Macron hace concesiones, pero avanza con la reforma jubilatoria
FRANCIA. El gobierno seguirá adelante con el plan que intenta unificar los regímenes y subir la edad de retiro; rechazo sindical
PARÍS.– Después de las protestas en las calles y de una semana de huelga en los transportes públicos, que hizo colapsar la capital y otras ciudades, el gobierno de Emmanuel Macron anunció ayer que mantendrá su controvertida reforma del sistema de pensiones, con algunas concesiones.
El Palacio del Elíseo intenta simplificar el sistema jubilatorio, pero enfrenta presiones enormes de la población, que incluyen las huelgas de transportes, que ya duran una semana. Los sindicatos se apresuraron a rechazar las propuestas y prometieron seguir con las medidas.
“Ha llegado el momento de construir un sistema de jubilación universal”, dijo el primer ministro, Edouard Philippe, en un discurso en el que reveló el contenido integral de la reforma que impulsa el presidente Macron.
Philippe prometió una reforma que “reestructurará profundamente las reglas, corregirá las injusticias y se adaptará” a los desafíos del siglo XXI, sin renunciar a los valores fundadores del sistema de bienestar social francés creado tras la Segunda Guerra Mundial.
El proyecto de reforma estará listo a finales de año y pasará al Parlamento a finales de febrero para una aplicación “progresiva”.
El corazón de la reforma consiste en la creación de un sistema universal de pensiones, por puntos, que reemplazará los 42 regímenes actuales, que permiten jubilaciones anticipadas y otros beneficios a ciertas categorías profesionales.
Para el gobierno, se trata de un sistema “más justo”, pero quienes se oponen a él temen una mayor “precariedad” para los futuros jubilados. Los sindicatos rechazaron el anuncio de manera unánime y llamaron a intensificar las huelgas –que tienen a subtes, trenes, escuelas, hospitales y vuelos fuertemente afectados desde la semana pasada– hasta que se retire el proyecto.
“El gobierno quiere individualizar el sistema de pensiones. Todo el mundo trabajará más tiempo, esto es inaceptable”, declaró Philippe
Martinez, secretario general del sindicato CGT, uno de los principales del país.
Los representantes sindicales de los ferrocarriles y del transporte público de París instaron a “reforzar la huelga” y todas las centrales llamaron a una nueva movilización el 17 de diciembre, tras dos jornadas en una semana que sacaron a cientos de miles de personas a las calles.
Unsa, el primer sindicato de los empleados de los transportes parisinos, llamó a “instalar la movilización a largo plazo” y a “ampliar el movimiento más allá de los transportes”. Por ahora, una mayoría de los franceses apoya esta huelga porque temen una precarización de sus condiciones de jubilación.
El gobierno, que busca a toda costa evitar una nueva convulsión social tras la crisis de los “chalecos amarillos” –el movimiento de protesta que surgió hace un año y erosionó fuertemente su nivel de aprobación– tendió la mano a los manifestantes e hizo algunas concesiones, que resultaron insuficientes.
El nuevo sistema se aplicará a las generaciones nacidas a partir de 1975, en lugar de aplicarlo a los nacidos en 1963, como se preveía. Philippe se comprometió también a realizar una “transición progresiva” hacia la creación de un “sistema universal” y a que todos los jubilados reciban una pensión mínima de 1000 euros, siempre que cumplan los años de trabajo y cotización necesarios.
Y aunque se comprometió a mantener la edad mínima de jubilación en 62 años para hombres y mujeres añadió que se “incitará a trabajar más tiempo”. Así, se fijará una “edad de equilibrio” de 64 años en 2027.
“Para garantizar nuestra pensión, para financiar un mayor nivel de solidaridad, para beneficiarse de una mayor esperanza de vida sin aumentar los impuestos, la única solución es trabajar progresivamente un poco más, como es el caso en toda Europa y en todo el mundo”, dijo el premier.