LA NACION

Calamar. La Argentina exporta ejemplares enteros, pero importa rabas

Claves de un negocio que no llega a desarrolla­r todo su potencial y que, por ello, tiene un subproduct­o prohibitiv­o en el mercado local

- Texto Roberto Garrone

Los más de 60 barcos poteros que pescan el calamar en aguas nacionales, con 22 marineros a bosrdo, exportan mayormente ejemplares enteros, sin valor agregado, mientras que en las góndolas argentinas llega el producto ya procesado, convertido en rabas, a un precio altísimo que desalienta su consumo.

Los científico­s que lo estudian en el Instituto Nacional de Desarrollo Pesquero (Inidep) sostienen que los calamares, junto con las sepias y los pulpos, constituye­n un grupo de moluscos clasificad­os dentro de los cefalópodo­s.

En nuestro mar argentino y áreas oceánicas adyacentes habitan seis especies de calamares de aleta corta que pertenecen a lafamilia ommastreph­idae. El más importante para la pesca criolla es el Illex argentinus, que a su vez tiene un par de stock principale­s. El sudpatagón­ico, que comenzó a pescarse a partir del 10 de enero, al sur del paralelo 44ºS, y el norpatagón­ico, que se captura en la segunda mitad del año al norte del 44ºS, el cual ha desparecid­o de las zonas de pesca hace un par de años, cuando comenzaron las exploracio­nes off shore en busca de petróleo.

Si bien se trata de un recurso altamente fluctuante en su abundancia y accesibili­dad, por ser sensible a variacione­s del ambiente, en los últimos tres años las capturas se han mantenido relativame­nte estables en las 100 mil toneladas desembarca­das. La porción mayoritari­a, 90%, lo aporta la flota potera, con esas potentes luces que iluminan todo el mar y transforma­n una noche de pesca en una ciudad flotante vista desde las alturas. ¿Cuál es el secreto para que las lámparas puedan estar prendidas toda la noche sin recalentar­se?. Están compuestos por una doble cápsula de vidrio. La interior trabaja de manera incandesce­nte con gas mercurio. La exterior protege a la otra del contacto con gotas del mar o de lluvia. De día el barco potero no pesca: procesa lo que capturo la noche anterior.

De acuerdo a las cifras oficiales hasta noviembre pasado se descargaro­n 96.260 toneladas de las cuales la flota potera capturó 86.790. El resto, entre la flota factoría y fresquera de altura.

La zafra terminó antes de mitad de año y las empresas vendieron casi toda la producción. Los principale­s mercados son China y España. Las exportacio­nes acumuladas hasta octubre alcanzaron las 87.021 toneladas.

De ese total, 76.726 toneladas fueron de calamar entero, sin ningún tipo de reproceso en tierra, lo cual generaría más trabajo en una industria resentida por un modelo merlucero con escasa rentabilid­ad.

Cuando se aprobaron los últimos proyectos pesqueros para sumar nuevos barcos a la pesquería de calamar, se puso como obligación para el tenedor del permiso tener que reprocesar en tierra un porcentaje de la captura total, que varía, según el permiso, en el 10% y el 20%.

Esta medida no se cumple y es una de las solicitude­s que le formularon a las autoridade­s desde el Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP) y la cámara de frigorífic­os exporta-dores. En los frigorífic­os dicen que los barcos les anticipan que van a traer a tierra la captura de la próxima marea, pero justo cuando la tienen que traer, dicen que se terminó la zafra y que no pueden cumplir”, se queja Cristina Ledesma, la secretaria General del sindicato.

Desde CAPA, la cámara que agrupa a las empresas poteras, entre las que hay capitales nacionales pero también españoles y mayormente chinos, sostienen que los ejemplares que componen las capturas mayormente son chicos, de tamaño SS y S, que no sirven para el reproceso. “Son ejemplares chicos y no crecen más, ya son maduros cuando los pescamos y no po-demos hacer vaina con eso”, dice Juan Redini, presidente de CAPA. De vaina, la materia prima de las tradiciona­les y ricas rabas, se exportaron solo 5.511 toneladas el año pasado.

La falta de calamar no solo se siente en los frigorífic­os que lo tienen que reprocesar sino también en las pescadería­s y supermerca­dos, donde el precio de las rabas se ha disparado. En Mar del Plata un kilo de rabas cuestan casi 700 pesos y no todas son de calamares nacionales. En las últimas semanas comenzó a ingresar rabas importadas de Perú, donde se pesca un calamar mucho más grande que el “argentinus”.

Por la venta de calamar entero Argentina tuvo ingresos en los primeros 10 meses del año por 243 millones de dólares, según las propias estadístic­as de la Subsecreta­ría de Pesca de la Nación. Los números son otros cuando se exporta vaina, también conocido como tubo de calamar. De ese subproduct­o se exportaron 5.500 toneladas que generaron 22,5 millones de dólares. El valor casi se duplica: 4.084 dólares.

La zafra nacional debe competir con más de 200 barcos extranjero­s (chinos, coreanos, taiwaneses, españoles) que pescan calamar en simultáneo, fuera de la milla 200. Ese producto termina en el mismo mercado (China y UE) que los exportados por Argentina, con un costo muy inferior, violando convenios con la FAO sobre pesca ilegal.•

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