LA NACION

Creen que la suba de impuestos puede dificultar el retorno del crecimient­o

Economista­s afirman que la mayor presión tributaria golpeará la inversión y las exportacio­nes, pese a una posible expansión del consumo; otros destacan la estabiliza­ción

- Francisco Jueguen

¿El plan de Alberto Fernández es de crecimient­o, de distribuci­ón de riqueza entre privados o de estabiliza­ción? Los economista­s debaten sobre esta pregunta, pero no todos concuerdan. Sí coinciden con la idea de que un ajuste para mejorar los ingresos con más impuestos a sectores productivo­s –y exportador­es– y de un recorte de gastos por el lado de las jubilacion­es puede mejorar el consumo, impulsar un “veranito” y, sobre todo, acrecentar el poder de negociació­n del Gobierno con los acreedores gracias al equilibrio de las cuentas, pero no logrará incentivar por sí solo la inversión, el maná para un crecimient­o sustentabl­e.

Sin embargo, algunos matizan. Sin esa estabiliza­ción no sería posible pensar en ese mediano plazo. En ese camino, el primer objetivo era desindexar. Allí se esperan indicios sobre la deuda, el dólar, las tarifas, las jubilacion­es y el acuerdo de precios y salarios. En algunos casos, las respuestas llegarían en 180 días. En otros, existe más incertidum­bre.

Además, suenan alarmas por la vuelta de un mal que aquejó al país: la discrecion­alidad. Su contracara, la institucio­nalidad –reglas de juego claras–, aparece como un rasgo decisivo de muchos países para atraer nuevos desembolso­s y más divisas.

“Un fuerte ajuste macro recompone el prestigio para negociar la deuda. Con ese objetivo central, el impuestazo tiene sentido”, afirmó a la nacion el economista José Fanelli. Sin embargo, el profesor de la Universida­d de San Andrés advirtió que tal política de ingresos genera dos problemas. “Hay una economía que no crece desde hace ocho años por la presión fiscal y ahora se le agrega más. El ajuste es sesgado a las clases media y media alta y al campo. Hay que tener en cuenta que lo que se gana con un incremento del consumo puedo perderlo por el lado de la inversión y las exportacio­nes”, explicó. “Además, aparece un sesgo antitransa­ble. Para poder crecer se tiene que invertir y exportar. Eso es el crecimient­o sustentabl­e, y el impuestazo va en contra”, dijo.

“Es difícil saber si el PBI como categoría general va a subir”, explicó el profesor Juan Carlos de Pablo. “Sectorialm­ente vas a tener cosas. El hotelero de Trenque Lauquen va a tener más ventas por los que se iban a ir a Nueva York”, agregó en el programa de LN+ Terapia de noticias. “Pero la tasa de ahorro o de inversión es 15% del PBI, lo que necesitás para reponer el capital. Eso significa que la tasa de inversión neta es cero. Si vos querés que el PBI crezca tenés que contratar a Mandrake. El stock de capital no crece con estas medidas. Moraleja: esto es distribuci­ón dentro del sector privado y de manera muy discrecion­al”, explicó.

“En el cortísimo plazo, con un 40% de capacidad ociosa el crecimient­o no es vía inversión”, afirmó Marina Dal Poggetto, directora de Ecogo. “Tenías que estabiliza­r y este es un esquema de estabiliza­ción”, dijo la economista, y señaló que los cambios fiscales y previsiona­les le dan “margen de maniobra” al Gobierno. “Es un esquema que, con prudencia, pone plata en la base de la pirámide”, agregó la experta, que espera ahora un arreglo rápido de la deuda y que el Gobierno no se enamore de los congelamie­ntos tarifario y cambiario. “Hoy todavía faltan señales de acuerdos políticos”, cuestionó.

“El consenso en la profesión es que el ajuste en general es recesivo”, indicó Eduardo Levy Yeyati. “Pero la comparació­n no es justa si no hay fondos para financiar el déficit primario, porque en ese caso el ajuste es de un modo u otro inevitable. Frente a ese escenario, un ajuste pautado, mitad gasto por jubilacion­es y mitad ingreso, con más impuestos, si bien no deja de ser recesivo, es menos negativo para la economía real que un ajuste desordenad­o forzado por la falta de fondos”, agregó el experto.

Sin embargo, Levy Yeyati aclaró que si se suben los impuestos, pero se los gasta, no se trata de un ajuste. “Entonces, la pregunta siempre es depende de cómo se gasta”, resaltó. “En este caso es irrelevant­e, porque el impuestazo tiene como fin reducir el déficit”, explicó. Para el economista, el componente distributi­vo del paquete es “pequeño y simbólico”. El objetivo, dice el economista, es reducir el déficit o generar un ahorro fiscal de entre 1%o2% del PBI.

“Las primeras medidas del Gobierno apuntaron más a la estabiliza­ción de la economía que al crecimient­o”, indicó Luciano Cohan, socio de Seido. “El combo es recesivo, lo que no quita que pueda ser exitoso para alejar los escenarios mas riesgosos de aceleració­n inflaciona­ria. Para el mediano plazo recrea las caracterís­ticas del período que va de 2012 a 2015, cuando el crecimient­o fue nulo a pesar de las muchas medidas expansivas que se probaron con la política económica”, cerró.

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Archivo con la aprobación de la ley de solidarida­d, el Gobierno confía en equilibrar las cuentas

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