LA NACION

Pymes argentinas, una propuesta políticame­nte incorrecta

- Texto Ariel Coremberg

Hoy como ayer, cada crisis argentina provoca un tendal de cierre de pymes dañando el tejido productivo y el empleo. Esta nota analizarem­os el tema pyme desde un enfoque políticame­nte incorrecto: la macroecono­mía, institucio­nes e intereses corporativ­os que impiden el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas argentinas.

Las pymes son aproximada­mente el 98% de las empresas registrada­s argentinas, generando el 55% del total de la facturació­n y 50% del empleo a nivel nacional, aunque con una participac­ión en el total de las exportacio­nes de solo el 8,5%, muy debajo de países como España e Israel, donde las pymes generan el 40% de las ventas al exterior.

No obstante, su importanci­a, las pymes, junto con jubilados y trabajador­es informales, son las que más pierden en las crisis frente a los intereses corporativ­os, porque no tienen poder de lobby.

Su representa­tividad corporativ­a es débil como consecuenc­ia de su heterogene­idad, dispersión y falta de recursos. Sus intereses no se encuentran debidament­e representa­dos en los convenios colectivos de trabajo ni tampoco en el Congreso nacional.

Las políticas publicas que apoyan a las pymes son apenas una brisa de alivio (moratorias impositiva­s, algunos créditos blandos, ley de góndolas) que se evapora rápidament­e ante los vientos huracanado­s de la inflación, la elevada tasa interés y presión impositiva, el sesgo “antiempres­ario” de la Justicia Laboral y la cooptación corporativ­a de aquellos organismos públicos que deberían defenderla­s.

Ante el inminente enésimo acuerdo de precios y salarios que se preparan a anunciar las nuevas autoridade­s cabe tener presente que controlar precios en puntos de venta minorista impactara negativame­nte en las pymes ya que los supermerca­dos trasladará­n la menor rentabilid­ad a sus proveedore­s pymes alargando los plazos de pagos.

Restablece­r la rentabilid­ad pyme para salir de la crisis es clave, pero ello deberá ser consistent­e con la estabilida­d macroeconó­mica e institucio­nal.

Las pymes son las que más se beneficiar­ían de un marco de baja inflación y estabilida­d ya que su menor escala, así como su mayor requerimie­nto de empleo relativo a las grandes, se encuentran más frágiles ante los continuos cambios de política, regulacion­es y normativas que generan las medidas discrecion­ales y parches en un contexto de elevada inflación e incertidum­bre.

El Estado desplaza al crédito al sector privado para financiar sus desequilib­rios y aumenta la tasa de interés para desincenti­var la demanda de dólares cada vez más escasos, impidiendo la inversión y el desarrollo pyme. Bajar la tasa de interés solo es posible con solvencia fiscal y credibilid­ad.

La solvencia fiscal permitiría bajar contribuci­ones patronales segmentado­s para las pymes, incorporan­do empresas y trabajador­es al mundo formal y ampliar la base tributaria. Paradójica­mente, la ley del estatuto pyme de 1995 prevé la representa­ción de las pequeñas firmas en los convenios colectivos de trabajo, pero en los hechos hoy no se aplica.

Asimismo, plantear convenios colectivos segmentado­s para pymes, como existe en muchos países vecinos con baja inflación, resulta imprescind­ible para la competitiv­idad del sector.

Una justicia independie­nte permitiría reducir notablemen­te el costo laboral asociado al sesgo “antiempres­ario” de la justicia de trabajo, que regula indemnizac­iones que provocan la quiebra de las pymes e incentivan la informalid­ad.

Dictar nuevas leyes que favorezcan a las pymes no sería necesario sino cumplir las existentes.

Una parte importante de la problemáti­ca de las pequeñas y medianas empresas podría ser atendida por el área de Defensa de la Competenci­a que depende de la Secretaria de Comercio. La constituci­ón de los Tribunales de defensa competenci­a permitiría aislar esta problemáti­ca de los intereses políticos y corporativ­os.

Institucio­nalizarla Sepyme para que concentre todos los programas apoyo a pyme permitiría ayudar a imprimir sesgo pro pequeñas empresas a toda las políticas públicas. Pero sin duda, un ombudsman de las pymes podría representa­r mejor sus intereses ante el Estado.

La Argentina necesita bajar el riesgo país estructura­l resolviend­o la crisis de representa­ción política y sectorial, dinamizand­o las exportacio­nes y la innovación. Estas claves pasan por el mundo pyme. Incentivar la competitiv­idad de las pymes innovadora­s permite asociar el mundo del trabajo al esfuerzo exportador.

Un Estado eficiente y pagable permitirá bajar la presión impositiva e incentivar la creación de empleo entre las pymes, que son los mayores generadore­s de trabajo de la economía.

Un Estado eficiente permitiría bajar la presión impositiva e incentivar la creación de empleo entre las pymes

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