en la mano. “Las prendí por las chicas que falleciero­n y para agradecer por los que están bien. Soy del barrio y conozco a las madres de los chicos”, contó.

A su lado estaba Fabián López, de 13 años. Él también encendió una vela: “tenía varios amigos que se accidentar­on y ahora están internados. Lamento mucho que hayan muerto esas dos nenas, las velas fueron por ellas y para que se recuperen los otros”.

Liliana tarifa, de 57 años, estaba conmovida, con lágrimas que no ocultaba. Ella es vecina del barrio y lloraba porque conoce a los docentes del colegio y, además, porque sus nietos tienen la misma edad que las dos chicas fallecidas (11 y 12 años): “Vine a pedir por la recuperaci­ón de los heridos. Estoy muy triste, apenas puedo hablar”, señaló.

Jeanette Linares, la directora de la Escuela Nº 41, se dirigió a los que llegaron para participar del acto: “Estoy muy conmovida, ayer [por anteayer] perdí a dos alumnas, pero desde el minuto cero nos acompañan las autoridade­s. Los docentes y los alumnos están recibiendo apoyo. Quiero agradecer que seguimos juntos. El lunes, el turno mañana va a empezar a las 10 y la escuela va a estar abierta. Habrá un equipo de apoyo psicológic­o del municipio a disposició­n, al igual que ya lo hay en cada lugar donde hay alguien internado. Cada familia que desee puede venir y vamos a estar para acompala ñar. Esto es un dolor muy grande. El mensaje es que hay que abrazarse y acompañars­e. Quiero agradecer a las familias que también me están ayudando a llevar adelante mi tarea”, dijo, y luego pidió a los vecinos que se reunieron alrededor del establecim­iento que aplaudiera­n para recordar a las chicas.

Norma Ruiz, de 70 años, y su hija, Natalia Ruella, de 37, que es egresada del colegio, también se acercaron al acto. “Yo hice ese viaje cuando egresé. Es muy triste lo que pasó. tengo compañeros de trabajo cuyos hijos estaban en el colectivo, por suerte están bien”, señaló Ruella.

Según fuentes de la municipali­dad de tigre, ayer fueron velados los restos de las dos chicas e inhumados en el cementerio de Benavídez.

El momento del vuelco

Ilda Borgetto, de 77 años, vive justo frente a la escuela, en una casa con techo a dos aguas. Mientras arregla las flores del jardín, recuerda sus 27 años como portera de la escuela. también dice que anteayer vio salir el ómnibus y que todos los padres aplaudían: “Eran cerca de las 3.30 cuando vi salir el colectivo, yo no sabía que se iban de viaje. todos aplaudían porque estaban felices, luego me levanté y vi las noticias, no lo podía creer. El mismo colectivo que salió de acá estaba volcado en ruta. Es un dolor muy grande, no lo puedo creer”.

Antonio torres también vive frente a la escuela. tiene 88 años y está sentado en una reposera fuera de su casa. “Es un dolor muy grande, uno nunca quiere una noticia así, con chicos involucrad­os. Es tremendo, pero qué se le va a hacer”, dijo.

Ricardo Cardozo, de 54 años, es jardinero. Ayer, detuvo su bicicleta en la esquina de la escuela. Él está indignado con Alberto Maldonado, el conductor del ómnibus, que ayer declaró frente al fiscal de la causa: “Ojalá que se haga justicia. En qué iba pensando ese tipo. Ahora se vienen las Fiestas y esas familias no van a tener a sus hijas. Es tremendo. Yo justo estaba en un hospital con mi hija y vi que la gente lloraba mirando la tele, y era por el colectivo que volcó, no lo podía creer. Es una tragedia”.

Andrea Lanzarte, de 45 años, está tomando mate en la puerta de su casa. Sus dos hijos fueron a la escuela Nº 41 y ahora ya pasaron al secundario. “Cuando ellos estaban en el primario nos ofrecieron el viaje y dijimos que no porque nos daba miedo el tema del micro. Es una tragedia, hoy el barrio está totalmente de luto. Mi sobrina, todos iban a ese colegio. Algo cambió para siempre después de esto. tenemos mucho dolor”, describió.

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Rodrigo néspolo La Escuela Nº 41 fue ayer un punto de encuentro para los maestros, los estudiante­s y los padres

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