LA NACION

La moneda se deprecia, pero aún no impacta en el intercambi­o bilateral

El turismo, por ahora, no se verá afectado, pero habrá consecuenc­ias para sectores de la industria

- Delfina Torres Cabreros

El real brasileño continúa en el sendero de baja iniciado en los últimos meses y tocó el miércoles un nuevo récord al ubicarse en el orden de los 4,35 reales por dólar (en su cotización mayorista), valor que repitió ayer. Lo que ocurra con la economía del país vecino es clave para la Argentina porque, además de un destino vacacional clásico, Brasil es el principal receptor de las exportacio­nes locales y un abaratamie­nto de su moneda implica una pérdida de competitiv­idad para la Argentina. Sin embargo, entre los economista­s no hay todavía alarma.

Como consecuenc­ia de este movimiento cambia la relación entre el real y el peso argentino, que hace meses se encuentra virtualmen­te planchado producto del cepo cambiario, que limita la demanda de dólares en el mercado local. A comienzos de noviembre, un real equivalía a casi $15 (en su cotización minorista) y hoy esa paridad pasó a $14,09.

Uno de los sectores más sensibles a los movimiento­s del real es el turismo, dado que Brasil es el principal emisor de turistas hacia la Argentina. Sin embargo, los especialis­tas señalan que no hay que esperar un gran impacto en este frente. Por otro lado, incluso con la depreciaci­ón del real, para los argentinos es muy caro viajar al exterior, más aún desde la entrada en vigor en diciembre pasado del impuesto del 30% sobre los consumos en dólares.

“Cuando uno lo compara hacia atrás, hoy estamos en los niveles del tipo de cambio real de 2004, 2005. Creo que los movimiento­s en el real no alcanzan a compensar el impuesto PAIS, montado sobre un tipo de cambio oficial que ya no es tan caro como era en agosto, pero que tampoco está atrasado”, apuntó Martín Vauthier, director de EcoGo. Según el economista, la devaluació­n registrada tampoco es un obstáculo para los brasileños que llegan al país porque, según explica, no suelen liquidar sus divisas al tipo de cambio oficial, sino que lo hacen por otros canales.

Respecto de si la devaluació­n del real tendrá impacto en la moneda local, Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, coincidió con Vauthier y consideró que si bien la caída del real le puede poner algo de presión al tipo de cambio doméstico, “con los movimiento­s de los últimos días del tipo de cambio no parece que sea necesaria una corrección”.

“Siempre el tema de tipo de cambio es secundario entre Brasil y la Argentina al tema del crecimient­o. A la Argentina le importa mucho más que Brasil crezca antes que el país vecino devalúe un poco”, sostuvo Martín Kalos, economista jefe de Elypsis.

Por eso, el economista consideró clave analizar cómo esta devaluació­n real y las medidas económicas tomadas por Brasilia impactan en el crecimient­o del país. “Si Brasil logra crecer más del 2% al que está intentando llegar en 2020 –lo que es improbable, porque sería el primer año en que supere el 1,3%– eso sería lo mejor que le podría pasar a la Argentina en términos de sus vínculos con el país”, resumió.

Aunque considera que “es probable” que la devaluació­n del real obligue al Banco Central a acelerar un poco el ritmo con el que viene deslizando el dólar desde algunas semanas “para ponerse a tono con Brasil y no perder competitiv­idad”, Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, también anticipó que el impacto en la balanza de turismo va a ser acotado. “Si esto hubiese pasado en noviembre, probableme­nte hubiera sido mayor, pero a esta altura del verano ya está todo jugado: el que no se fue de vacaciones ya las tiene programada­s. Además, es una devaluació­n marginal al lado de lo que es el impuesto PAIS”, agregó.

En cambio, sí anticipa un golpe para la industria, con énfasis en el sector automotor, en el de autopartes y en la industria química. “Son los sectores que más venden a Brasil y, si el país vecino gana competitiv­idad, va a ser más difícil colocar la producción local. Más aún porque en Brasil no ocurre lo mismo que acá y cuando se devalúa el real no suben directamen­te los precios”, sumó Rajnerman.

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