Discriminación en China
Arbitraria, con una moderna plataforma especial de vigilancia facial e información adicional, China controla a los integrantes de la importante minoría musulmana de la etnia turkmena uigur, que reside mayoritariamente en el noroeste del extenso país. Así lo evidencian documentos oficiales que se han filtrado recientemente al periodismo extranjero.
A esta tarea se suma, además, su extensa red de embajadas, responsable del acoso al que el país oriental somete a los dos millones de uigures, que son objeto de un indisimulado y permanente control individual, incluso cuando están fuera de China.
Resultan condenables los encierros masivos de centenares de miles de uigures en los llamados “campos de reeducación y entrenamiento”, donde son internados por meses enteros con el objetivo de lavarles el cerebro, en un esfuerzo por tratar de asimilar su cultura con la de los han, la etnia hoy claramente mayoritaria en China.
La persecución contra esos grupos de musulmanes se ha manifestado también en la destrucción de cientos de mezquitas construidas por ellos y en acciones dirigidas a impedirles el acceso a cargos y empleos públicos que, en los hechos, se reservan para los han.
La Unión Europea ha entendido que se está ante inaceptables restricciones a los derechos fundamentales de los uigures.
Junto a los intentos de perseguir y aislar a los uigures, se han advertido asimismo preocupantes expresiones de racismo. Resulta imperioso que la comunidad internacional intime a las autoridades chinas a abandonar sin demoras estos actos discriminatorios contra una parte de su población.