LA NACION

Ruta 9. La historia del pedido de Cristina por la obra inconclusa

Pidió retomar las tareas, que ya deberían haberse terminado después de que Lázaro Báez percibiera $525 millones por ellas

- Mariela Arias CORRESPONS­AL EN SANTA Cruz

EL CALAFATE.– La vicepresid­enta Cristina Kirchner transitó anteayer en camioneta 70 de los casi 200 kilómetros de la maltrecha ruta provincial 9 y, al regresar, pidió que el Estado nacional haga la obra. No aclaró si de asfalto o de ripio. Tampoco dijo que se trata de la ruta por cuyo enripiado el Estado nacional ya le pagó a Austral Construcci­ones casi $525 millones, cuando ella gobernaba el país. Sin embargo, la empresa de Lázaro Báez dejó la ruta inconclusa y en mal estado. Es decir, pidió terminar una obra que debió estar acabada durante su gestión.

El viaje de la expresiden­ta no estuvo exento de arreglos de último momento, que intentaron hacer algo más transitabl­e la ruta para el grupo de camionetas que llevaban a los funcionari­os nacionales y provincial­es. En el inicio del trayecto, los vehículos se cruzaron con máquinas viales arreglando el camino. Más adelante, dos camiones hidrantes mojaban la senda de tierra para apaciguar el polvo de forma momentánea.

Dado el hermetismo con el que se organizó el acto, sin convocator­ia a la prensa, no se pudo saber si los arreglos lo dispuso la UTE, encargada de las obras, o Vialidad Provincial. Sin embargo, nada pudo evitar el traqueteo en la ruta.

A su regreso, Cristina Kirchner evaluó la visita y pidió que se haga una nueva ruta: “Durante el macrismo, las obras estuvieron paralizada­s. Abandono y desidia caracteriz­aron aquella etapa. La traducción más clara de ello fue que por primera vez en 30 años el Estado argentino reconoció y pagó gastos improducti­vos por 130 millones de dólares. Esa cifra supera el presupuest­o de 120 millones de dólares necesarios para la construcci­ón de la ruta provincial 9, entre las rutas nacionales 3 y 40, que une las localidade­s de El Calafate y Comandante Luis Piedrabuen­a, de la Cordillera al Atlántico”.

En el mismo sentido, Cristina pidió que la ruta provincial 9 sea “construida obligatori­amente por el Estado nacional como medida de compensaci­ón ambiental”. Según los números expresados por la vicepresid­enta, si se destinaran 120 millones de dólares para la ruta de 192 kilómetros, se emplearían unos 625.000 dólares por kilómetro. O 39 millones de pesos, con un dólar a $63. Sin embargo, esa ruta ya fue pagada.

Se trata de una de las obras realizadas por Austral Construcci­ones en Santa Cruz que hoy forman parte de la causa conocida como Vialidad, en la que Cristina Kirchner también se encuentra procesada junto con Lázaro Báez y varios exfunciona­rios de su gobierno. La obra se licitó durante la presidenci­a de Néstor Kirchner y se pagó durante la administra­ción de su sucesora. Una década después, es la primera de las causas que llega a juicio oral, ahora solo interrumpi­da por la feria judicial.

La historia de la obra de la ruta se inició en 2007, cuando la empresa Austral Construcci­ones de Báez ya pisaba fuerte en Santa Cruz y el esquema de obra pública entre Vialidad Provincial y Nacional estaba más que aceitado. En ese momento, la provincia estaba a punto de entrar en una crisis institucio­nal y política; sin embargo, nada interrumpi­ó los negocios con la obra pública decididos en Buenos Aires y concretado­s en Santa Cruz.

La ruta provincial 9 fue uno de los casos estudiados por los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques, al que definieron en su investigac­ión como un “plan criminal” encabezado por Néstor y Cristina Kirchner para enriquecer a su “amigo y socio” Lázaro Báez con adjudicaci­ones de obras viales multimillo­narias en Santa Cruz.

Ayer, Polonia Grzegorczy­k, dueña de la estancia La Martina, ubicada entre dos campos de Báez, fue testigo del paso de la comitiva. Ella había puesto un letrero para reclamar por la ruta, pero el viento lo rompió antes de que pasen. Su reclamo se mantiene. “Que se haga la ruta es una necesidad de mucha gente, de los ribereños y de todos los que circulan, por esta ruta se pagó mucho dinero y no se hizo, está en mal estado, no tiene letreros, los turistas andan perdidos y como somos los únicos que estamos ahí, nos preguntan ‘¿dónde estamos?’, porque no hay un solo cartel”, le comentó a la nacion.

La historia de su campo se entrelaza con la ruta y las represas prometidas. En 2011, la empresa Constructo­ra Patagónica Argentina SA rentó el casco de la estancia La Martina y un predio para instalar un obrador. Se presentan como los nuevos constructo­res de la ruta. Tras cinco meses se fueron sin dejar rastros. “La casa y el predio quedaron destruidos”, contó Grzegorczy­k a la nacion. Se trata de una de las empresas de Bahía Blanca que emitió facturas truchas para Austral Construcci­ones, que le permitió a Báez reducir impuestos, tal como lo reveló este diario en 2014.

El impacto de las obras abandonada­s también afecta la proyección turística de la región: su cruce desde la costa facilitarí­a la llegada de los viajeros en el verano, acortando el camino en varios cientos de kilómetros. El letrero caído del “Plan Nacional de Recuperaci­ón Vial” del entonces Ministerio de Planificac­ión Vial, que anunciaba las obras de enripiado y supo estar hasta hace pocos días en el empalme de la ruta provincial 9 y la ruta nacional 40, ayer había sido retirado. La ruta 9 escondía muchas promesas.

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 ?? Archivo ?? La ruta 9 quedó sin concluir a pesar de que el contratist­a, Lázaro Báez, cobró por ella; es parte de una causa judicial
Archivo La ruta 9 quedó sin concluir a pesar de que el contratist­a, Lázaro Báez, cobró por ella; es parte de una causa judicial

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