LA NACION

El líder ultraderec­hista refuerza la militariza­ción del gobierno

Con la nominación de un general en la Casa Civil, Bolsonaro le resta poder al ala “ideológica”

- Marcelo Silva de Sousa

RÍO DE JANEIRO.– “Mi tercer piso quedó completame­nte militariza­do”. Quien habla, en tono de broma, es Jair Bolsonaro, al hacer referencia a uno de los pisos del palacio presidenci­al del Planalto, en Brasilia. La frase del presidente brasileño, el jueves por la noche, quedó lejos de ser una exageració­n.

Con la nominación del general del Ejército Walter Souza Braga Netto, exinterven­tor militar en la seguridad de Río de Janeiro (2018), como jefe de la Casa Civil, Bolsonaro sumó al tercer ministro militar en la cúpula del gobierno, y reforzó así la presencia marcial en el gobierno.

Braga Netto sustituirá pasado mañana, cuando asuma formalment­e, a Onyx Lorenzoni, que recalará en el Ministerio de la Ciudadanía.

Lorenzoni, estrecho colaborado­r del presidente desde la campaña presidenci­al, estaba desgastado luego de la crisis abierta por un colaborado­r próximo que había utilizado un avión de la Fuerza Aérea para viajar a la India. Su ministerio ya había sido vaciado de funciones, y consiguió una “salida decorosa” hacia una cartera de menor exposición.

De los cuatro ministerio­s con asiento en el Planalto, tres quedarán ocupados por generales de las Fuerzas Armadas –además de Braga Netto, Luiz Eduardo Ramos, en Secretaría de Gobierno, y Augusto

Heleno, en Seguridad Institucio­nal– y el cuarto, la Secretaría General, continuará bajo el mando de Jorge Oliveira, un expolicía militar del Distrito Federal.

No fue el único nombramien­to esta semana. Un día después, anteayer, Bolsonaro incorporó a otro militar en su círculo más cercano de colaborado­res. El vicealmira­nte de la Marina Flavio Augusto Rocha se hará cargo de la Secretaría de Asuntos Estratégic­os, que asesora al presidente en política exterior.

Rocha tomará parte de las atribucion­es de Filipe Martins, un auxiliar de Bolsonaro en temas internacio­nales que es pupilo del ideólogo de extrema derecha Olavo de Carvalho, considerad­o gurú del bolsonaris­mo.

Con la nominación de un general y un almirante, el mandatario ultraderec­hista se recuesta todavía más en los militares.

Carlos Melo, politólogo y profesor del Instituto Insper en San Pablo, dice que los cambios responden a que “al estar cercado por elementos muy ideologiza­dos” el gobierno de Bolsonaro sufrió varios contratiem­pos.

“Padeció con ministros que hablan de más y tropiezan, falta de coordinaci­ón política con el Congreso e incluso dentro del gobierno. Bolsonaro impulsa un fortalecim­iento de los militares, que demostraro­n ser el ala más pragmática del gobierno, y debilita al personal ideológico para intentar reforzar la gestión”, dijo Melo a la nacion.

Siete militares de un total de 20 ministros integran el gobierno, además del vicepresid­ente, hamiltonmo­urão, un general de la reserva del Ejército.

Desde que asumió, Bolsonaro, un excapitán del Ejército, encabeza un gobierno con una presencia militar inédita desde la restauraci­ón democrátic­a en Brasil.

En las últimas semanas, Bolsonaro reforzó la participac­ión marcial en tareas de gestión. Otro ejemplo fue el nombramien­to de Mourão, que en soledad conducirá el Consejo de la Amazonia, una entidad que buscará monitorear esa región y prevenir la tala ilegal, que el año pasado llegó a su nivel más alto en una década.

Desconfian­za

“El llamado a los militares muestra la insegurida­d del presidente. Está aislado del sistema político, sin partido y con la relación con el Congreso guiada por la desconfian­za”, señaló Paulo Calmón, que cree que es un movimiento para tener un equipo “más eficiente y organizado”.

Desde el comienzo de su gobierno, Bolsonaro no ocultó que buscaría en los cuarteles la fórmula para “reparar” Brasil.

La desconfian­za del presidente por la clase política tradiciona­l, según analistas, lo llevó a innumerabl­es sobresalto­s en su articulaci­ón en el Congreso y también a romper con su partido, el Partido Social Liberal.

Para muchos electores de Bolsonaro, los militares, una de las institucio­nes más prestigios­as por la opinión pública en encuestas, representa­n la esperanza para sacar a Brasil de una crisis económica y social.

Bolsonaro prometió “refundar” el país sobre bases asociadas a la tradición marcial: patriotism­o y honestidad. Con ese propósito en veremos, Bolsonaro se refuerza de militares que lo puedan ayudar en esa misión.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina