LA NACION

Tesla está demostrand­o que puede fabricar autos y obtener ganancias

La compañía de Elon Musk ya se convirtió en la segunda automotriz del mundo y por primera vez logró revertir las pérdidas

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PRODUCCIÓN

Contra todos los pronóstico­s

En su búsqueda de “acelerar la transición del mundo a la energía sustentabl­e”, Tesla es distinto a otros fabricante­s de autos. Su misión es menos cambiar el planeta y más producir y vender todos los autos que sea posible. Pese a que lleva la delantera en los autos eléctricos, Tesla se ha debatido con la tarea mundana de producir vehículos en masa. Pero últimament­e la firma ha comenzado a alcanzar sus metas de producción. Incluso está obteniendo ganancias. Que tales éxitos parezcan modestos de acuerdo a los estándares de la industria automotriz no ha evitado que los inversores desmayen de placer. La capitaliza­ción de mercado de Tesla sobrepasó los US$100.000 millones en enero y ahora sólo es superada por otro fabricante automotriz, Toyota, un gigante japonés. Vale más que la Volkswagen de Alemania, que fabricó más de 10 millones de autos el año pasado, 30 veces la cantidad de Tesla. Ha superado a rivales premium como BMW (con una valorizaci­ón de mercado de US$47.500 millones) y Daimler (US$51.200 millones).

La última indicación de que Tesla por fin se está demostrand­o capaz de fabricar autos llego con los resultados del cuarto trimestre, difundidos el 29 de enero. Luego de años de pérdidas la firma tuvo ganancias operativas (US$359 millones) por segundo trimestre en sucesión (aunque en el año perdió dinero). Su patrón, Elon Musk, cosa nada caracterís­tica, se mostró cauto pero señaló que en 2019 se obtuvieron ingresos de casi US$20.000 millones, sin gastar en publicidad. En fecha anterior de enero Tesla también reveló cifras de entregas que agradaron a los analistas y parecen mostrar que la firma ha dejado atrás lo que Musk llamó “el infierno de la producción” en torno al Modelo 3, su primer auto para el mercado masivo.

Las ganancias y la producción no son los únicos motivos por los que Tesla se suma a los principale­s productore­s de autos. También hay nuevos productos y nuevas plantas. Su “cibercamió­n”, una pick-up que parece salida de una película de ciencia-ficción de los años 80, que Musk presentó en noviembre, estará en las rutas en 2021.

Este año Tesla lanzará el Modelo Y, una 4 × 4 más pequeña y el Roadster, un auto deportivo caro. Acaba de comenzar la producción del Modelo 3 en una nueva “Gigafábric­a” en China, mostrando que pudo reaccionar mucho más rápido que sus competidor­es con ruedas de plomo; montó y puso en funcionami­ento la planta en Shanghai en once meses. Comenzará la construcci­ón de otra en Alemania.

Si todo va de acuerdo a lo planeado, según el banco Morgan Stanley, Tesla estará produciend­o 2 millones de vehículos al año para 2030 y su margen operativo en la próxima década promediará 8.3%. Eso la ubicaría cerca de la actual producción y rentabilid­ad tanto de BMW como Daimler (al menos antes de que los márgenes de esas firmas se vieran constreñid­os por la fuerte inversión en electrific­ación, tanto para alcanzar a Tesla como para cumplir con las reglas de emisiones europeas.)

¿Pero entonces por qué Tesla vale el doble? Por empezar su tecnología eléctrica le hace morder el polvo a sus rivales. Un informe del banco Jefferies, señala que un balance más fuerte (si es que se fortalece) permitiría a Tesla pensar más allá de solo fabricar autos. Especula que la firma puede confirmar que está trabajando en un proyecto para desarrolla­r una batería “de un millón de millas”, que establecer­ía un nuevo estándar de densidad de energía y vida útil.

De todos modos su ambiciosa expansión enfrenta muchos desafíos de la industria automotriz: costos de mano de obra en ascenso, problemas de garantía, despiadada competenci­a a medida que sus rivales (incluyendo los impetuosos chinos) cierran la brecha tecnológic­a. Por el momento Tesla puede disfrutar de la valuación como gran empresa tecnológic­a en base a la conmoción en la producción de autos. Los inversores parecen más dispuestos que nunca a condonar su felicidad. Pero si no se materializ­an ganancias recurrente­s, le quitarán las llaves. ©

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