El maíz, en tiempo de definiciones
1. humedad justa
Más allá de las lluvias de la semana pasada, en una extensa área de la zona maicera, que abarca el norte y el oeste de Buenos Aires, y el sur de Córdoba y de Santa Fe, la humedad está justa y los productores están pendientes de los pronósticos de precipitaciones para los próximos días. La cuestión es simple: el agua acumulada en el barbecho y la proveniente de lluvias de las últimas jornadas alcanzó hasta ahora, pero se necesitan registros importantes pronto para abastecer los mayores requerimientos hídricos que se generan durante la floración.
Sucede que “muchos cultivos tempranos tienen entre siete y ocho hojas y ya superan el alambrado”, según observa un técnico que atiende campos cercanos a las rutas 8 y 7. El asesor advierte con preocupación que “no se ven charcos en los campos, muchos arroyos se secaron y no hay agua al costado de las banquinas. Las lluvias del fin de semana pasado aportaron un poco de humedad superficial a los lotes, pero debajo el perfil está seco y la napa se profundizó”.
2. etapas críticas
A partir de esta semana el maíz entra en etapas críticas. Un cultivo temprano puede consumir seis o siete milímetros por día en diciembre. Ergo, se necesitan lluvias que aporten por lo menos 180 mm en el mes para evitar recortes en los rindes. Además, “quien debió sembrar tarde por la seca de inicios de primavera y se vio obligado a desplazar la floración de los maíces a enero, debería recibir más de 200 mm en el mes para que se desarrolle sin dificultades”, advierte el profesional. Mientras tanto, en muchos lotes de maíz se están haciendo tratamientos de rescate de yuyo colorado y de sorgo de Alepo resistente con herbicidas posemergentes u hormonales para mantener el lote limpio para la siembra de soja en la próxima campaña. La comercialización es otro tema que quita el sueño a los productores, con el telón de fondo de un eventual aumento de las retenciones. En el interín, se están concretando canjes de grano por cosechar contra los insumos usados, para fijar el valor de éstos en quintales de soja o de maíz.