Los gobernadores están molestos y se sienten relegados
Se ven fuera del armado del gabinete y les preocupa la influencia de Cristina Kirchner
CÓRDOBA.– Hay malestar entre los gobernadores peronistas que acompañaron al presidente electo, Alberto Fernández. Evalúan que las promesas de que participarían activamente en la administración están lejos de concretarse. Vienen perdiendo espacio en el armado del gabinete y a muchos les preocupa el dominio en las decisiones de Cristina Kirchner; suponían que su influencia sería más acotada. El esperado “armado federal” se deterioró.
Fernández le ofreció al senador nacional por Córdoba Carlos Caserio el Ministerio de Transporte para descomprimir la situación en la Cámara alta, después de que una docena de gobernadores del PJ acordaran mantener un bloque separado del kirchnerismo. La existencia de dos bloques les daba más fuerza a las provincias.
La propuesta no solo dejaba a Cristina Kirchner con menos limitaciones, sino que era un gesto a las provincias de llevar una mirada “federal y del interior” al área que resuelve sobre subsidios, conectividad aérea e infraestructura, entre otros aspectos de interés de las jurisdicciones. Cuando todo parecía cerrado, las presiones del sindicalista Hugo Moyano y la “invitación” de la vicepresidenta electa a que Caserio se quede en el Senado como titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda ponen en duda la voluntad de Fernández.
La designación de Caserio –quien renunció a la presidencia del peronismo cordobés por las diferencias con Juan Schiaretti, quien no apoyó a Fernández en la campaña– también intentaba convencer a los dirigentes más pesimistas respecto de la injerencia de la vicepresidenta en el gabinete. El senador no tiene buen vínculo con ella, ni siquiera lo recompuso durante la campaña.
“¿Vieron? No se pueden hacer acuerdos en los que ella intervenga”, apuntan cerca de Schiaretti, repitiendo lo que piensa el gobernador. Otro compromiso de Fernández que luce desarmado es el asumido con el mandatario sanjuanino, Sergio Uñac, para el área de minería. Alberto Hensel, el titular de la cartera en San Juan, ahora parece descartado porque José Luis Gioja (otro “vocero” del Instituto Patria) recomendó al catamarqueño Rodolfo Micone. En este caso también pesa la disputa que Uñac y Gioja mantienen por el liderazgo del PJ sanjuanino.
Juan Manzur, gobernador de Tucumán, fue el primero en avalar a Fernández y ponerle su estructura a disposición, y en esa provincia se hizo el primer encuentro con empresarios y sindicalistas; había sido señalado como una suerte de primus inter pares. Un exfuncionario suyo, Pablo Yedlin, era “casi número puesto” para Salud, que recuperará el estatus de ministerio, pero cada vez toma más fuerza Ginés González García, exministro de Néstor Kirchner.
“Poco interior”
Un gabinete con “poco interior” describen fuentes de diferentes provincias consultadas por la nacion e insisten en que si Fernández deja que el kirchnerismo duro siga avanzando, después le costará sostener la “alianza” de la que habló con los gobernadores. “El apoyo es a cambio de algo, siempre”, ironizan.
Los mandatarios de la región centro (Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos) son los que más en contacto están entre ellos, movilizados por la preocupación de lo que implicaría una suba de retenciones, que es extensiva a Uñac por la minería. Comparten la convicción de que, como en la etapa más cuestionada del kirchnerismo, serán las provincias con economías privadas más sólidas las que aportarán para “sostener al conurbano bonaerense y al norte”.
A la mitad de las provincias también les inquieta que sea un kirchnerista puro el que dirigirá la Anses: Alejandro Vanoli. Son 13 las que no transfirieron sus cajas de jubilaciones a la Nación y hoy cuentan con un convenio que les garantiza los giros para cubrir los déficits. La discrecionalidad en el reparto y las exigencias dominó los últimos años del kirchnerismo; no contar con esos recursos implica un problema financiero adicional muy significativo para los distritos.
Por las últimas declaraciones de Fernández, los funcionarios provinciales empiezan a convencerse de que avanzará en aquellas medidas federales que no le impliquen impacto fiscal. Por ejemplo, en la Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA), planteó que las negociaciones paritarias concentradas en la Nación no eran lógicas en un país heterogéneo.