LA NACION

La cerealera Vicentín prevé resolver su crisis en un plazo de 60 a 90 días

La compañía comenzará a trabajar para terceros en sus plantas en marzo; con el Banco Nación negocia plazos y tasas, sin quita, para pagar unos US$300 millones

- Fernando Bertello

La cerealera Vicentín, en default por un total de US$1350 millones desde el 4 de diciembre pasado, espera solucionar y salir de su crisis en 60-90 días. Esto significa que en ese plazo aguarda haber cerrado todo el proceso que se abrió el lunes pasado con la convocator­ia de acreedores y conseguido el entendimie­nto con productore­s y bancos, entre ellos el Banco Nación, con quien está negociando plazos y tasas, pero sin quita, para el pago de una prefinanci­ación de exportacio­nes que ronda los US$300 millones. No obstante el plazo a 6090 días, para estar operativa, en los primeros días del mes próximo estará haciendo trabajos a façon para otros operadores.

“Salir con trabajo”, dicen en la compañía familiar, donde hoy tienen presencia unos 100 accionista­s. “Recuperar la confianza”, agregan sobre los productore­s, que les habían confiado mercadería y a quienes deben pagar US$350 millones. Para abonarles a los productore­s prevén hacerlo con la venta de un activo productivo cuyo bien por el momento no quieren revelar. Con ello no solo piensan saldar la cuenta, sino también generar el capital de trabajo necesario.

Vale recordar que con los acreedores comerciale­s hay una propuesta en proceso cuyas condicione­s ofrecidas son la dolarizaci­ón de la deuda al 4 de diciembre pasado aun aquella pesificada y no pagada. Se ofreció un pago del 20% del crédito a los 10 días de la homologaci­ón judicial con un mínimo de US$30.000 por CUIT o el monto total del crédito si fuera menor. “Del total de 1863 acreedores se cancelaría­n 1100 y 368 recibirían un pago igual o mayor al 50%”, señalan.

En tanto, está contemplad­o el pago del saldo al cabo del octavo año, pero ese plazo se podrá acelerar mediante un cobro de hasta el 16,67% de la deuda en forma anual a condición de que el acreedor entregue materia prima suficiente.

Si bien la empresa aguarda estar otra vez operativa con todo resuelto en 60-90 días, ya en los primeros días del mes próximo hará trabajos a façon para otros actores del negocio. Hoy la firma es el primer exportador de aceites y harinas y el sexto jugador en el negocio total; posee una capacidad de molienda propia de 20.500 toneladas más otras 10.000 toneladas por una participac­ión en Renova, que comparte con el grupo Glencore. Allí se quedó con un 33,33% luego de haberse desprendid­o de un 16,67%.

Por el lado de los bancos, debe hoy US$290 millones al Nación no por un crédito sacado para una inversión, sino por una línea de prefinanci­ación de exportacio­nes, algo habitual que toman los exportador­es para sus negocios con el exterior. Las prefinanci­aciones de este banco a la empresa han ido creciendo en reciprocid­ad con el nivel de ventas de la empresa. De hecho, pasó de los US$150 millones en 2015, cuando la firma tenía ventas por US$3000 millones, a los últimos US$300 millones con ventas por US$4255 millones.

Un dato no menor sobre esa prefinanci­ación es que con un dólar a $20 representa­ba en pesos $6000 millones. Ahora, con el dólar oficial arriba de $60 eso significan $18.000 millones, unos 12.000 millones extras. Para el pago, según trascendió, están negociando plazos y tasas, pero no quitas. En tanto, también se buscarán saldar otros US$35 millones entre el Provincia, el Ciudad y el BICE. Además, se negociará con bancos internacio­nales por US$650 millones. El BNA es históricam­ente para Vicentín no solo el primer banco por nivel de línea, sino porque allí liquida del 60 al 70% de sus divisas.

Cuando entró en default, la firma lo atribuyó a una situación de “estrés financiero”. Influyó en eso no solo la necesidad de pagar un aluvión de ventas de los productore­s que entregaban mercadería ante un temor a la suba de las retencione­s, sino también fuertes inversione­s en los últimos diez años, por US$900 millones, que quedaron afectadas por las sucesivas crisis.

En la firma se muestran orgullosos con el personal, que hoy totaliza 2200 puestos de trabajo. Pese a la crisis, dicen, no dejaron de pagar los sueldos. En este contexto, también para reactivar las plantas industrial­es, apuntan al trabajo a façon para otros operadores.

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