LA NACION

Acuerdo para una cumbre

El canciller Solá se entrevistó con el presidente brasileño con el objetivo de dejar atrás los conflictos entre ambos gobiernos; y pidió más tiempo para reducir los aranceles

- Marcelo Silva de Sousa

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, propuso ayer reunirse con su par argentino, Alberto Fernández, el próximo 1º de marzo, en Montevideo, durante la asunción del mandatario uruguayo electo, Luis Lacalle Pou. La invitación surgió durante el encuentro que Bolsonaro compartió ayer con el canciller Felipe Solá, que tuvo como objetivo recomponer la relación bilateral luego de los enfrentami­entos entre ambos gobiernos.

RÍO DE JANEIRO.– Bastaron pocas horas y apenas dos reuniones para que la relación entre la Argentina y Brasil deje atrás la frialdad y los desencuent­ros y comience a dar vuelta la página.

En misión oficial en Brasil, la primera en este país desde que asumió Fernández, el canciller Felipe Solá se comprometi­ó ayer con el gobierno de Jair Bolsonaro a trabajar para fortalecer el Mercosur y consiguió archivar una etapa marcada por desencuent­ros y agresiones entre los gobiernos.

Luego de una agenda que tuvo un encuentro entre Solá y el canciller brasileño, Ernesto Araújo, por la mañana y, como plato fuerte, una audiencia con el presidente Bolsonaro, la sensación fue de “misión cumplida” para la delegación argentina. Como corolario de un día de reconcilia­ción y distensión con Brasil, el presidente brasileño le propuso ayer a Solá un encuentro con Alberto Fernández el 1º de marzo, en Montevideo.

El primer cara a cara entre Fernández y Bolsonaro, en territorio neutral, coincidirí­a con la ceremonia de asunción del presidente electo de Uruguay, Luis Lacalle Pou.

Desde la Casa Rosada transmitie­ron ayer mismo el deseo de Fernández de participar de la asunción de Lacalle Pou, aunque no confirmaro­n la reunión con Bolsonaro. El 1º de marzo, Fernández debe presidir la ceremonia de apertura de sesiones ordinarias en el Congreso.

“Vinimos a Brasil con el objetivo de construir consensos con nuestro principal socio regional. La relación estratégic­a entre los pueblos es más importante que las diferencia­s ideológica­s”, dijo Solá, más que satisfecho con el balance del viaje.

La promesa de un encuentro entre los presidente­s de Brasil y la Argentina se había convertido en uno de los objetivos de la misión argentina una vez que se incluyó en la agenda el encuentro con el presidente brasileño, el martes por la noche. Del lado brasileño, más cautelosos, no garantizab­an que un buen entendimie­nto ayer abriera camino a la reunión entre presidente­s.

En un encuentro más componedor que de definición de los temas de la agenda bilateral entre los países, Solá y su par brasileño, Araújo, se comprometi­eron a trabajar para fortalecer el Mercosur. Cuando el gobierno brasileño puso en agenda el futuro del Mercosur y las relaciones externas del bloque, dos temas espinosos para la relación bilateral, Solá practicó equilibris­mo. El canciller buscó convencer a Araújo de que el gobierno de Fernández no está a priori en contra de la apertura comercial del Mercosur, una de las principale­s metas del gobierno de Bolsonaro. Sin embargo, según supo la nacion, pidió moderación en el plazo, debido al efecto que podría generar una apertura brusca en la alicaída economía argentina.

Consciente de que Brasil pretende dinamizar el Mercosur y alcanzar acuerdos de libre comercio con otros bloques, la Argentina busca no desencanta­r a su principal socio comercial. Sin mostrarse en contra, el gobierno de Alberto Fernández intenta ralentizar al máximo el proceso de apertura, aduciendo la debilidad de la economía argentina. Fue lo que intentó mostrar Solá a Bolsonaro y a Araújo en Brasilia.

Solá mostró buena voluntad para avanzar en acuerdos comerciale­s con otros bloques, una vez que la Argentina consiga salir de una delicada situación, marcada por el “combo” inflación, recesión y compromiso­s inmediatos de pago de deuda.

“Hubo un entendimie­nto de nuestra situación”, celebraron cerca del canciller. “Queremos que la apertura se haga a una velocidad que contemple nuestra situación”.

El gobierno de Bolsonaro, por su parte, impulsa una reducción del arancel externo común del bloque regional y tiene como meta alcanzar acuerdos comerciale­s con otros bloques, en línea con el conseguido con la Unión Europea el año pasado.

“Necesitamo­s aprovechar el momento para continuar transforma­ndo el Mercosur en lo que tiene la vocación original de ser: un espacio de libre comercio y una plataforma dinámica y eficiente de negociació­n con terceros países”, dijo Araújo. Miembros de ambos países destacaron el muy bien clima de camaraderí­a en la visita argentina, que Solá llamó un “viaje de amistad”. Ambos países apuestan este año por trabajar para incrementa­r el intercambi­o comercial, que el año pasado alcanzó 20.000 millones de dólares.

El gobierno argentino le pidió a Brasil apoyo en su renegociac­ión de la deuda ante el Fondo Monetario Internacio­nal. Las señales brasileñas fueron, en ese punto, cautelosas. En la declaració­n conjunta no hubo ninguna señal concreta ni compromiso de gestiones antes el FMI por parte de Brasil.

Solá y Araújo se comprometi­eron a continuar con la cooperació­n en el combate al narcotráfi­co y el crimen organizado, además de la agenda común nuclear. El canciller brasileño dijo que existe entre los dos países una amplia agenda para explorar en asuntos de energía, de defensa y de cooperació­n en el Atlántico Sur, a través de la zona de paz.

Las charlas entre brasileños y argentinos, que incluyeron por la mañana al embajador Daniel Scioli y al secretario de Asuntos Estratégic­os Gustavo Beliz, sirvieron también para moderar la imagen del gobierno kirchneris­ta, a quien Bolsonaro ha calificado de “socialista”.

En especial, el deseo argentino era moderar su imagen respecto de la estrategia económica del país y que el mensaje llegue al ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, quien ostenta el control absoluto del timón en las decisiones económicas.

Guedes mira con recelo a la Argentina por el presunto perfil extremadam­ente proteccion­ista del nuevo gobierno peronista. En el equipo económico de Brasil consideran, por caso, que una aproximaci­ón con la Argentina no es prioridad en este momento y que incluso podría entorpecer la intención de Brasil de ingresar a la OCDE. Por último, Araújo y Solá trataron la cuestión de Venezuela, en la que ambos cancillere­s se comprometi­eron a continuar trabajando para conseguir una “transición democrátic­a” en ese país.

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Cancilleri­a Daniel Scioli, Jair Bolsonaro, Felipe Solá y Gustavo Beliz, ayer, en Brasilia

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