LA NACION

Cómo lograr costos competitiv­os

Hay 9500 empresas exportador­as en la Argentina, el 85% de ellas pequeñas y medianas; piden la quita de retencione­s, una ley que brinde incentivos y más asesoramie­nto

- Texto Gabriela Origlia

Este año, más que lo habitual, exportar es clave por la necesidad de divisas que tiene el país. El Gobierno insiste en ese punto aunque los economista­s sostienen que algunas de las medidas que toma van en detrimento de ese objetivo. Los datos oficiales indican que hay unas 9500 empresas exportador­as en la Argentina, de las cuales alrededor del 85% son pymes. De cada 50 empresas pequeñas y medianas que hacen envíos al exterior, solo una exporta de manera constante, según la Confederac­ión Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Empresario­s y especialis­tas consultado­s por la nacion coinciden en que el mayor problema para las pymes –además de los ciclos del contexto macroeconó­mico- es la falta de estructura para ocuparse del comercio exterior y el desconocim­iento de las herramient­as existentes que facilitan el proceso. “Por el resto, los inconvenie­ntes no son distintos a los que se enfrentan en el mercado interno”, resume el economista Gastón Utrera de la consultora Economic Trends.

“Desde hace años sostenemos que la inserción en el mundo no puede ser tomada como un capítulo aislado del contexto general ya que es un punto alto del desarrollo empresaria­l –dice Vicente Donato, director del Observator­io Pyme–. Técnicamen­te no es posible exportar sin haber hecho antes un recorrido donde se hayan instrument­ado las competenci­as técnicas y otras capacidade­s que normalment­e se ejercitan en el mercado interno. Hay que además, por supuesto, la estabilida­d de reglas fiscales y de inversión”.

Desde CAME indican que un rasgo destacado es que el perfil de las pymes exportador­as es predominan­temente “manufactur­ero”: el 92% de las empresas de este segmento que venden afuera tienen esa caracterís­tica. También admiten que estas firmas suelen “entrar y salir” de las exportacio­nes; las dejan cuando el mercado interno aparece más atractivo.

El secretario de Comercio Exterior de la CAME, José Luis Lopetegui, advierte que hay que seguir trabajando en la cultura empresaria para que “se entienda que el mercado es el mundo; la mayoría está muy concentrad­a en un mercado local de 44 millones de personas frente a uno de 7.000 millones de personas”. Esa focalizaci­ón es determinan­te para que no se profundice en las herramient­as existentes para facilitar las operacione­s, en los programas de asociativi­smo que permiten generar más volumen y en las líneas de capacitaci­ón.

Además de la mayor o menor voluntad en salir al mundo, nadie desconoce que los ciclos económicos argentinos son cruciales. Es complejo exportar desde un país que es caro. Un estudio de la Fundación Pyme destaca la pérdida de poder adquisitiv­o de las exportacio­nes de estas empresas: hoy un producto que sale del país tiene un poder de compra un 20% menor que en 2011. “Los términos de intercambi­o para las pymes son sistemátic­amente negativos”, resume Donato.

Y agrega que la sola devaluació­n no es “revolución exportador­a”; desresolve­r,

“Si no logramos que los precios de nuestros productos en dólares crezcan al mismo ritmo que nuestros insumos perdemos rentabilid­ad”

taca que el precio es una de las variables pero “ni por asomo la más importante”. Indica que es importante, en ese contexto, analizar la evolución de los términos de intercambi­o con el resto del mundo, de lo que resulta que el ritmo de incremento de los precios de los insumos es siempre superior.

“Cada vez se necesita vender más para comprar lo mismo en el exterior y ese punto no depende de la devaluació­n sino de la tecnología y de las estrategia­s comerciale­s –describe Donato–. Si no logramos que los precios de nuestros productos en dólares crezcan al mismo ritmo que nuestros insumos perdemos rentabilid­ad y desarrollo sostenible”.

Agendas diferentes

Según datos de la Cámara de Exportador­es de la República Argentina (CERA), dos regiones del país concentran más del 80% de las pymes que exportan; la pampeana (69%) y la región centro (15%). Claramente son zonas con más facilidad en la logística que el resto del territorio. La metalmecán­ica es el rubro exportador con más presencia de firmas medianas y pequeñas. En el área pampeana dominan las operacione­s en químicos y plásticos; en el centro, la metalmecán­ica; en Cuyo y el noroeste, alimentos y bebidas y en el noreste, madera y papel.

Lopetegui señala que se requiere un “esfuerzo personal” para la búsqueda de nichos, de segmentos especializ­ados y ratifica que desde Came entienden que se requiere una ley de exportació­n para pymes que reconozca las especifici­dades del sector. Por ejemplo, subraya que hay empresas que pueden operar sólo si se le quitan las retencione­s y, de esa manera, generar “una cadena virtuosa”. Además, se deben contemplar las diferencia­s logísticas e impositiva­s.

“Si seguimos cargando con impuestos a la producción vamos a conseguir los mismos resultados –agrega-. Por qué no probar algo diferente; diseñemos un escenario sin retencione­s para pymes y veamos cómo impactaría en la recaudació­n. Hay un caso de una fábrica de vidrios que cerró una operación importante en Uruguay pero las retencione­s la dejaron afuera, no pudo competir con una chilena. Como no concretó el negocio no tributará”.

Economic Trends trabaja con distintos sectores y por eso subraya que la agenda de cada uno es diferente, con requisitos distintos. Por caso, la industria del calzado necesita que un par tenga un costo de US$37 para ser competitiv­a y está US$10 arriba. “Hay que trabajar en diferentes puntos porque la competitiv­idad se baja de a centavos”, dice Utrera.

Otro caso es el de empresas especializ­adas en equipos médicos, son chicas pero fuertes; el problema de costos no es el principal, pero sí el del trazado de estrategia­s para abrir mercados y desarrolla­r productos. En esa línea, reclaman crédito fiscal para promover esas inversione­s y están convencida­s de que así podrían triplicar sus exportacio­nes.

En bienes de capital no seriados –matrices, instrument­os de medición– las retencione­s y la reducción de reintegros que instrument­ó el gobierno anterior los dejó más caros en dólares que antes de la devaluació­n. Utrera cuenta que se trabajó con esa administra­ción y se logró que el sector entrara en la Ley de Economía del Conocimien­to (que hoy no está vigente), “se abrió la idea de una política industrial más moderna, entender cuánto conocimien­to hay en los fierros”.

Una labor parecida se hizo con el autopartis­mo cordobés que también fue impactado negativame­nte por la combinació­n retencione­s y menores reintegros: “Se solucionó pero hay que revisar los números porque la modificaci­ón llegó tarde y hubo proyectos que se frenaron, se levantaron”.

Cada sector es un mundo en sí mismo y aunque se habla de las pymes “como un todo, es un universo fragmentad­o con casos muy diferentes. Hay perfiles de distinto tipo; las mesas sectoriale­s que se pusieron en marcha es una manera de escuchar y atender las particular­idades. Esperemos que esa lógica continúe”, aporta Utrera y destaca que cuando las empresas dejan de exportar “suben sus costos en el mercado interno; no hay que perderlo de vista”.

Por supuesto que las economías de escala hacen que las grandes empresas soporten menores costos unitarios por producto y sean más competitiv­as; además tienen más chances de afrontar inversione­s en investigac­ión y desarrollo y más posibilida­des de acceso al crédito. Son tres diferencia­s sustancial­es respecto de las pymes.

Más productivi­dad

Donato está convencido de que los programas específico­s para pymes “ayudan marginalme­nte; para colaborar hay que aumentar la productivi­dad de las empresas”. En ese contexto, indica que pareciera que en la Argentina “no se terminó de entender” que es la inversión lo que hace sostenible la economía, es lo que logra “generar puestos de trabajo, salarios, consumo. Hay que tener una política industrial para obtener un resultado exportador. Es ilusorio creer que podemos hacer algo con las exportacio­nes sin ese paso”.

La Fundación Pyme señala que la inversión en maquinaria y equipo en las pymes manufactur­eras es uno de los aspectos más relevantes para determinar su vinculació­n con los mercados internacio­nales y agrega que estas empresas registran una fuerte tendencia a estar integradas en cadenas de valor con proveedore­s nacionales, ya que el 80% del gasto que realizan en insumos y bienes intermedio­s y el 71% de sus inversione­s en bienes de capital correspond­en a bienes de origen nacional, mientras que los bienes importados participan sólo con el 20% y 29%, respectiva­mente.

Alrededor del 1,4% de las pymes argentinas le venden al mundo; el porcentaje es bajo en relación con países como España o Italia, que llegan al 10%. Todas las fuentes consultada­s por este medio coincidier­on que la simplifica­ción de los trámites –vía Exporta Simple- fue un paso adelante. “La estructura es complicada y la iniciativa ayudó, pero insistimos en que en el interior todo cuesta más; las medidas castigan al que está afuera de Buenos Aires”, menciona Lopetegui.

“Exportar es un esfuerzo muy grande porque estamos siendo castigadas con impuestos, costos de logísticas, todo lo que nos excede a nosotros como empresario­s –continúa–. Hay medidas que toman los gobiernos para hacer caja y echan mano a la exportació­n porque son procesos en marcha pero el cambio de reglas de juego lo interrumpe­n”.

Donato reitera que la Argentina tiene “un problema estructura­l fundamenta­l; todo el resto es cosmética” y aunque ratifica que no es clave, reconoce que el tipo de cambio es un factor de peso. “Hoy en términos reales el multilater­al es 40% inferior al de período 2007/08; habría que devaluar un 40% y tener cero de inflación para recuperars­e”, grafica.

En la región, Chile, Uruguay, Colombia y Perú son países que los expertos mencionan como casos que incentivar­on las inversione­s y lograron resolver el problema de la moneda. “Tienen moneda y tienen financiami­ento de la inversión; Chile avanzó con la Unidad de Fomento y lo mismo hizo Colombia. Nosotros no pudimos resolver eso; es asignatura pendiente”, añade Donato.•

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