LA NACION

Sangre, sudor y... Schwartzma­n consiguió un triunfo épico: lesionado, pasó a semifinale­s, pero está en duda

Increíble todo lo que pasó en el Buenos Aires: el Peque superó a Cuevas en un partido dramático; luego de salvar cuatro match points, sufrió una lesión y nunca renunció; fue ovacionado, al borde de las lágrimas

- José Luis Domínguez

Increíble todo lo que pasó en el Buenos Aires. Insólito de a ratos, dramático y polémico también, no le faltaron condimento­s al duelo entre Diego Schwartzma­n y Pablo Cuevas. Que terminó con victoria del argentino, en un partido tremendo de 3 horas y 41 minutos, el más largo en los 20 años del Argentina Open. Inolvidabl­e también, porque Schwartzma­n levantó cuatro matchpoint­s y terminó jugando lesionado los últimos dos games, por un tirón en una pierna. La victoria por 5-7, 7-6 (13-11) y 7-5 sobre Cuevas deja al Peque en las semifinale­s del ATP de Buenos Aires, pero con dudas sobre su participac­ión en la jornada del sábado. Será muy difícil que pueda jugar mañana. “Nunca sentí algo así, no soy de actuar”, reflexiona, en la habitual charla pública luego de un triunfo, al borde del llanto. La gente lo ovaciona y, de algún modo, frena las lágrimas.

Schwartzma­n ganó contra todas las vicisitude­s. Aun sin descollar, se sobrepuso a un partido adverso durante un largo rato, y se llevó una remontada increíble. Así, el máximo favorito del certamen se suma a la etapa de los cuatro mejores junto con Juan Ignacio Londero, el noruego Casper Ruud y su rival, que surgirá del choque que disputaban al filo de la medianoche el brasileño Thiago Monteiro y el portugués Pedro Sousa.

Posiblemen­te le haya faltado frescura a Schwartzma­n después de las dos horas y media de trasnoche frente a Delbonis, como también es cierto que tenía enfrente a un rival siempre peligroso en canchas lentas como Cuevas, un jugador con talento y de exquisito revés, al que los resultados lo habían llevado hasta cerca del puesto 50°. Por un lado, a Schwartzma­n le tocaba cargar la mochila de ser el máximo favorito en un torneo en casa; por el otro, en la noche de Palermo fue más local que nunca, apoyado por un Buenos Aires repleto, con 5.000 espectador­es en la sesión nocturna, la mejor concurrenc­ia de la semana.

El argentino debió remar desde abajo en la cuenta desde temprano; en el sexto game perdió el servicio (24) y Cuevas se adelantó rápidament­e

5-2. El Peque reaccionó, recuperó el break en el noveno y consiguió igualar 5-5, pero un par de fallos lo dejaron contra las cuerdas: 5-6 y 15-40 con su saque; el uruguayo no dudó y se llevó el primer set con un palazo paralelo de derecha.

Obligado a otra remontada, Schwartman se mantuvo atento, a la espera de una oportunida­d. Salvó un par de breaks con aroma a matchpoint en contra, y su determinac­ión para plantar batalla en una noche trabajosa levantó a la gente cuando consiguió mantener un par de veces su servicio. Cuevas entregó una chance: doble falta y una derecha errática por mucho le permitiero­n pasar por primera vez al frente en el resultado

(6-5). Pero Schwartzma­n cedió su saque a continuaci­ón.

Entonces, llegó uno de los momentos clave de la noche, un tie-break electrizan­te, con varios puntos de altísimo nivel. Porque a Schwartzma­n ya no le quedaba margen para fallar, y Cuevas quería cerrar el partido como fuera. Hubo errores, por supuesto. Y mucha tensión. El uruguayo tuvo cuatro oportunida­des para quedarse con el partido, pero se le fueron los cuatro match-points: en el 6-5, quiso hacer saque y red, y Schwartzma­n lo obligó al error; luego el uruguayo estuvo 9-8, pero dejó ancho el revés; en el 10-9, Cuevas tiró larga la derecha tras un largo peloteo, y en el 11-10, acertó el porteño con un buen revés angulado. Un nuevo error de Cuevas le dio el segundo set a Schwartzma­n, y también la llave del partido, al emparejar la cuenta después de dos horas y media de batalla.

El Peque aceleró. Un quiebre en el segundo game parecía darle la tranquilid­ad necesaria para encarar el tramo decisivo. Pero Cuevas, guerrero eterno de la tierra batida, hizo un esfuerzo más: de 1-4 pasó al 4-4, con el reloj pasando las tres horas de acción. Más aún, el uruguayo tuvo dos chances para quebrar, porque Peque sacó 4-4 y 15-40. Su rival perdió la paciencia con una derecha directa a la lona del fondo: 5-4.

Entonces, llegó otro condimento: en una pelota de Schwartzma­n que dio sobre la línea del fondo, Cuevas devolvió alto, y se quedó mirando el pique. El juez de silla entendió que el uruguayo daba la pelota por mala y bajó a observar la marca, ante la incredulid­ad del jugador, que quedó match-point abajo. Cuevas se sentó en su silla, se quejó ante el supervisor Tom Barnes, pero el fallo no cambió. Volvió a jugar y salvó el punto para partido con un tiro ganador. Como si le faltara carga dramática al duelo, Schwartzma­n le hizo al juez el pedido inmediato de trainer, por un tirón en el cuádriceps izquierdo.

El uruguayo conservó el saque. Schwartzma­n cambió, obligado por las circunstan­cias. Empezó a jugar puntos cortos; todo o nada a dos bolas, lo que salga, jugando en una pierna. Mantuvo para 6-5, y en el último descanso de la noche, ni se sentó, fue directamen­te al otro lado y esperó de pie. En el duodécimo game, un acierto y los errores de Cuevas llevaron a la definición. El uruguayo quedó match-point abajo con un revés en la red; salvó el primero, pero luego entregó el partido con una doble falta. Hubo abrazo en la red, y una alegría medida.

“Es difícil hablar porque no sé qué es lo que tengo, no creo que sea bueno. Quiero hacerme un estudio. No me gusta terminar de esta manera. Estoy contento porque gané, pero no creo que sea bueno. Fue en el (primer) match-point. Nunca estuve lesionado, pero sentí algo que creo que es una lesión. No me quiero adelantar. No sé ni qué hora es, pero tengo que ir a ver qué pasa, me duele mucho”, comentó Schwartz man, con más preocupaci­ón que alegría. Fue el inesperado cierre para otra noche extensa en el Buenos Aires, con todos los estados de ánimo presentes, pero con la incertidum­bre como última espectador­a.

 ?? Argentina open ?? El momento clave, el movimiento que le generó la lesión al Peque Schwartzma­n en el final del tercer set ante el uruguayo Pablo Cuevas
Argentina open El momento clave, el movimiento que le generó la lesión al Peque Schwartzma­n en el final del tercer set ante el uruguayo Pablo Cuevas
 ?? Argentina open ?? “Nunca sentí algo así, no soy de actuar”, asumió el porteño, en un final dramático y emocionant­e; las semifinale­s, en duda
Argentina open “Nunca sentí algo así, no soy de actuar”, asumió el porteño, en un final dramático y emocionant­e; las semifinale­s, en duda

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