Evo Morales y un peligroso instrumento
En recientes declaraciones públicas realizadas en nuestro país, poco antes de trasladarse a cuba, el autoritario expresidente Evo Morales sostuvo que desearía implementar en Bolivia el modelo de las llamadas “milicias chavistas”, a las que se refirió como “milicias populares”.
Se refería a una fuerza paramilitar venezolana, ideada por Hugo chávez, integrada hoy por nada menos que un millón de personas. Un contingente de magnitud que nicolás Maduro aspira a duplicar y amalgamar con el resto de las Fuerzas armadas del país caribeño.
Pertenecer a ellas es una suerte de “privilegio político” que abre el camino hacia la recepción de beneficios sociales que, de otra manera, suelen ser inaccesibles.
nadie es responsable de lo que esas opresivas “milicias”, sin jefes visibles, hacen o dejan de hacer. Y, a sus evidentes tareas de intimidación, como la recientemente sufrida por el propio líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó, al regresar a su país, se agregan las de espionaje social y delación constante, que permiten al régimen comunista de Venezuela detectar fácilmente a los opositores, en todos los niveles y rincones sociales.
Para tratar de justificar su muy peligrosa propuesta, Morales evoca algunos mecanismos de “seguridad interna” que en algún momento fueron utilizados por comunidades indígenas de su país. Esas tan poco comunes fuerzas de seguridad, que en rigor son otro claro y opresor brazo armado de los autoritarismos, trabajan hoy presuntamente en paralelo con las Fuerzas armadas regulares venezolanas y hasta desfilan, codo a codo, con ellas.
Morales, queda claro, ya no intenta siquiera disimular la verdadera naturaleza autoritaria de sus nada democráticas convicciones políticas.