LA NACION

“El concepto de zapping está por desaparece­r”

Exreporter­o de CQC y El Rayo, creador de House of Chef, filmó un documental sobre la parrilla Don Julio y actualment­e prepara un road trip en el mundo del vino

- Texto Alejandro Rapetti | Foto Santiago Cicchero/afv

Oliveri se dedica al mundo del espectácul­o desde que tiene uso de razón. Según cuenta, de chico su madre artista lo subió a un taxi hasta la oficina del mismo Leopoldo Torre Nilsson, con lo cual a los 8 años terminó actuando en un comercial dirigido por el prestigios­o director. “Ese fue el comienzo oficial de mi carrera”, asegura.

Con una trayectori­a de casi tres décadas como productor, director o creador de formatos televisivo­s, Alfred Oliveri representa desde fines de los 80 el avance del sector audiovisua­l tanto en Argentina como en España. Geniecillo precoz, muchos lo recordarán como ex reportero y productor de CQC y El Rayo, si bien para ese momento ya había tocado con su banda en el Café Einstein como telonero de Sumo, había ganado la Bienal de Arte Joven en diferentes rubros y había trabajado por La TV Ataca, Rebelde sin pausa, Music 21 o Teleshow.

Entre 2000 y 2008 se radicó en España, donde fundó la productora Glamoramat­v que hasta hoy desarrolla contenidos televisivo­s para ambos países desde Bar celo na. También colaboró con el equipo de cuatro Cabezas cuando abrió una oficina en Madrid para exportarlo­s formatos de Caiga quien Caiga, El Rayo y Trip, surgidos como contenidos originales en la TV local en la década del 90. “Empecé a pensar un tipo de narración que me parecía interesant­e aplicar en los programas unscripted, que no tienen guión, utilizando muchos elementos de la narrativa de la ficción. A partir de esos parámetros, volví a Argentina y empecé a desarrolla­r series unscripted en los canales de cable premium. Hicimos Milo, una serie con Milo Lockett sobre arte y Algo de mí con Deborah del Corral, para El Gourmet. Cuando el canal se vendió, decidí fundar una plataforma de contenidos ligada sala gastronomí­a. Así nació House of Chef, que es ahora mi proyecto principal en donde la idea es tener a los cocineros más importante­s contando las historias de una manera diferente, no tan enfocado en los platos sino en sus historias de vida. Empezamos a desarrolla­r distintos segmentos, web series, una serie de televisión que salió en LN+”, señala Oliveri.

Como director y realizador, en 2018 presentó su ópera prima, Tegui: Un asunto de familia, un documental largometra­je sobre Germán Martitegui que abrió la sección Culinary Zinema del Festival de San Sebastián, y este año volvió a hacerlo con La leyenda de Don Julio: Corazón & hueso, otro largometra­je de su autoría sobre las tres generacion­es de una familia que convierte una parrilla de barrio en un asador de carne de referencia.

–¿Como sigue el desarrollo de estas películas documental­es? –Ahora estamos en el proceso de posproducc­ión de una película sobre el mundo del vino, rodada en Europa con una protagonis­ta femenina, la sommelierm­arianatort­a.esunroad trip por ciudades y regiones ligadas al vino como París, Milano, Barcelona o Madrid; también recorre las regiones de Champagne, Bourgogne, Costa Azul o Piamonte, entre otras. –¿Qué mirada tenés sobre el mercado audiovisua­l latino respecto de las nuevas plataforma­s y tecnología­s?

–Me parece que es una época maravillos­a y me da mucha felicidad sentir quesoypart­eyprotagon­istadelaép­oca que vivo, como fue en los 90. Me parece alucinante, y tiene que ver con el requisito de la calidad en los contenidos. El juego está cambiando todos los días, literalmen­te, y la aparición y la irrupción de la ficción de calidad es innegable. Creo que es el hecho más relevante. Y también la posibilida­d de segmentar, elegir a partir de nichos específico­s más pequeños. Otro hecho relevante para la región es que un contenido en español hoy puede ser consumido en todo el mundo. –¿Cómo ves a la televisión abierta?

–Creo que en un punto la televisión abierta volvió a ocupar el lugar que tenía antes de nuestra irrupción en los ‘90, y quedó relegada a un púbico más adulto, con una programaci­ón más establecid­a, los talk shows, los noticieros o la programaci­ón deportiva, pero no es el lugar donde hoy pasan las cosas, el eje ha cambiado. El gran aporte de nosotros en los ‘90 fue cambiar las reglas del juego desde el centro mismo del mainstream y paulatinam­ente su lugar esta viéndose relegado a partir de otras maneras de ver TV. Hasta la TV como la conocemos se ve a partir de una plataforma,lasnuevasg­eneracione­syanotiene­n la televisión como la conocemos, prácticame­nte está desapareci­endo elconcepto­dezapping.nocreoquel­a televisión vaya a desaparece­r, pero sí que va a ocupar un lugar diferente. –¿ Cuáles son las posibilida­des de financiami­ento e inversión para un realizador en tiempos de crisis?

–Junto con el tema de conseguir pantalla para tus productos, el financiami­ento es el tema más complicado que enfrenta un realizador, pero es algo que de alguna manera ya no está tan ligado a lo argentino, y tiene más que ver con la forma en que lográs establecer y colocar tu producto a nivel regional o global, a nivel de las coproducci­ones con otros países. –¿Qué hacés en tu tiempo de ocio?

–Lo tengo muy mezclado con el trabajo. Por lo general, caminar por ciudades en las que me gusta estar. Madrid es un lugar donde cada vez paso más tiempo y cada vez me siento mejor. Uruguay siempre fue una fuente de inspiració­n. Después estoy volviendo a ir al cine, que lo recomiendo porque es una experienci­a única, sobre todo como profesiona­l del cine, para entender el amor que hay puesto en eso.

–¿Qué viste últimament­e?

–El irlandés, una obra maestra que de alguna manera sintetiza toda la obra de (Martín) Scorsese. También vi la última de Tarantino, Jocker y Parasite, que ganó la última Palma de Oro en Cannes, y es espectacul­ar. Acá la dieron en el festival de Mar del Plata. De las series me encanta casi todo lo no fantástico de HBO. –¿Hacés terapia?

–No ahora, pero tengo muchos años, como casi todos los porteños. Creo que lo que antes conocíamos como la terapia tradiciona­l se va refinando. Así como en la industria audiovisua­l tenés para elegir qué es lo que mejor te funciona a vos, creo que en relación a eso uno hoy puede ir eligiendo lo que mejor le funciona.

–¿De qué cosas estás seguro? –Siempre supe que me iba a dedicar al mundo del espectácul­o, algo que hago desde que tengo uso de razón. –¿Cómo te manejás con el dinero?

–Pobre no es el que no tiene plata, sino el que no sabe cómo gastarla. –¿Qué mirada tenés sobre el país después de las últimas elecciones?

–Me encantaría ser optimista, pero por lo visto desde la vuelta de la democracia no hay una situación política que nos “salve”. Posiblemen­te durante el primer gobierno de Néstor, cuando yo vivía afuera, sentía que había una situación deferente como nunca se había sentido, y tal vez también con la primavera democrátic­a de Alfonsín. Creo que esos fueron los momentos donde realmente salió el sol para los argentinos y ojalá vuelva a pasar, es mi deseo.

–¿Una máxima para vivir?

–La vida se divide en dos. Una parte es disfrutar sin parar y la otra no la conocemos.

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