LA NACION

La última imagen de Racing como local en el ciclo Coudet no fue la mejor, pero el DT vislumbra una segunda parte

- Nicolás Zuberman

Para Eduardo Coudet, el Cilindro de Avellaneda siempre será el estadio en el que se estrenó como entrenador, en febrero de 2015, con un triunfo de Rosario Central sobre Racing. Para el Chacho este estadio que ayer lo despidió con una ovación será también el lugar donde dio su primera vuelta olímpica como técnico, la de la última Superliga. Al cabo, el Presidente Perón fue la fortaleza que construyó Coudet para este exitoso ciclo de dos años en la Academia: de 35 partidos en condición de local, ganó 23, empató 9 y perdió 3. Sacó casi el 75% de los puntos que se pusieron en juego como local. El último casillero en su planilla en casa dirá: Racing 1 vs. Defensa y Justicia 1.

Pero no se trata sólo de números. En enero de 2018, la primera vez que el Chacho pisó esta cancha como técnico de Racing, incluso antes de su estreno oficial, se llevó una ovación. En la platea del Cilindro había unas cinco mil personas que vinieron a la presentaci­ón de los refuerzos Ricardo Centurión, Nery Domínguez, Neri Cardozo, Leonardo Sigali y Alejandro Donatti. Coudet, sin vínculo previo con el club, apenas con un amistoso de verano ante Independie­nte en el lomo y un discurso entrador, ya se había ganado a los hinchas. “Muchas veces esto pasa por el contagio. Racing es un club pasional, eso me gusta. Nosotros vamos a transmitir desde adentro y la gente va a ayudar desde afuera”, fue la promesa el día de su presentaci­ón, en diciembre de 2017. Resultó una premonició­n: ese encanto mutuo duró hasta el último día que se sentó en el banco de suplentes local y no solo se sustentó en los puntos si no también en el estilo. “Y ya lo vé es el equipo de Coudet”, cantó el Cilindro cuando el Chacho asomó por el túnel con su clásica chomba negra. El entrenador saludó y se sentó en el banco para vivir el partido como siempre. “Estoy seguro que el camino nos volverá a juntar. Fueron dos años muy lindos. Creo que el afecto es mutuo, me encariñé mucho con todos, estoy agradecido a la gente que trabaja acá, a los dirigentes y a los jugadores”, dijo en su último partido en Avellaneda. La novela de su salida, la negación de lo que ya era un hecho durante seis semanas no cambió nada del amor que se generó entre los hinchas y el DT en estos dos años que duró su ciclo.

La última imagen de un equipo de Coudet en el Cilindro, de todos modos, no fue la mejor. Y estuvo lejos de tener su sello. El técnico hasta se fue enojado. Defensa dominó la pelota y le ganó en intensidad, uno de los puntos que distinguie­ron al cuadro del Chacho en su ciclo en la Academia. Aunque sí dejó una escena típica de un bicho futbolero como él: para marcarle un error al árbitro Loustau se acercó al cuarto árbitro, Germán Delfino, y le habló desde el intercomun­icador que usan los jueces. Los tres se rieron de la situación. El partido se jugó en el primer tiempo. A los 4 minutos, la visita ya estaba en ventaja: en solo tres toques pasó de arco a arco y puso a Aliseda de cara al gol. Pero a los

10, Cvitanich se fabricó un penal que luego cambió por gol. El resultado decía 1 a 1, pero el trámite seguía siendo el mismo. Arias le negó el 2 a

1 para la visita a Neri Cardozo y entre Zaracho y Montoya desperdici­aron lo que hubiera sido la ventaja para el local. La segunda etapa fue casi decorativa. Por eso el 1 a 1 no se movió. Y por eso el Chacho se fue por última vez por el túnel del Cilindro masticando bronca.

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Fotobaires Lucha en lo alto: Donatti, defensor de Racing, disputa el balón con Juan Lucero, delantero de Defensa y Justicia
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