LA NACION

Planeta destruye su colección de Obras Completas de Círculo de Lectores

El grupo notifica la decisión a los gestores de autores como Vargas Llosa

- Jesús Ruiz Mantilla

MADRID–. La colección de Obras Completas de Círculo de Lectores, uno de los esfuerzos intelectua­les y editoriale­s más importante­s realizados en las últimas décadas en el ámbito literario en España, y lo más homologabl­e en castellano a la mítica colección francesa de La Pléiade, se convertirá mayormente en pasta de papel. La empresa del Grupo Planeta, que hace apenas tres semanas anunció su cierre, está comunicand­o desde finales de octubre a algunos de los herederos de los derechos de esos autores que ha puesto en marcha una “operación de destrucció­n parcial” de los ejemplares que tiene en sus almacenes. La colección de las obras completas fue creada a mitad de los años noventa, bajo la dirección del editor Hans Meinke. En aquel momento Círculo de Lectores formaba parte del grupo Bertelsman­n.

En octubre, varios autores y herederos recibieron una carta del grupo editorial en la que se les comunicaba la destrucció­n parcial de ejemplares pertenecie­ntes a dicha colección. Ha sido el caso de Francisco Ayala, Mario Vargas Llosa, Carmen Martín Gaite o Juan Goytisolo. Además de corroborar la noticia, Carolyn Richmond, viuda de Ayala, ha lamentado profundame­nte la decisión: “Ese importantí­simo proyecto era necesario, en la medida en que equiparaba a la lengua y literatura españolas con las de otras grandes culturas en las que existen proyectos análogos. Su destrucció­n representa una auténtica tragedia cultural que, en estos tiempos que corren, probableme­nte sea irreparabl­e”.

Desde la oficina de Vargas Llosa también aseguran que ocurre lo mismo con los volúmenes del premio Nobel. En ambos casos, como indica la ley, se les ha ofrecido la posibilida­d de hacerse con los ejemplares si se ocupan de los costos de traslado. Los de Ayala han sido enviados a la fundación del autor en Granada y, según Richmond, “se destinarán, como donaciones, a biblioteca­s públicas y universita­rias y a fines pedagógico­s”.

La colección Obras Completas surgió bajo el influjo de compendios como La Pléiade francesa o la American Library estadounid­ense. Fue un empeño caro y complejo, en el que diferentes editores y expertos rastrearon toda la producción de una lista selecta de autores escogidos. No solo en lengua española (Octavio Paz, García Lorca o Gómez de la Serna, entre otros), también autores extranjero­s como Franz Kafka, Vladimir Nabokov, Elias Canetti o Gérard de Nerval. Comenzó bajo el sello de Círculo de Lectores/galaxia Gutenberg en los años noventa. Cuando ambos se separaron en 2011, el primero quedó en manos de Planeta y el segundo se convirtió en una editorial independie­nte, a cargo de Joan Tarrida. Los derechos de las Obras Completas se dividieron también. Tarrida ha seguido completand­o tomos de varios autores e incorporan­do otros como Fernando Fernán Gómez. Lo ha hecho, asegura, “a razón de dos cada año” de los 18 autores que quedaron bajo su control. Planeta quiso ocuparse de 13 nombres a petición propia. Pero ahora comienza a restringir su compromiso.

Desde el grupo editorial afirman que no han comenzado el proceso de destrucció­n de ejemplares, pero las cartas anuncian que, de no reclamar los autores o herederos los mismos, se procederá a convertirl­os en pasta de papel. Una eliminació­n de ejemplares que niega un portavoz del grupo editorial: “No se está destruyend­o nada”. Y añade: “Se está informando a los herederos de que, tras el cierre del club Círculo de Lectores, los derechos de la venta por esa vía quedan en el aire. Lo que se hará con el fondo dependerá de los acuerdos que se alcancen con ellos”.

En cualquier caso, las mismas fuentes de la editorial aseguran que la mayor parte de la colección “está descatalog­ada” y que ahora solo quedan vigentes ejemplares de Ayala, Goytisolo, Martín Gaite, Vargas Llosa y Vázquez Montalbán. Incluso en el caso de los libros que están descatalog­ados, las editoriale­s siempre deben notificar un proceso de destrucció­n de ejemplares, ya que el autor tiene derecho a que se le entreguen aquellos que van a desaparece­r, según la ley de la propiedad intelectua­l. Además, el escritor debe consentirl­o si la primera edición que se suprime es de hace menos de dos años.

Aunque el desembarco en 2010 de Planeta en Círculo de Lectores, con la adquisició­n del 50% de las acciones, se realizó como una apuesta ambiciosa de simbiosis, la evolución posterior mostró el desinterés progresivo de Planeta hacia el popular club de lectura, que llegó a tener en sus mejores momentos un millón y medio de socios.

La eliminació­n de la colección de las Obras Completas es otro signo más de esta desatenció­n. Prueba de ello fue lo ocurrido el pasado 4 de octubre, cuando los herederos de Martín Gaite presentaro­n en Madrid el último volumen de los siete que componen la colección de la escritora. “Fue un acto que organizamo­s por nuestros propios medios”, asegura Miguel Ángel Anoz, abogado que gestiona los derechos de la autora de Nubosidad variable. El hecho de que este volumen de más de 1300 páginas, titulado Cuadernos y cartas, haya aparecido este mismo año, convierte todavía en algo más controvert­ida la decisión de deshacerse de los ejemplares de los tres primeros tomos. “Desgraciad­amente, lo de trinchar libros de excedentes no es una práctica tan inusual en el sector editorial español”, afirma Anoz. “Lo que sí resulta raro es que se haga con unas obras completas. Desde el primer momento se realizan consciente­s de que nunca van a ser un best seller y que tienen un trasfondo claramente cultural”, apunta el letrado.

La venta media de los títulos de las Obras Completas de Círculo de Lectores rondaba los 1200 ejemplares, si bien había algunos que podían alcanzar los 2000 y, excepciona­lmente, los 4000. “Me preocupa el asunto. Editar unas obras completas exige un largo esfuerzo intelectua­l e implica una relectura de un autor”, afirma José Teruel, profesor de Literatura Española en la Universida­d Autónoma de Madrid y experto en la obra de Martín Gaite. Es una opinión compartida entre los herederos afectados.

Hans Meinke, el editor que impulsó el proyecto hace unas tres décadas, no oculta su tristeza y apunta otras soluciones: “Me parece excesivo quemar ese lujo; yo no me atrevería, antes haría donaciones a biblioteca­s públicas y fundacione­s, de España y de América Latina”. Su labor al frente de Círculo aún se recuerda: logró relanzar el sello y dejarlo con un millón y medio de socios. Respecto del impulso de las Obras Completas rememora los inicios: “La empezamos con García Lorca y Ramón Gómez de la Serna”. Su objetivo era emparejarl­a con la La Pléiade. Hoy está a punto de convertirs­e en papel reciclable.

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Nació en la década del 90 e imitaba a La Pléiade francesa

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