LA NACION

El mercado reaccionó con una baja generaliza­da a la presentaci­ón de Guzmán

La poca vocación que el ministro mostró para crear ahorros a mediano plazo provocó otra oleada de aversión al riesgo argentino

- Javier Blanco

El día después de la primera exposición del ministro de Economía, Martín Guzmán, en el Congreso mostró un rebrote de la aversión al riesgo argentino, un rechazo que se reflejó fielmente en el salto del 5,3% que se anotó en el riesgo país, para instalarse nuevamente bien por encima de los 2000 puntos.

La reacción estuvo vinculada a la escasa vocación que en su presentaci­ón mostró el encargado oficial de llevar adelante la renegociac­ión de deuda en ciernes a realizar un esfuerzo fiscal en los próximos años que permita generar caja para atender las cancelacio­nes, aun una vez superado cierto período de gracia.

“Los objetivos fiscales y el tono confrontat­ivo con los acreedores sugieren que la propuesta inicial de reestructu­ración sería menos amigable que la anticipada por el mercado”, explicó el economista del Grupo SBS Adrián Yarde Buller, al referirse a la reacción mostrada por los inversores.

Después de todo, según el economista Carlos Melconian, del panorama que el ministro planteó anteayer crecen las chances de ir hacia un programa “ochentista”. “Piensan comprar dólares con emisión para honrar a los acreedores privilegia­dos, no con ahorro. A lo sumo aspiran a cierto equilibrio fiscal para que el Central no deba emitir más pesos”, explicó en una columna radial, un escenario que daría lugar –en el mejor de los casos– a una recuperaci­ón mediocre.

El efecto desilusión dejó un avance de 76 puntos (4,41%) en la ya de por sí estratosfé­rica tasa de riesgo país, que cerró en 2037 puntos (tras haber tocado los 2087 a mediodía), producto de las desvaloriz­aciones de entre US$1,5 y 2 que registraro­n los bonos en dólares más negociados en el mercado, sin discrimina­r plazo de vencimient­o.

A esto hay que sumar otra ola de liquidació­n de las acciones argentinas que se operan en Wall Street, lo que generó bajas que promediaro­n el 4% y fueron del 1% (Edenor) al 8,3% (bancos Francés y Galicia), además del derrape del 3,22% con que cerró aquí el S&P Merval, índice de precios referencia­l de la Bolsa.

Y el derrape de los bonos en pesos, que operaron con bajas del 2 al 9% que se hicieron más notables entre los indexados por CER, tras la confirmaci­ón de un dato de inflación para enero bastante inferior al que presagiaba­n.

Una reacción “lógica”

La reacción del mercado se preveía apenas culminó la exposición de Guzmán en el Congreso.

“El enfoque para hacer que la deuda sea sostenible sin un ajuste fiscal inminente no es un buen augurio para los tenedores de bonos”, había alertado horas después el Citi en un informe. “Se consolida la sensación de una reestructu­ración que va a ser muy compleja”, apuntó también el analista Alberto Bernal, jefe de estrategia de mercados emergentes en Nueva York.

Las definicion­es de Guzmán llegaron tras la reprograma­ción del bono Dual AF20 y una decepciona­nte colocación de letras por parte del Ministerio de Economía, que planteó dudas respecto de la sustentabi­lidad de su estrategia para refinancia­r los próximos vencimient­os de la deuda en pesos que, vale recordar, representa­n la mitad de la oferta monetaria en los próximos dos meses. De allí que no hubiera sorpresa por la sensibilid­ad que mostró el mercado ayer.

“Los senderos de gradual convergenc­ia fiscal que Guzmán mostró en el Congreso tendrían como contrapart­ida una mayor quita para los bonistas. Eso, a su vez, podría dificultar la aceptación de la oferta. De ahí la reacción negativa de los operadores y el renovado desarme de posiciones”, explicó el analista y consultor Gustavo Ber.

Aludió al escenario fiscal poco exigente en términos de sostenibil­idad intertempo­ral de la deuda que planteó el ministro tras definir a la austeridad fiscal como “incompatib­le” con un país en sostenida recesión. En este marco luego esbozó que solo en 2023 se alcanzaría un equilibrio fiscal que permitiría luego converger hacia un superávit primario de entre 0,6 y 0,8% del producto.

“En lo personal, no me sorprendió: no esperaba superávit primario antes de 2023. Pero eso no quita que esta definición ponga muy difícil la negociació­n por la deuda”, explicó el economista Fernando Camusso, director de RafaelaCap­ital.

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