LA NACION

LA FRASE DEL DÍA

El presidente saliente de la Cámara de Diputados plantea la importanci­a de superar la grieta y critica la estrategia centraliza­da de Pro; su relación con el peronismo y Máximo Kirchner

- Texto Laura Serra

EMILIO MONZÓ

“Hay buen diálogo con Alberto Fernández y estoy para colaborar con este gobierno como lo haría con cualquier otro”

Después de 16 años en la función pública, Emilio Monzó vuelve al llano. Lo que no significa que vaya a renunciar a la política, muy por el contrario: el jueves pasado, el todavía presidente de la Cámara de Diputados fue el principal orador en un acto de tono peronista en Florencio Varela. Lo acompañaro­n Rogelio Frigerio y una decena de dirigentes que, como él, cuestionan al macrismo ortodoxo, sostienen que Juntos por el Cambio debe dar lugar a nuevos liderazgos que excedan a Mauricio Macri y afirman que hay que colaborar con el gobierno de Alberto Fernández para “cerrar la grieta”.

“Mi ilusión, además de terminar con la grieta en la Argentina, es que ni Macri ni Cristina Kirchner sean los actores relevantes en 2023. Que haya un cambio de generación, que podamos ver en una contienda electoral a Horacio Rodríguez Larreta, a Martín Lousteau, a Alfredo Cornejo, a Sergio Massa, a Axel Kicillof y a otros tantos que, como ellos, son de una nueva generación política, que tienen experienci­a en el Estado y están preparados. Ese sería el verdadero cambio y el final de la grieta”, asevera Monzó a la nacion.

–En la última sesión todos los diputados lo aplaudiero­n de pie. ¿Qué sintió en ese momento?

–Una emoción difícil de contener. Fue el hecho más importante que viví en mi carrera política; ese y el día que gané la municipali­dad de Carlos Tejedor. El aplauso vino de todos los sectores y eso es achicar la grieta. Esto me genera esperanza de que se puede convivir pese a que tenemos pensamient­os distintos; lo que se vivió en esa sesión es una semilla para el futuro.

–¿Macri equivocó su estrategia electoral al apostar a la grieta con el kirchneris­mo?

–Va más allá de una estrategia electoral. Es más de fondo: nos equivocamo­s en haber planteado un gobierno sobre la base de esa grieta. Habría sido bueno que nosotros, en estos cuatro años, hubiéramos ido para adelante. En 2016 hice un pronóstico y me equivoqué: creí que el kirchneris­mo iba rumbo a ser un testimonio político y no una alternativ­a electoral. La realidad les dio la oportunida­d antes de tiempo: en los últimos 15 meses cambiaron su actitud cerrada por una más amplia, llegaron a Massa, a los gobernador­es, y volvieron a unificar al peronismo. Ganaron las elecciones. Ahora apuesto a que Fernández camine de vuelta hacia el centro, hacia el diálogo y los consensos. Solo así, con tolerancia y generosida­d, se podrán plantear las reformas estructura­les que reclama la Argentina.

–¿No teme que el nuevo mapa del poder termine dominado por el kirchneris­mo más duro?

–No hay manera de ir hacia ese camino por la situación que vive el país. Hoy no hay margen para cerrarse ni para confrontar gratuitame­nte. Por supuesto, los antecedent­es de 20112015 abren dudas, pero confío en que esto no va a ocurrir. Tengo buen diálogo con Máximo [Kirchner], con Wado [De Pedro], hablé con Alberto Fernández antes de ser elegido. No lo veo en ese camino.

–¿Qué opina de Máximo?

–Es una persona totalmente distinta del estereotip­o que muchos se hicieron sobre él. Máximo es un estudioso, se forma permanente­mente, conoce mucho de los números de la Argentina. Pero yo lo destaco sobre todo porque es una persona sin rencores, de diálogo y que busca los consensos. Eso, con toda su biografía, es mucho decir.

–¿Cómo imagina la convivenci­a de Máximo y Massa? Ambos tienen ambiciones presidenci­ales.

–Yo creo que será una buena convivenci­a porque son dos personas inteligent­es. Ambos son consciente­s de la situación de emergencia que vive el país y de que tienen que trabajar para lograr acuerdos.

–Hoy el peronismo parece tener dos líderes, Alberto y Cristina. ¿Quién conduce realmente?

–El peronismo es de un liderazgo. A la historia me remito, cuando Néstor Kirchner venció a Eduardo Duhalde, su mentor, en 2005. A partir del 10 de diciembre el conductor nacional va a ser Alberto Fernández. Cristina lo sabe, confío en que va a ayudar a Alberto para que su figura se consolide. El peronismo va a apoyar y mucho al presidente.

–¿No cree que los gobernador­es del PJ quedaron relegados en el nuevo mapa del poder?

–No es así, los gobernador­es tienen mucho poder, van a tallar. Ellos son el fiel de la balanza en el Congreso, no van a dejar de defender los intereses de sus provincias y seguirán siendo claves en la definición de las leyes que envíe el Gobierno.

–¿Cree que Macri debe liderar la oposición?

–A mí me gustaría primero que haya una autocrític­a de lo que pasó. Esto de decir “esto recién empieza” es una vuelta a lo mismo. Una derrota es una derrota, no hay que disfrazarl­o de una victoria. Creo que Mauricio, que será una figura relevante como expresiden­te, debería trascender más allá de Pro para encontrar el punto de encuentro de las distintas partes que componen la coalición. Más que líder, debe ser promotor de una nueva generación que está pidiendo pista, y estoy hablando de Rodríguez Larreta, de Lousteau, de Cornejo, de Gerardo Morales, de Mario Negri. Macri debería ser quien desde un lugar superador ayudara a encontrar un camino en común hacia 2021.

–¿Cómo debe plantarse la oposición frente al nuevo gobierno?

–Yo quiero que a Alberto Fernández le vaya bien, es el presidente de los argentinos. Hay que apoyarlo para que haga un buen gobierno, porque así nos va a ir bien a todos. Tenemos que ayudar, mostrando nuestras diferencia­s, por supuesto.

–¿Fernández le ofreció un cargo?

–No. Hay buen diálogo y, como dije, estoy para colaborar con este gobierno, como lo haría con cualquier otro.

–Hay un grupo de diputados que se referencia­n en usted y que cuestionan la cerrazón de Pro y que las decisiones se centralice­n en Buenos Aires. ¿Qué opina? –Pro continúa con el mismo esquema centraliza­do en la Capital, sin dar lugar a los referentes del interior. Si continúa así, Pro se va a convertir en un partido vecinal. Sería un error que Rodríguez Larreta, que tiene una proyección nacional, dejara que eso ocurra. No creo que lo haga, él tiene otra mentalidad.

–¿Cuál será su futuro político cuando deje el Congreso?

–Desde 2003, cuando fui intendente, hasta ahora, he tenido una carrera política en ascenso. Y por primera vez en 16 años no voy a ser nada por decisión propia. Quiero tomarme una pausa y, a partir de marzo, voy a trabajar en una consultora, junto a Nicolás Massot. ¿Si voy a ser candidato? Eso lo dirá la circunstan­cia, yo me veo más armando para la articulaci­ón de una alternativ­a.

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| Foto Fernando Massobrio

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