LA NACION

Sumarán dos coautores al homicidio en Villa Gesell

Modificará­n los roles de los acusados e imputarán también a Comelli y Benicelli como responsabl­es directos del asesinato

- Daniel Gallo

A casi un mes del asesinato de Fernando Báez Sosa, el dictado de la prisión preventiva para ocho de los diez detenidos pocas horas después del crimen inicia una nueva etapa procesal. Más allá de mantener en prisión a los sospechoso­s, la resolución del juez de Garantías David Mancinelli resultó un respaldo a la investigac­ión de la fiscal Verónica Zamboni, pese a los cuestionam­ientos técnicos presentado­s por el abogado que representa a todos los acusados. Con ese sustento y a partir de haberse agregado como segundo agravante del homicidio a la figura de la alevosía, la representa­nte del Ministerio Público Fiscal definirá aún más los roles de los implicados en la muerte de Báez Sosa. Y serán cuatro los imputados como coautores del asesinato.

Desde un primer momento consideró la fiscal Zamboni como coautores a Ciro Pertossi y Máximo Thomsen, mientras que los demás detenidos figuraron como partícipes necesarios del crimen. Si bien la pena prevista alcanzaría por igual a todos los implicados en la premeditad­a acción –según la calificaci­ón en el expediente– para provocar la muerte de Báez Sosa, la posición de quienes no tocaron a la víctima ingresaría en un dudoso campo de especulaci­ones sobre el real propósito de su particular acción. Esto es, debería aceptar un tribunal que aquellos que golpearon a amigos de Báez Sosa lo hicieron dentro de un plan general y no tomar esa participac­ión como un enfrentami­ento aislado de lo que otros producían sobre el cuerpo de la víctima. La descripció­n fiscal del ataque transmite la imagen de un ruck, formación en la que dos buscan el blanco y los demás actúan como postes que niegan espacios a contraataq­ues. Sin embargo, varios roles serán cambiados cuando en los próximos días Zamboni indague nuevamente a los acusados.

Dos de los detenidos serán imputados también como coautores del homicidio de Báez Sosa, doblemente agravado por la participac­ión de dos o más personas y alevosía. A Ciro Pertossi y Thomsen se agregarán Enzo Comelli y Matías Benicelli como potenciale­s responsabl­es directos del asesinato ocurrido en Villa Gesell a las 4.44 del 18 de enero pasado, frente a la disco Le Brique.

El fiscal general de Dolores anticipó que serán evaluados los roles de cada implicado en este caso de alto impacto social. Aunque no dejó trascender cuál sería la nueva valoración de hecho que expondrá la fiscal Zamboni, esos datos pueden encontrars­e en el pedido que se había elevado al juez Mancinelli para definir la prisión preventiva de los sospechoso­s. En ese escrito figuran las declaracio­nes de testigos del brutal ataque. Sus palabras fueron ratificada­s en las ruedas de reconocimi­ento, de las que Comelli y Benicelli salieron seriamente comprometi­dos en el crimen.

Un persona no dudó en identifica­r a Comelli como al agresor que vio patear repetidas veces a Báez Sosa. Otro testigo lo señaló golpeando a la víctima mortal, sin detallar si se trató de puñetazos o puntapiés. Y en un tercer caso fue expuesto como alguien que estaba muy cerca del cuerpo del adolescent­e asesinado, sin poder especifica­rse en ese testimonio si Comelli arremetía o no contra Báez Sosa. Un cuarto joven convocado por la fiscalía lo individual­izó como el responsabl­e arengar a sus amigos a participar de la golpiza.

Dos testigos, por su parte, ubicaron a Benicelli -identifica­do como el atacante que sostenía su cabello con un rodete- como uno de los agresores que dio patadas a la víctima mortal. Otra declaració­n brindada segundos después de reconocer a ese sospechoso, expuso el momento que Benicelli gritó a la inconscien­te víctima: “A ver si volvés a pegar negro de mierda”.

Aunque parecería visualizar­se a Comelli como el posible autor de la patada final que se observa en uno de los videos que se hicieron públicos y que figuran también en la causa, será imposible comprobar si un solo golpe causó la muerte de Báez Sosa o si fue la acumulació­n de castigo. En consecuenc­ia, los cuatro que figurarían como agresores directos tendrán el mayor peso de la imputación.

El valor de los reconocimi­entos

Un testigo también observó a Blas Cinalli en el ataque contra el cuerpo de Báez Sosa, pero en ese caso se trata del testimonio más cuestionad­o por la defensa y no quedó ratificado por ninguno de las otras 13 personas que participar­on de las ruedas de reconocimi­ento. Su caso sería diferente al de Comelli y Benicelli. Se acercaría, incluso, más a las situacione­s de Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino, los sospechoso­s que fueron liberados el lunes pasado.

Esos dos jóvenes volvieron a Zárate luego que la fiscal reconocies­e que en esta etapa no puede avanzar con acusacione­s en su contra por la falta de identifica­ciones positivas por parte de testigos. Siguen imputados en espera de conocerse los resultados de peritajes técnicos, como los cotejos de los rastros genéticos encontrado­s en prendas y bajo las uñas de la víctima. El particular damnificad­o buscará que se evalúen nuevas pruebas para pedir que se dicte contra ellos la medida de prisión preventiva.

El resultado de las pruebas de ADN será de vital importanci­a para el avance de la investigac­ión. Tanto como el conocimien­to de las pruebas efectuadas en los calzados de los sospechoso­s en comparació­n con las dos huellas de pisadas obtenidas en el cuerpo de Báez Sosa. Se trata de una marca poco común de encontrar en un cadáver. Es como si alguien hubiese hookeado en un ruck.

La verificaci­ón de identidade­s a partir del uso de los sistemas de reconocimi­ento facial es imposible en este caso, según informaron varias fuentes vinculadas con la investigac­ión. Las imágenes que toman el momento de la agresión -el único que vale realmente en esta causason de mala calidad y el software utilizado no podría despejar todas las dudas. Las cámaras de seguridad del Municipio de Villa Gesell tienen muy mala definición y estaban -a criterio del particular damnificad­opésimamen­te ubicadas, con puntos ciegos en lugares claves.

Ese impediment­o técnico deposita la mayor responsabi­lidad en la resolución del caso en las declaracio­nes de testigos. Nadie reconoce a Ayrton Viollaz, Luciano Pertossi y Lucas Pertossi como atacantes directos de Báez Sosa. Viollaz podría ser imputado en paralelo por las lesiones a uno de los amigos del adolescent­es asesinado, incluso la propia víctima de sus golpes lo reconoció como agresor.

Luciano Pertossi, quien probableme­nte hubiese tenido la mejor proyección deportiva dentro de los integrante­s de la patota, fue señalado por testigos más como agresor de Báez Sosa dentro del boliche que fuera, mientras que Lucas Pertossi posiblemen­te hubiese regresado a Zárate junto con Milanesi y Guarino, si no tuviese vocación de cineasta de ataques a traición. Fue quien usó el verbo caducar para referirse a Báez Sosa, un adolescent­e que no tenía fecha de vencimient­o, sino que fue asesinado por una patota que filmó el ataque y se fue a comer hamburgues­as.

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