El primer acto de Sasturain en la Biblioteca, casi una fiesta de cumpleaños
El flamante director confirmó su equipo y el perfil que tomará la institución; María Moreno y Horacio González, ausentes con aviso
Con su estilo campechano, el escritor Juan Sasturain presentó ayer a su equipo de colaboradores de manera oficial. “Rodeado de amigos, esto es más un cumpleaños que otra cosa”, dijo. Aunque en la Sala Juan L. Ortiz, en el tercer piso de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM), había quedado mucha gente de pie, el nuevo director de la institución explicó la ausencia de dos figuras que lo acompañarán en la gestión. Ni la escritora María Moreno, directora del Museo del Libro y de la Lengua, ni el ensayista Horacio González, que será el director editorial de la casa, participaron del acto, anunciado como una conferencia de prensa. Sin embargo, no hubo tiempo para que los funcionarios respondieran preguntas; sin transición, se pasó de la presentación al brindis con vino tinto y agua mineral.
Entre muchos otros invitados, estaban el editor Daniel Divinsky; la directora del Plan Nacional de Lectura, Natalia Porta López; los escritores Pablo De Santis, Claudia Piñeiro, Canela, Maitena y Horacio Convertini; rectores universitarios; investigadores, y periodistas. Enhebrando anécdotas con citas de la cultura popular y libresca, a la manera de un payador, Sasturain anunció cuatro lineamientos de lo que será su gestión que ya había anticipado la nacion en una entrevista exclusiva realizada en Barcelona, la semana pasada. Por un lado, confirmó el retorno de la BNMM a la Feria del Libro, no con un stand propio (“son muy caros”, acotó), sino en el espacio del Ministerio de Cultura de la Nación. Por otro, señaló que el Museo del Libro y de la Lengua, que según él había quedado “semiabandonado”, volvería a funcionar como en las épocas de María Pía López, su primera directora. También se refirió a la puesta en valor del edificio de la calle México, sede del Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges, asignatura pendiente de la gestión anterior.
Por último, confirmó que González coordinaría el sello editorial de la Biblioteca. “Horacio me repitió cuatro veces que trabajaría ad honorem”, reveló Sasturain. Aunque estuvo ausente por un “pequeñísimo problema de salud”, se puede decir que González protagonizó la ceremonia. Tanto Sasturain como la bibliotecóloga Elsa Rapetti, vicedirectora de la BNMM; Guillermo David, director general de Cultura, y Roberto Arno, a cargo de la administración de la institución, se refirieron al rol del autor de La ética picaresca en la BNMM con palabras elogiosas. Las designaciones de los funcionarios (Sasturain incluido) aún no fueron publicadas en el Boletín Oficial.
Sasturain evitó referirse en términos negativos a la “herencia recibida”. “No hay que llorar. Nosotros estamos totalmente identificados con el gobierno nacional. Estoy acá porque le creo a Alberto”. Como quedó claro por sus palabras y las de Arno, será una gestión austera. Se publicarán libros, pero no tantos como entre 2006-2015; se organizarán muestras, cursos y debates; se pondrá el foco en el federalismo en lugar de convocar a figuras internacionales. “Vamos a trabajar con las provincias, con la ciudad de Buenos Aires, con la provincia de Buenos Aires, con todos”, prometió.
Rapetti, que consideró un “honor” su nombramiento luego de veinticinco años de trabajo, adelantó que se trabajaría en una bibliografía nacional y, en su discurso, el último del acto, David indicó que si bien no quería “ponerse oscuro” la institución se encontraba en un momento de refundación. Su tarea, anunció, estará centrada en las tradiciones argentinas. “Sin biblioteca no hay nación”, concluyó.