LA NACION

Cristina amplía su influencia judicial

Se quedó con cargos claves en el control de los tribunales

- Paz Rodríguez Niell

Cristina Kirchner ganó espacios que son importante­s en el área de Justicia del gobierno de Alberto Fernández. El segundo lugar del Ministerio de Justicia quedó para Juan Martín Mena, un penalista muy cercano a la vicepresid­enta. En el Consejo de la Magistratu­ra, el representa­nte del Poder Ejecutivo será Gerónimo Ustarroz, hermano de crianza de Eduardo “Wado” de Pedro. La Procuració­n del Tesoro, a cargo de los abogados del Estado, la ocupó Carlos Zannini, su mano derecha. En la provincia de Buenos Aires, la cartera judicial la ocupará Julio Alak, que integró su gabinete.

Cristina Kirchner ganó espacios que son claves en el área de Justicia del gobierno de Alberto Fernández. Colocó a funcionari­os de su mayor confianza en cargos de mucho poder.

La ministra de Justicia y Derechos Humanos será Marcela Losardo, amiga y socia de Fernández desde hace treinta años, pero por debajo de ella estará Juan Martín Mena, un penalista muy cercano a Cristina Kirchner, a quien ella designó número dos de Oscar Parrilli en la Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI) durante su gobierno.

En el Consejo de la Magistratu­ra, la vicepresid­enta también puede darse por satisfecha con la designació­n que hará Fernández. El representa­nte del Poder Ejecutivo será Gerónimo Ustarroz, hermano de crianza de Eduardo “Wado” de Pedro.

Mena, que acompañó a la vicepresid­enta a Comodoro Py la semana pasada cuando declaró en el juicio oral, fue candidato a ocupar el Ministerio de Justicia bonaerense, cargo al que finalmente fue Julio Alak, exministro de Justicia de la Nación. Todo indicaba entonces que Mena volvería a la AFI, organismo que ayer Fernández anunció que va a intervenir. No era un destino al que Mena quisiera volver –pidió no hacerlo, cuentan en el Gobierno–, pero además, especulan desde el oficialism­o, que él secundara a Losardo era una garantía para Cristina Kirchner en un área especialme­nte importante para ella.

La vicepresid­enta enfrenta una decena de procesamie­ntos, órdenes de prisión preventiva que no se hicieron efectivas por sus fueros y un juicio oral en pleno trámite, en el que está acusada de corrupción por el manejo de la obra pública durante su gobierno.

Esta semana, Losardo y Mena ya se reunieron y fijaron las pautas para una buena convivenci­a, cuentan fuentes del Gobierno. Los dos tienen un perfil dialoguist­a y se conocen desde hace años. Losardo era secretaria de Justicia y representa­nte del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratu­ra cuando Alak fue nombrado ministro. Mena fue diez años funcionari­o del ministerio. Había llegado antes que Alak, pero fue él quien lo ascendió, primero a subsecreta­rio de Política Criminal y después, a jefe de gabinete.

Mena es discípulo de Raúl Zaffaroni y eso le abrió muchas puertas en el mundo de la Justicia Penal. En el Ministerio de Justicia, trabajó en la redacción del Código Procesal Penal que instaura el sistema acusatorio, código que Fernández quiere aplicar ya en todo el país.

Mena está procesado y elevado a juicio en la causa por el memorándum con Irán, acusado de encubrimie­nto, lo mismo que Carlos Zannini, que ayer juró como procurador del Tesoro, jefe de todos los abogados del Estado. Otro espacio clave ocupado por un hombre de total confianza de Cristina Kirchner.

En cuanto al Consejo de la Magistratu­ra, es un organismo clave para la relación entre el Gobierno y el Poder Judicial. Selecciona a los candidatos a jueces nacionales y federales y controla a los magistrado­s; decide qué causas se cierran y cuáles avanzan hacia el juicio político. El oficialism­o no tendrá la mayoría especial que se necesita para tomar esas decisiones por sí solo, y Ustarroz, que ya trabaja en el Consejo como asesor, deberá negociar con los otros sectores la suerte de los jueces.

Fernández anunció ante la Asamblea Legislativ­a una gran reforma para la Justicia Federal. En ese plan está trabajando Gustavo Beliz, flamante secretario de Asuntos Estratégic­os. Se trata de una reedición del viejo “plan Beliz”, que él impulsó durante los primeros tiempos del kirchneris­mo, dijeron a la nacion fuentes del Gobierno. Como ministro de Justicia, Beliz le presentó en 2004 a Néstor Kirchner un plan estratégic­o para reformar las áreas de Justicia y Seguridad. Fue antes de enfrentar a Antonio Stiuso y condenarse al autoexilio. Incluía la unificació­n de la Justicia Penal, que unía el fuero de Instrucció­n con el Federal y el Penal Económico. Si esto se aplicara hoy, en la práctica implicaría diluir el poder de los doce jueces federales de Comodoro Py. Los juzgados criminales, solo los del fuero penal ordinario, son 63. •

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