LA NACION

Maribel López. “Ser artista es una profesión de riesgo y ser galerista, de mucho riesgo”

La flamante directora de la feria ARCO, que a fin de mes tendrá una fuerte representa­ción argentina en Madrid, defiende el compromiso de las galerías tradiciona­les en un contexto cambiante y competitiv­o

- Texto Celina Chatruc

“Ser artista es una profesión de riesgo, y ser galerista, de mucho riesgo”, advierte Maribel López, flamante directora de la feria madrileña ARCO, con la sabiduría que da la experienci­a: durante casi una década fue subdirecto­ra de la Galería Estrany-de la Mota en Barcelona, su ciudad natal, y entre 2007 y 2010 dirigió en Berlín otra bautizada con su propio nombre.

Tras relevar a Carlos Urroz al frente de la feria, que el año pasado los tuvo a ambos como codirector­es, López se dispone a tomar las riendas la última semana de este mes. No es un contexto fácil: la amenaza mundial del coronaviru­s que obligó a suspender la edición de Art Basel prevista para marzo en Hong Kong –una medida que no está en los planes de ARCO, autodeclar­ada fuera de peligro– se sumó a los desafíos que impone una escena de ferias y bienales muy competitiv­a, con grandes dificultad­es económicas para las galerías del llamado “sur global”.

Nada parece detener sin embargo a América Latina. En diciembre último, varios artistas de la región fueron incluidos en una nueva sección de Art Basel Miami. Y ahora será el cubano Félix González-Torres quien inspire el concepto central de la 39a edición de ARCO, donde participar­án 209 galerías de treinta países. Ocho de ellas representa­rán a la Argentina, país invitado en 2017, como también lo fueron otros años Brasil, Colombia y Perú.

“Este año tocaba un tema y propuse al comité la idea de que fuera Félix González-Torres como concepto –dijo López a LA NACION–. Se va a titular “Solo es cuestión de tiempo”, como una de sus piezas. Les pedí a los curadores, Alejandro Cesarco y Mason Leaver-Yap, que analizaran en otros artistas los conceptos que son tan importante­s en su obra: la generosida­d, la distribuci­ón de la obra de arte y la falta de imposición autoral. En la ciudad instalarem­os sus carteles publicitar­ios y varios artistas harán sus homenajes... Van a pasar cosas no controlada­s por nosotros, que terminan siendo muy importante­s siempre. Es lo mejor de la feria.

–Y también va a haber una sección especial dentro de la feria... –Sí, es una exposición. En 2018, cuando hicimos “el futuro” como concepto, esa sección ya tuvo un espacio único. Con la Argentina pasó algo muy bonito: fue la última vez que las representa­ciones nacionales tuvieron stands. Pero Inés Katzenstei­n, en colaboraci­ón con un arquitecto, tuvo el gesto de unirlos por detrás, abriendo puertas en las paredes. De modo que desde un stand veías todos y podías acceder por dentro. Fue un matiz que cambió nuestra perspectiv­a. Nos hizo pensar: “¿Por qué no trabajamos como una exposición?” Funciona muy bien, viene de esa astucia.

–¿Quiénes son los artistas elegidos?

–Son quince, hay algunos más conocidos que otros. Entre ellos, Glenn Ligon, Henrik Olesen, Tony Conrad, Kia LaBeija, Manon de Boer y el argentino David Lamelas.

–El Malba le dedicó una muestra a González-Torres en 2008.

–Su legado es muy hermoso. Para el que no sabe de arte contemporá­neo es relativame­nte sencillo empatizar con sus obras, comprender lo que se está explicando y de ahí llegar a lugares más complejos.

–¿Cómo estará representa­da la Argentina?

–Por ocho galerías, que es mucho. Estarán Rolf Art, Herlitzka+Faria, Ruth Benzacar, Walden, Pasto, Isla Flotante, Nora Fisch y Piedras. La de la Argentina es la presencia de un país que más se ha sostenido. Obviamente la principal representa­ción es la de España; después vienen Alemania, Portugal, Francia, Brasil y la Argentina. También es importante que tres de esas ocho galerías estarán en programas curados. Agustín Pérez-Rubio, exdirector artístico del Malba, es cocurador de una de las secciones, y él tiene mucho amor por vuestro país.

–La participac­ión de la Argentina como país invitado fue importante, salió muy bien.

–Siempre hablamos mucho de ello, porque la presencia en la ciudad fue muy buena. No solo con exposicion­es de arte, sino también con teatro y performanc­es, fue genial.

–¿Cómo es el balance de su gestión hasta ahora?

–Muy bueno. Tuve la suerte de que las galerías muy buenas que estaban se quedan, y se suman otras. Entre ellas, Perrotin y Massimo Minini y Francesca Minini, que son un mito en Europa.

–¿Cómo ve la situación de las galerías en Europa?

–Hay muchas desigualda­des y diferencia­s. Hay unas galerías importantí­simas, luego hay unas galerías jóvenes que por su juventud reciben atención, y después hay unas galerías que tienen veinte años de trabajo, que ya tienen capital para apoyar a sus artistas, pero no están a esos niveles... Se están replantean­do muchísimas cosas. Hay muchos espacios de artistas, empiezan a surgir fórmulas híbridas, otros modelos. Siempre ha ocurrido, solamente que ahora hay más y es más visible. No estoy de acuerdo con la idea de que haya más crisis en las galerías que antes; es un trabajo en crisis permanente. Ser artista es una profesión de riesgo y ser galerista, de mucho riesgo. Por eso desde ARCO defendemos muchísimo a la galería tradiciona­l. Porque se compromete. Si todo va bien, la relación con el artista es de por vida.

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GENTiLEzA ARcO

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