¿Quién será el próximo? Crece la angustia en el crucero en Japón
Luego de la confirmación de 39 nuevos casos, los pasajeros del Diamond Princess, anclado en Yokohama, temen más contagios
YOKOHAMA.– Para Karey Maniscalco, una agente de bienes raíces de Utah, la situación en el crucero Diamond Princess, en cuarentena desde la semana pasada en Japón por el coronavirus, se volvió “insoportable”. Aunque sube videos a las redes sociales parodiando a la película Náufrago, protagonizada por Tom Hanks, ni el humor pudo aliviar el agudo dolor que sufre a raíz de una presunta piedra en el riñón.
“Hace 20 horas contacté al centro médico para informarles que estoy segura de que tengo una piedra en el riñón. Me dijeron que podía acudir al médico para revisar la orina en busca de sangre, pero que me sacarían del barco, ya que no tienen los recursos a bordo para lidiar con este tipo de dolor. Esto implicaría dejar a Roger [su marido] aquí, separándonos por los siete días restantes. Ambos estaríamos solos y atrapados”, indicó en su muro de Facebook.
Despavorida por las posibles consecuencias, Maniscalco decidió aguantar el dolor y esperar a ver si puede eliminar la piedra por su cuenta. “El dolor es casi imposible de manejar [...] Estoy completamente aterrada”, escribió.
David Abel, de 74 años, y su esposa están bien de salud, pero el confinamiento los está “enloqueciendo”. El matrimonio británico transmite en vivo todos los días desde su camarote, pero en los últimos dos días tuvieron problemas con la señal. “Hoy [por ayer] Se cortó el wi-fi durante 20 minutos y [anteayer] no tuvimos ni televisión ni internet por cinco horas. Imagínense nuestra frustración”, dijo Abel en un video.
El miedo a la transmisión de la enfermedad en el crucero se acentuó desde que el Ministerio de Salud de Japón confirmó otros 39 casos anteanoche a bordo del Diamond Princess, lo que elevó la cifra a 174. Allí aún hay siete argentinos, entre ellos la esposa del hombre infectado que fue trasladado a un hospital de Yokohama.
Sin embargo, Matthew Smith, un pasajero norteamericano, imploró a los usuarios de las redes sociales que frenen la circulación de noticias falsas que contribuyen al pánico a bordo: “¿Por qué el capitán tiene que asegurarnos que el sistema de ventilación está proporcionando aire fresco? Gracias a los trolls de Twitter alimentando a los pasajeros con extraños rumores y mentiras sobre el barco y el virus. ¡Paren!”, escribió indignado.
El turista estadounidense se encuentra “enormemente complacido” con el manejo de la delicada situación por parte de los tripulantes y el gobierno de Japón. “El capitán anunció que los funcionarios de salud de Japón proporcionaron 45 médicos, 55 enfermeras y 45 farmacéuticos a bordo del Diamond Princess, todos (creo) voluntarios. Gracias, Japón”, escribió ayer.
Smith está preocupado por los tripulantes, quienes se exponen a mayores riesgos. Y no es el único. Yardley Wong, un pasajero de
Hong Kong, se pregunta en Twitter si es ético que él sea tratado como huésped cuando todo el barco está en cuarentena.
“¿Por qué no nos están aislando? ¿No somos parte del barco?”, dijo un cocinero de la India, que habló con The Washington Post bajo condición de anonimato por temor a perder su trabajo. “Si los pasajeros fueron aislados, ¿por qué no lo hicieron todavía con nosotros?”.
El cocinero, uno de los 1035 miembros de la tripulación, dijo que su jornada comienza a las 6.15 y que trabaja todo el día cocinando para los pasajeros, que se limitan en gran medida a sus cabinas.
El Ministerio de Salud japonés informó ayer que de los 39 casos, 10 eran tripulantes y 29, pasajeros.
En medio del caos, algunos pasajeros buscan la mejor manera de lidiar con el aburrimiento. Encerrada desde hace ocho días en un camarote sin ventanas de solo 16 m2, Aun Na Tan, de origen malayo, practica zumba, escucha música y ve televisión. Incluso se alegró de poder ver por primera vez en mucho tiempo la transmisión de la ceremonia de los Oscar en vivo.
José Antonio Alatorre, un mexicano de 54 años, y su esposa, Lissa, tampoco tienen ventanas en su camarote. “Nuestra única ventana es una televisión conectada a la cámara del barco”, dijo en una entrevista con el diario El Universal.
“Estamos aguantando el encierro y preocupados, porque van saliendo cada día más y más enfermos. Esperemos que no nos toque”, comentó.
Se espera que el período de cuarentena finalice el 19 de febrero, aunque Japón dejará que los pasajeros de mayor edad y los que sufran enfermedades crónicas abandonen antes el crucero. Alrededor del 80% de los pasajeros del barco tienen 60 años o más, con 215 en sus 80, y 11, en sus 90, informó el Japan Times.