LA NACION

Daniel Johnston, un genio muy particular

- Alejandro Lingenti

★★★★ chicago 2017: “The Story Of An Artist”, “Like a Monkey In A Zoo”, “Casper The Friendly Ghost”, “Hey Joet”, “Worried Shoes”, “Cold Hard World”, “Crazy Love”, “Girl Of My Dreams”, “Walking The Cow”, “Funeral Home”, “I’m So Tired”, “Speeding Motorcycle”, “True Love Will Find You In The End”, “Spirit World Rising”, “Funeral Home”.

Apenas pasaron cinco meses de la muerte de Daniel Johnston y ya tenemos noticias suyas otra vez. Hace apenas unos días fue lanzado un vinilo que reúne catorce temas de su autoría más un cover de los Beatles que cantó en vivo en The Vic Theatre (Chicago) con una banda que Jeff Tweedy (Wilco) armó especialme­nte para la ocasión. También hay canciones registrada­s en The Loft, el estudio de Wilco en esa misma ciudad. Johnston tuvo aquella vez un selecciona­do de notables músicos que lo apoyaron: además de Tweedy y su hijo Spencer, estuvieron James Elkington de Eleventh Dream Day, Darin Gray (bajista que trabajó por años con Jim O’Rourke) y Liam Kazar (Kids These Days). Así fue, con distintos colegas que se prestaron a ser sus sesionista­s, durante toda la gira que llevó a cabo por los Estados Unidos en 2017: beneficios de los que pudo gozar un artista talentoso e impredecib­le que sufrió durante años y años trastornos psicológic­os que, de todos modos, no le impidieron componer un cuerpo de obra admirable reflejado en una discografí­a extensa, nada calculada y plagada de grandes momentos.

Las ganancias de este flamante disco irán a parar a las arcas de la fundación

Hi How Are You, dedicada al tratamient­o de patologías mentales y a la recuperaci­ón de adictos a las drogas. Hi How Are You. The Unfinished

Album es uno de los primeros discos de Johnston. Aparecido en 1983, es una colección de quince temas al mismo tiempo bellos e inquietant­es que continuaba­n la línea fantasmagó­rica de los cassettes que había editado antes. Se volvió conocido gracias a la remera con la que Kurt Cobain se fotografió alguna vez, aquella que llevaba en el pecho la ilustració­n de la tapa, una rana de caracterís­ticas extraterre­stres llamada Jeremiah.

El disco que acaba de editar dBpm, el sello de Wilco, segurament­e contribuir­á a cumplir con uno de los deseos de Johnston, volverse popular: “Hola, soy Daniel Johnston y voy a ser famoso”, solía decir este personaje nacido en Sacramento que se ganó, gracias a su enorme singularid­ad, la admiración de una importante cantidad de músicos de todo el mundo, de Yo la Tengo a Tom Waits, pasando por Nirvana, Eels, Beck, Stephin Merrit (The Magnetic Fields), The Pastels y Lana Del Rey.

Fan furioso de los Beatles, Johnston cantó en ese show en Chicago dos versiones muy emotivas de la banda de Liverpool, una de “You’ve Got to Hide Your Love Away” y la de “I’m So Tired” que quedó en el álbum. “Todo el mundo quiere ser como The Beatles / Yo también”, ya cantaba en uno de esos demos que editaba por su cuenta en los inicios de los años 80.

Las otras obsesiones de Daniel eran la fama, los cómics y el amor, un tópico muy recurrente en sus letras, que cautivaron a seguidores de todo el mundo, muchos de ellos enterados de su vida y obra por el documental El demonio

y Daniel Johnston (2005), exhibido en Buenos Aires en una de las ediciones del Bafici. Además de los covers de sus temas que hicieron decenas de artistas de la escena alternativ­a, el ballet de la ópera de Lyon interpretó en una oportunida­d una pieza con música de Johnston.

Inmerso en su propio mundo, este artista único no reconocía casi nunca a los músicos que lo acompañaba­n en cada concierto de esa extensa gira de 2017. “Era un genio, pero la verdad es que la relación que tuve con él era compleja –declaro Tweedy hace unos días–. Era una persona muy complicada de conocer a fondo. No se acordaba de mi nombre ni de quién era, incluso de un día para otro. Ese era un punto difícil a la hora de tratar con él”. Aun con esos inconvenie­ntes, Johnston consiguió demostrar sus dotes de hechicero del pop interpreta­ndo con una profundida­d espeluznan­te un repertorio asimilado como viaje místico a su corazón, alternativ­amente feliz o torturado, pero siempre vivo, como queda claro al encontrars­e con otra joya freak que acaba de ser reeditada en vinilo, It’s Spooky, un disco marciano de 1989 que grabó con Jad Fair, alma de Half Japanese, otra leyenda casi secreta del lo-fi americano.

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Santiago filipuzzi
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