Histórica reunión de los cancilleres del Vaticano y China
Tuvieron en Múnich el primer encuentro diplomático entre ambos países desde la conformación de la República Popular, en 1949
ROMA.– En lo que significa un paso más en el deshielo, por primera vez en más de medio siglo se reunieron ayer los cancilleres del Vaticano y de China, países que no tienen relaciones diplomáticas desde que el comunismo tomó el poder en la hoy superpotencia, el 1º de octubre de 1949.
En un comunicado que difundió pasadas las 21 (hora local), el Vaticano anunció que, al margen de la Conferencia sobre Seguridad de Múnich tuvo lugar un crucial encuentro entre el arzobispo británico Paul Gallagher, secretario para las relaciones con los Estados de la Santa Sede (virtual canciller del Vaticano), y el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi.
“Durante las conversaciones, que tuvieron lugar en un clima cordial, fueron evocados los contactos entre las dos partes, que se desarrollaron positivamente en los últimos tiempos”, indicó un comunicado del Vaticano. “En particular, fue destacada la importancia del Acuerdo Provisorio sobre la designación de Obispos, firmado el 22 de septiembre de 2018, renovando al mismo tiempo la voluntad de continuar el diálogo institucional a nivel bilateral para favorecer la vida de la Iglesia católica y el bien del Pueblo chino”, agregó el texto, que aludió a la actual emergencia mundial debido a la crisis por la epidemia del coronavirus.
“Fue expresado agradecimiento por los esfuerzos que se están dando para erradicar la epidemia de coronavirus y solidaridad en relación a la población afectada”, indicó. En las últimas semanas, el Vaticano envió más de 600.000 barbijos para ayudar a la población de Wuhan y de otras zonas chinas afectadas por el brote, en un claro gesto de solidaridad con su gente, una movida que fue muy apreciada por las autoridades, tal como consignó el diario del partido comunista, Global Times.
El comunicado del Vaticano también señaló que en la reunión “se auspició mayor cooperación internacional con el fin de promover convivencia civil y paz en el mundo” y que “se intercambiaron consideraciones sobre el diálogo intercultural y sobre los derechos humanos”.
Apuesta
Al regresar de su viaje a Japón, en noviembre pasado, Francisco, que es consciente de que el futuro de la Iglesia está en Asia, dijo que amaba a China y que le encantaría viajar a este país, una de las superpotencias del mundo actual, junto a Estados Unidos.
El vocero del canciller chino, Geng Suhang, después de esas declaraciones y ante preguntas de la prensa, no ocultó su satisfacción. “Vemos los informes y apreciamos la amistad y la buena voluntad del Papa. China y el Estado del Vaticano tenemos una buena relación y estamos contentos de la mejora de nuestras relaciones. China es sincera y activa en el avance de las relaciones de China y el Vaticano. Nosotros le damos la bienvenida y estamos abiertos a un intercambio entre los dos países”, indicó.
China –donde se estima que hay
12 millones de católicos– y la Santa Sede no tienen relaciones desde
1951, cuando el régimen comunista expulsó a su representante pontificio. Entonces la Santa Sede se vio obligada a trasladarse a Taiwán. En ese momento comenzó una fuerte persecución del régimen contra los católicos.
En 1957, el gobierno chino creó la Asociación Patriótica, un órgano para controlar a los católicos en el nuevo cuadro político. Desde entonces, comenzaron a haber ordenaciones de obispos que no eran nombrados ni reconocidos por el Vaticano. Y nació lo que se fue llamando una “Iglesia Patriótica”, con edificios y lugares de culto abiertos a los fieles y otra “Iglesia clandestina”, con obispos reconocidos por Roma, que creían que debían resistir al control del gobierno. Esta situación cambió dramáticamente con el acuerdo provisorio de septiembre de 2018.