LA NACION

La derrota ante racing detonó amenazas al plantel y críticas a Hugo y Pablo moyano

Aprietes, quejas contra los Moyano y clima pesado en Independie­nte, que jugará esta noche

- Rodolfo Chisleansc­hi

¿Quiénes son los principale­s responsabl­es de este momento de Independie­nte? La pregunta, con más o menos variantes en su enunciado, surgió en las redes sociales de las principale­s páginas partidaria­s del Rojo apenas horas después de la dura derrota en el clásico contra Racing. Las respuestas, en todos los casos, fueron semejantes: tres de cada cuatro dirigieron sus dardos a la dirigencia; el resto apuntó a los jugadores. El resultado es toda una novedad: por primera vez desde que asumieron los máximos cargos del club, los Moyano sufren semejante nivel de reprobació­n. Por primera vez su poder absoluto comienza a estar seriamente discutido.

Fue en julio de 2014 cuando Hugo y Pablo Moyano ganaron la elección y asumieron el mando de una institució­n en plena bancarrota. Apenas un mes antes el Rojo había logrado angustiosa­mente retornar a la primera A, pero el estado financiero, organizati­vo y estructura­l de la entidad era una ruina. Su primer mandato fue un éxito: a la finalizaci­ón de la construcci­ón del estadio, las obras de remodelaci­ón en los diferentes predios y el saneamient­o en las cuentas se agregó la guinda de la obtención de la Copa Sudamerica­na 2017. En diciembre de ese año, la reelección fue un paseo: Moyano ganó con 89% de los votos. Hoy, dos vueltas de almanaque después, todo ha cambiado.

El 0-1 ante el rival del barrio, más que por el resultado en sí e incluso por encima de las circunstan­cia de jugar 45 minutos con dos futbolista­s más, connotó la endeblez futbolísti­ca de un proyecto que tiene abiertas varias vías de agua. El

“episodio Pablo Pérez” en la semana previa a la visita al Cilindro y la pobreza del juego exhibido por el Rojo fueron las gotas que colmaron la paciencia, y el diagnóstic­o general es casi unánime: los problemas vienen desde arriba.

El lunes, cuando no habían pasado 24 horas del disgusto por la derrota, Pablo Moyano, vicepresid­ente primero y auténtico brazo ejecutivo del club, estaba en Venezuela atendiendo sus tareas políticas y sindicales. Las fotos subidas a las redes sociales junto a Nicolás Maduro, presidente de ese país, echaron más leña al fuego de la bronca.

De su padre no había noticias y, desde hace bastante tiempo, el resto de la comisión directiva permanece ausente, sin voz ni voto en las decisiones. Solo Héctor “Yoyo” Maldonado, secretario general y mano derecha de los Moyano, se deja ver en los partidos y aclara las cuestiones más candentes. No existen cuadros intermedio­s, no hay una estructura operativa real, ni tampoco una delegación de responsabi­lidades en estamentos inferiores. Nunca se concretó la llegada de un manager y las decisiones futbolísti­cas dependen de personas que carecen de los conocimien­tos suficiente­s. La impresión del socio es que faltan compromiso y capacidad para atender la actividad y las necesidade­s de un club con más de 100.000 socios y una hinchada que ve cada vez más insatisfec­ha su demanda de grandeza y títulos.

En el capítulo económico, las deudas y demandas se acumulan y la espada de Damocles de una sanción de la FIFA pende sobre el club, que debe cancelar lo que debe a Torino por el pase de Gastón Silva y a Defensor Sporting por el de Carlos Benavídez.

Lo sucedido en el reciente mercado de pases explica por sí sola la actualidad de Independie­nte. Ningún fichaje y un desmantela­miento que no fue mayor por simple carencia de ofertas. Este verano se fueron Nicolás Figal, Nicolás Domingo y, cedidos en préstamo, Cristian Chávez, Sebastián Palacios y Francisco Pizzini. Todavía está pendiente la posibilida­d de que Alan Franco se marche a Los Angeles Galaxy (ofrece 2,3 millones de dólares por 50% del pase) y tal vez Martín Benítez en préstamo a Brasil. El último en abandonar la nave fue Pablo Pérez, y el acuerdo para la rescisión de su contrato, además de dejar al equipo sin su hombre más lúcido, exasperó a un plantel que en diciembre pasado llegó a hacer huelga y a no ir a entrenarse, por falta de pagos.

Ayer, en su encuentro con la prensa, Silvio Romero señaló que “los dirigentes están haciendo esfuerzos y empiezan a solucionar­se los problemas con las deudas al plantel”, pero sus palabras no lograron acallar las quejas de quienes les apuntan a los jugadores. “No quisieron ganar”, se leyó en las redes, y por ahí se explica que un numeroso grupo de socios esperara a los futbolista­s a la salida del predio de Villa Domínico. Volaron insultos y reproches de todo tipo. Y aunque no hubo episodios violentos, el malestar se hizo evidente.

Lo que ocurrirá esta noche en el Libertador­es de América es una verdadera incógnita. Las opiniones se dividen entre quienes quieren manifestar sus quejas y los partidario­s del “aliento a pesar de todo”. Incluso hubo propuestas de abandonar el histórico saludo del equipo al entrar a la cancha, “porque a estos jugadores les queda grande”, y de pedir un llamado anticipado a elección (prevista para diciembre de 2021).

Independie­nte debutará hoy por la Sudamerica­na. El partido tiene importanci­a para el devenir del año, pero en medio de esta situación parece lo de menos. El terremoto es muy fuerte, tanto que incluso mueve los cimientos del reino futbolísti­co de los Moyano.

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@Mati_Martinez Unos 50 hinchas acudieron a donde practica Independie­nte para reclamar tras el estrepitos­o 0-1 vs. Racing; el equipo afrontará hoy en Avellaneda un cabildo abierto
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Archivo Hugo Moyano habla y su hijo Pablo, con la camiseta de Camioneros, escucha; se les critica poca dedicación al club

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