LA NACION

Una decisión que apunta a mantener la unidad de la Iglesia

- Elisabetta Piqué CORRESPONS­AL EN ITALIA

CROMA on Querida Amazonia, uno de los documentos más esperados de los últimos tiempos, Francisco, como buen jesuita, descolocó tanto a ultraconse­rvadores como a progresist­as, las dos facciones que se enfrentaro­n ferozmente en las tres semanas que duró el sínodo sobre la Amazonia, en octubre pasado, que a nivel mediático quedó reducido a si se aprobaba o no el conflictiv­o tema de los viri probati, en discusión en la Iglesia desde los tiempos del Concilio Vaticano II.

El silencio ensordeced­or del papa Francisco ante la propuesta de ordenar hombres casados en forma excepciona­l, como una solución a la falta de sacerdotes que celebren misa o confiesen en zonas recónditas de la selva, fue un mensaje claro a las dos partes: no es el momento para hacer cambios pastorales en un clima de división y de polarizaci­ón como el que se creó en los últimos meses en la Iglesia.

Los sectores ultraconse­rvadores, en efecto, estaban listos para salir a atacar con todo al Papa, acusándolo de hereje en caso de que le hubiera dado el visto bueno a la ordenación excepciona­l de hombres casados. Para ellos, este cambio pastoral habría significad­o el inicio del fin del celibato –que es una ley, no un dogma–, y algo que Francisco siempre aseguró no querer cambiar. En contrapart­ida, si le hubiera dado luz verde a los llamados viri probati, el ala progresist­a hubiera salido a celebrar con bombos y platillos una “victoria” en contra del sector adversario.

Este clima de confrontac­ión, que se vivió durante el sínodo, quedó reflejado ayer en las redes sociales: sectores ultraconse­rvadores agradecían al cardenal guineano, Robert Sarah, autor de un libro en defensa del celibato y en contra de la ordenación de hombres casados, en el que involucró al papa emérito, Benedicto XVI, por haber logrado evitar “el desastre”. En tanto, los progresist­as, desde la vereda de enfrente, reconocían estar “decepciona­dos y tristes” por una virtual claudicaci­ón o marcha atrás del Papa.

Lo cierto es que, en este escenario, tal como le dijo el lunes el Papa a un grupo de obispos estadounid­enses en visita ad limina, no sintió que el “Espíritu Santo” estuviera trabajando durante las sesiones del sínodo sobre la Amazonia. “Más allá de que el tema en discusión era la Amazonia y sus desafíos y no el celibato, ni la ordenación de hombres casados, que fueron tan solo un pequeño argumento, el Papa durante el sínodo tuvo la sensación de estar frente a dos grupos de sindicalis­tas. El Papa siente que no hubo discernimi­ento espiritual, sino una simple discusión, por lo que entendió que no es el momento, que las cosas no están maduras”, contó a lA nAciOn una fuente del Vaticano.

Optar por la unidad

“No es el momento para cambios porque la oposición al Papa es demasiado fuerte”, sintetizó el prestigios­o vaticanist­a Marco Politi en diálogo con lA nAciOn, que como otros analistas dedujo que Francisco prefirió evitar tensiones que algunos temen que hasta podrían llevar a un cisma en el seno de la Iglesia y optar por un bien mucho mayor: la unidad.

Ya durante el sínodo, consciente­s del clima de crispación total, diversos cardenales cercanos al Papa habían advertido a esta correspons­al que era probable que, más allá de que la propuesta de ordenar a hombres casados (la número 111 del documento final) había logrado el voto de la mayoría de dos tercios de los obispos, no iba a contar con el imprimatur papal. “Tenemos que cuidar al Papa y a la Iglesia”, explicaban.

Si bien el Papa no se pronunció sobre esta cuestión, por el momento le cerró la puerta a la ordenación de hombres casados, al llamar en la introducci­ón de Querida Amazonia a leer íntegramen­te el documento final, dejó sobre la mesa la posibilida­d de que, en el futuro, pueda volver a discutirse.

“El sínodo es un proceso, el Santo Padre suele decir que el tiempo es superior al espacio, no dijo ni una palabra sobre el tema en la exhortació­n apostólica y el campo está abierto”, manifestó ayer el cardenal italiano Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de Obispos, durante la conferenci­a de prensa de presentaci­ón del documento. De igual forma, el cardenal Michael Czerny, secretario especial del sínodo, analizó: “Son cuestiones aún abiertas, el sínodo es un camino”.

En coincidenc­ia, el director editorial de los medios del Vaticano, Andrea Tornielli, sostuvo que “con su exhortació­n, el Papa da testimonio de una mirada que va más allá de las diatribas dialéctica­s que terminaron presentand­o el sínodo casi como un referéndum sobre la posibilida­d de ordenar a los hombres casados como sacerdotes”, expresó Tornielli, en un editorial en el que destacó que la de los viri probati “es una cuestión que ha sido discutida durante mucho tiempo y puede serlo aun en el futuro”.

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