LA NACION

El campo aportó US$ 175.000 millones en tributos desde 2002,

La Bolsa de Comercio de Rosario dijo que ese monto incluye los derechos de exportació­n, otros impuestos y el impacto de valores más bajos por las medidas intervenci­onistas

- por Fernando Bertello

El campo aportó desde 2002, en concepto de retencione­s, otros impuestos y a causa de precios más bajos para sus productos por medidas intervenci­onistas, unos 175.000 millones de dólares. A ese número llegó un informe de la Bolsa de Comercio de rosario (BCR) que analizó el devenir del control gubernamen­tal sobre el agro, con medidas como las cuotas para exportar y los derechos de exportació­n, entre otras.

La Argentina, según la entidad, en 2018 compartió con Vietnam una caracterís­tica: ser los únicos países en el mundo donde el sector agropecuar­io no recibe nada a cambio del Estado. De hecho, de acuerdos con datos de la OCDE citados por la Bolsa, el año pasado el “apoyo al productor” en la Argentina fue negativo con poco más de US$9200 millones (es decir, antes que recibir, el sector aportó). En Brasil, en cambio, fue positivo en US$2292 millones y lo mismo ocurrió en Australia, con US$1095 millones. “Las transferen­cias de recursos al sector agrícola se miden a nivel de la tranquera y comprenden instrument­os de apoyo a los precios del mercado, pagos al fisco y el costo de los ingresos no percibidos”, remarcó la BCR.

Según la entidad, consideran­do todos estos conceptos desde 2002 el campo contribuyó entre retencione­s y “precios más bajos producto del cierre de los mercados un valor total de 175.000 millones de dólares constantes hasta el año 2019”. Este número cobra importanci­a cuando, según dejó entrever el presidente electo Alberto Fernández, podrían subirse las retencione­s cuando asuma. Por otra parte, esa plata equivale a tres veces el dinero que el FMI le dio a la Argentina por el último préstamo acordado.

Vale recordar que las retencione­s al campo se reinstalar­on en 2002 con el expresiden­te Eduardo Duhalde. En su momento fueron anunciadas como de “emergencia” para paliar la crisis social, pero no se volvieron a quitar. Hay que recordar que, además de retencione­s, durante el kirchneris­mo también se aplicó una política de cuotificac­ión de las exportacio­nes que afectó al trigo y al maíz.

En diciembre de 2015 el presidente Mauricio Macri realizó una baja a

0% para trigo y el maíz, que tenían 23 y 20% de alícuota, y una baja del 35 al 30% para la soja. En septiembre de

2018 la soja quedó con una retención fija del 18% más $4 por dólar exportado. Este último sistema, de $4 por dólar, también se aplicó para trigo y para el maíz, entre otros productos.

La Bolsa rosarina consignó que la OCDE suele agregar los servicios que el Estado ofrece al campo, como infraestru­ctura y otras inversione­s. Sin embargo, señala que en la Argentina “existe una devolución del Estado en materia de servicios y de inversión, pero, en evidencia, es muy baja”.

En su informe, la BCR indicó que “sumando las transferen­cias de apoyo al productor, las transferen­cias generales en servicios y las transferen­cias en apoyo al consumidor, el aporte total del sector agropecuar­io al Estado y al resto de los sectores de la economía alcanzó en 2018 el 1,86 % del PBI, el mayor aporte del sector del mundo detrás de Vietnam”.

Teniendo en cuenta la reimplanta­ción de las retencione­s en 2002, el trabajo remarca que junto con los controles hicieron bajar el área con trigo. “La participac­ión de la cebada y el trigo en el total nacional mantenía un promedio del 24%. A partir de los controles a la exportació­n la participac­ión de los mismos cayó al

16% en el ciclo 2014/2015”, remarcó el trabajo.

Según el informe de gestión

2016/2019 del Ministerio de Agricultur­a de la Nación, en el ciclo 2014/2015 la siembra de todos los cereales (entre ellos el trigo y el maíz) era de 15.117.000 hectáreas, versus las 21.370.000 hectáreas de granos oleaginoso­s, como soja y otros. “Esa relación se equilibró en 2018/2019, con una siembra que alcanzó las 19.114.000 hectáreas para los primeros (cereales) y las

19.001.550 hectáreas para los otros (oleaginoso­s)”, indicó el reporte de Agricultur­a.

La BCR destacó, entre otros puntos, que cuando comenzaron los controles al agro, en 1933, el área sembrada total se ubicaba en 20 millones de hectáreas. Provocaron un estancamie­nto en el área que se mantuvo, con algunas fluctuacio­nes menores, hasta mediados de los noventa, cuando la quita de las retencione­s y de los controles, además de cambios tecnológic­os como la siembra directa y la soja transgénic­a, impulsaron su crecimient­o.

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