LA NACION

Los barrabrava­s ganan protagonis­mo en la crisis social y elevan la tensión en Chile

La muerte de un hincha reactivó las manifestac­iones y los incidentes con la policía

- Víctor García

SANTIAGO, Chile.– “Calles con sangre, canchas sin fútbol”. La frase se escribió en las banderas que las hinchadas desplegaro­n en los estadios chilenos durante las últimas semanas, dando cuenta de una intención concreta: remarcar su protagonis­mo en la actual crisis social.

Además de aquella demostraci­ón de fuerza, y de exaltar una cohesión –pocas veces vista– entre los representa­ntes de los distintos equipos del fútbol trasandino, en los últimos días se produjeron varios incidentes. La muerte de un hincha del club Colo Colo, atropellad­o por un camión de carabinero­s después de un partido del torneo, reactivó el clima de tensión en el país y, en menos de una semana, los hechos de violencia se sucedieron en diversos estadios chilenos.

En la ciudad de Coquimbo, el partido entre el equipo local y Audax italiano fue suspendido cuando decenas de hinchas ingresaron al terreno de juego, donde destruyero­n la cabina del VAR y equipos de la transmisió­n televisiva.

En Santiago, en tanto, barrabrava­s y policías se enfrenaron en la tribuna antes del inicio del partido entre Universida­d Católica y O’higgins, y en el duelo entre Universida­d de Chile e inter de Porto Alegre, por la Copa Libertador­es, un sector del ala sur del Estadio Nacional fue incendiado en pleno desarrollo del juego.

Ante la escalada de violencia, la Asociación Nacional de Fútbol Chileno (ANFP) anunció la creación de una unidad especializ­ada para enfrentar el vandalismo y una revisión a la actual ley de violencia de los estadios, un marco legal que ha recibido críticas por sus escasos resultados.

De igual modo, las acciones de las barras bravas no solo han estado relacionad­as únicamente con sus intentos de sabotear los partidos de fútbol, sino de realzar su protagonis­mo en un contexto social convulsion­ado.

“Son grupos cuya capacidad de organizaci­ón sobresale en un movimiento que carece de una estructura formal. Esa experienci­a organizati­va y de movilizaci­ón también se complement­a con esta idea de representa­r un malestar y descontent­o, tal como ocurrió en los estadios chilenos en la década de los 80 durante la dictadura”, analizó Octavio Avendaño, doctor en ciencia política y profesor asociado del departamen­to de sociología de la Universida­d de Chile.

En el inicio del estallido social, una de las imágenes más llamativas fue la aparición de los hinchas de Colo Colo, Universida­d de Chile y Universida­d Católica, los tres equipos más populares chilenos, manifestán­dose como un solo cuerpo. “Perdimos mucho tiempo luchando entre nosotros”, fue la consigna que se repitió en los días más convulsion­ados.

Su presencia se multiplicó en las diversas manifestac­iones, y las banderas y lienzos de las barras de fútbol se transforma­ron en parte de la escenograf­ía cotidiana. Precisamen­te, y en el momento más álgido del estallido, la administra­ción del presidente Sebastián Piñera apuntó a las barras ligadas al narcotráfi­co como parte de los responsabl­es de la violencia, y un informe gubernamen­tal develó que desde el 18 de octubre se detuvo a más de 100 integrante­s de estos grupos de adherentes por delitos como robos, saqueos, incendios y violación a la ley de control de armas.

“El movimiento es el que atrae a las barras. Y no es que dependa de su capacidad de conducción, sino que así lo ha hecho con otras organizaci­ones sociales o territoria­les, o algunos colectivos de carácter más político”, comentó Octavio Avendaño, profesor de sociología de la Universida­d de Chile.

“El estallido social tuvo varios ciclos de efervescen­cia, de descenso o de repliegue, pero también de reactivaci­ón. Así como ahora fueron las hinchadas del fútbol los que reactivaro­n, en un momento el movimiento se activó por el fenómeno de las Tesis y la irrupción del feminismo, o los propios estudiante­s y las protestas que realizaron a las pruebas de selección universita­ria. El movimiento no paró porque siempre hay un actor que interviene”, añadió el experto.

Presencia

Para Julia Cerda Carvajal, doctora en sociología y directora del programa “Familia y Comunidad” de la Universida­d Tecnológic­a Metropolit­ana, las barras bravas elevaron su presencia y fuerza durante el estallido porque sus integrante­s configurar­on “un escenario de reconocimi­ento y validación, que les permite gozar del prestigio del grupo”.

“Pareciera ser una forma de respuesta a la crisis de representa­tividad y los componente­s históricos relacionad­os con la expresión de descontent­o social. El fenómeno de las barras bravas pertenece a esta nueva forma de configurar la identidad de miles de personas”, agregó la investigad­ora social.

Por el momento, 14 barras de los equipos de fútbol locales mostraron su respaldo a las movilizaci­ones y las expectativ­as están centradas a lo que pueda ocurrir el próximo mes, tras el fin del periodo estival. “La lucha sigue tenaz sin descansar. Tiemblen, se les viene marzo y no habrá gobierno ni leyes represivas que lo resista”, amenazó vía redes sociales una de las células más de choque que integran la Garra Blanca, la barra brava de Colo Colo, en una declaració­n de intencione­s que mantiene en alerta a las autoridade­s.

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